«Nos han arrancado nueve meses de nuestras vidas»
«Comimos y dormimos como ellos, pero no cambia la naturaleza de lo que era, un secuestro», afirmó Vilalta a su llegada a Barcelona con su compañero Pascual
JANOT GUIL
Doscientos sesenta y ocho días después, a la 1.20 de la madrugada, aterrizaba en el aeropuerto de El Prat de Barcelona el Falcon de la Fuerza Aérea Española procedente de Burkina Faso que traía de vuelta a casa a Albert Vilalta y Roque Pascual, ... los cooperantes de la ONG Barcelona Acción Solidaria secuestrados durante casi nueve meses por Al Qaida del Magreb Islámico.
Tras ser recibidos en una sala del aeródromo por sus familiares, Vilalta y Pascual, que ya viajaron en el avión del ejército español con sus esposas, con Mónica e Isabel, se dirigieron al encuentro con los periodistas y con las decenas de compañeros de la ONG que fueron a recibirles de madrugada con una pancarta que rezaba «Benvinguts» (bienvenidos, en catalán). También acudió a la cita Alicia Gámez , compañera de cautiverio hasta que fue liberada el pasado enero . Y autoridades, como el presidente de la Generalitat, José Montilla , el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu , o su homóloga de Santa Coloma, Núria Parlón , entre otros.
Visiblemente emocionado y cansado, ayudado de una muleta para sobrellevar la cojera que le produjeron los impactos de bala sufridos en una pierna el día del secuestro, Vilalta fue el primero en hablar. « Comimos como ellos, dormimos como ellos y vivimos como ellos . Pero ellos estaban acostumbrados a la vida en el desierto; nosotros no. Nos trataron correctamente, pero era un secuestro. Nos habían arrancado de nuestras vidas, de nuestra familia», señaló. Luego, definió el secuestro de «muy, muy duro» y hasta de «salvaje».
El cooperante agradeció las manifestaciones de apoyo durante estos nueve meses, y aseguró que «nos ayudaron a continuar». Dedicó loas al Gobierno –«Nos consta que el Gobierno español ha hecho un gran esfuerzo diplómatico y estamos orgullosos de él»—y acabó con un recuerdo para su familia, sus tres hijos y sus padres.
Más entero en su discurso, aunque de aspecto demacrado –«he perdido 12 kilos», confesó- a Vilalta le sucedió Pascual, al que acompañaba a su lado su madre.. «Estamos bien», dijo, y agradeció también el apoyo popular y de las autoridades.
«Intentaré devolveros el disgusto tan grande que os he dado», clamó dirigiéndose a su familia, amigos y empleados de su empresa allí presentes. Y al final, antes de irse, agarró de nuevo el micro y advirtió: «Ahora nos vamos de vacaciones un par de semanas. Tranquilos, que a la vuelta ya hablaremos». . No serán vacaciones en Mauritania, seguro.
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