Un 'suicidio' en Gerona y un asesinato en Alicante: otras muertes misteriosas más allá del caso Portnov
Antes del asesinato de este miércoles, los rusos Serguéi Protosenya y Maxim Kuzmínov ya fueron ejecutados en España
Asesinan a tiros al político y abogado ucraniano Andriy Portnov a las puertas del colegio de sus hijas en Pozuelo

Cuando los padres de los alumnos del Colegio Americano del municipio madrileño Pozuelo de Alarcón llevaban a sus hijos a la escuela este miércoles, en una soleada mañana de mayo, no podían sospechar la tragedia que estaba a punto de desatarse en las inmediaciones del centro. En torno a las 9.15 horas, varios disparos anticipaban la negra jornada que se cernía sobre el número 3 de la calle América de la localidad.
El objetivo de los tiros, fallecido en el acto, era Andréi Portnov, de nacionalidad ucraniana. Afincado ahora en España, fue en su día jefe de gabinete adjunto del expresidente ucraniano prorruso, Viktor Yanukovich, a quien la llamada revolución del Euromaidan obligó a abandonar su cargo hace once años. Abogado de profesión, fue objetivo de sanciones por parte de la Unión Europea entre 2014 y 2015 por apropiación indebida de fondos públicos y violaciones de Derechos Humanos, así como de Estados Unidos.
Fuentes policiales indican que Portnov, de 52 años, recibió tres impactos de balas en la cabeza y espalda cuando iba a subir a su coche, de la marca Mercedes, tras dejar a sus hijos en la escuela, aunque testigos presenciales aseguran que escucharon más detonaciones. Las autoridades no descartan ninguna hipótesis, si bien la investigación se centra en dar con el paradero de al menos dos personas que, tras el tiroteo, huyeron de las inmediaciones del Colegio Americano por una zona boscosa.
El piloto ruso Maxim Kuzmínov
Sin embargo, no es la primera ejecución en extrañas circunstancias en España de un ciudadano originario de una de las dos potencias involucradas en la guerra en el este de Europa. En febrero del año pasado, Maxim Kuzmínov, el piloto ruso que desertó y aterrizó su helicóptero en Járkov (Ucrania), fue hallado muerto en el garaje de su casa en la localidad alicantina de Villajoyosa.
El joven, de 28 años, había sido acribillado a balazos en la rampa del garaje de la urbanización de La Cala y, según testigos presenciales, posteriormente el vehículo en el que huyeron los asesinos pasó por encima del cuerpo. Cerca de su domicilio, se encontró después un coche calcinado, supuestamente el empleado por los responsables del crimen.
El reconocimiento del cadáver de Kuzminov no se produjo de forma inmediata, pues la documentación encontrada junto al cuerpo correspondía a un individuo de 33 años de nacionalidad ucraniana. Al parecer, el joven vivía de manera discreta en el municipio alicantino con una identidad falsa después de haber desertado del Ejército ruso en plena guerra con Ucrania.
En agosto de 2023, el piloto ruso recorrió casi 100 kilómetros desde que salió de su país en un helicóptero Mi-8 hasta que aterrizó en un helipuerto de la ciudad de Járkov tras pactar su deserción con las autoridades de Kiev. La operación fue orquestada durante unos seis meses por la inteligencia ucraniana y, posteriormente, fue gratificado con medio millón de dólares.
El multimillonario Serguéi Protosenya
Un par de años antes, cuando apenas se cumplían dos meses de conflicto en tierras ucranianas, una imagen dantesca golpeó las retinas de los policías que accedieron a una vivienda de Lloret de Mar (Gerona). Nada más rebasar el umbral del chalet, los agentes encontraron los cadáveres Natalia Protosenya y de su hija, Maria, cosidos a puñaladas y hachazos.
Al adentrarse en el domicilio, la Policía localizó al presunto homicida: lo hallaron muerto, colgado de una soga en el jardín. Se trataba de Serguéi Protosenya, un multimillonario ruso, ingeniero y economista, ocupó entre 2002 y 2014 el puesto de de jefe de contabilidad de la empresa y llegó a acumular una fortuna de 440 millones de euros en 2011.
La escena del crimen a la que se enfrentaron los investigadores era de una violencia sobrecogedora. Allí encontraron tanto un cuchillos como un hacha, supuestamente utilizados por el padre de familia para acabar con su hija y su mujer, cuyos cuerpos estaban cubiertos de sangre. Ahora bien, el cadáver de Serguéi Protosenya estaba impoluto.
Aficionados al golf y muy activos en redes sociales, formaban parte de la muy nutrida comunidad rusa de la Costa Brava, con predilección por la localidad de Lloret. Hace más de diez años, habían adquirido la lujosa residencia de la urbanización Aiguablava, una mansión con piscina, pista de tenis y unos jardines muy bien cuidados, además de un garaje donde guardaban hasta media docena de coches de alta gama.
Los tres fallecidos afincados en Lloret pasaron a engrosar, como Kuzmínov después y Portnov ahora, la larga lista de misteriosas muertes registradas desde el inicio de la guerra de Ucrania, donde se cuentan cerca de 30 empresarios y oligarcas rusos.
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