Sergio Fidalgo: «La amnistía es una humillación para los catalanes que fuimos oprimidos durante el 'procés'»

¿Por qué el 'flipando' del título, cuando lo que hubo fue mucha tensión?

Está claro que el intento de golpe de Estado separatista ha destrozado la convivencia en Cataluña. Pero lo que se ha vivido durante los últimos doce años de Cataluña no ha sido un drama puro y duro, también ha tenido detalles entre ridículos y cómicos. Y en el libro muestro, a base de testimonios y hechos reales, esta mezcla de tragedia y frikismo.

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¿Es necesario otro libro sobre el 'procés'?

Pedro Sánchez, con el apoyo entusiasta del PSC, está vendiendo el falso relato del «pasar página» y el «reencuentro entre catalanes» para justificar una amnistía que es una humillación para los que defendemos la legalidad constitucional. Por esta razón hay que hablar de todo lo que hemos vivido, para que no se imponga el silencio. La amnistía es una humillación para los catalanes que fuimos oprimidos durante el 'procés'.

Salvador Illa, líder del PSC y ganador de las elecciones del 12 de mayo, dice que el 'procés' acabó...

Pura propaganda para atar los votos separatistas en el Congreso. Yo veo que los padres que quieren que sus hijos reciban enseñanza en castellano ven sus derechos vulnerados. Veo que los socialistas despiden a trabajadores en el Ayuntamiento de Barcelona por no tener un título de catalán, entre ellos a cocineros o clarinetistas. Veo que en TV3 se sigue hablando de «exiliados» cuando se refieren a dirigentes separatistas que han cometido delitos.

Además de anécdotas, en el libro también aparecen personas que se han significado a favor de la Constitución en Cataluña.

Sí. Por ejemplo, a Antonio Robles describiendo una situación en la Barcelona de los años ochenta que es digna de la dictadura castrista. A Ignacia de Pano encontrando ilusión, cuando el golpe de Estado separatista parecía imparable, en un pequeño detalle. A Miquel Giménez cantando la caña a los separatistas, sin cortarse. A Albert Boadella narrando el acoso que ha sufrido en su casa. O a José María Fuster-Fabra narrando el escrache más curioso que ha vivido.

¿Cree que el «ho tornarem a fer» («lo volveremos a hacer») que defienden los independentistas es una amenaza o pura retórica?

Un golpista, si es incentivado para ello, volverá a dar un golpe de Estado. A los golpistas secesionistas les ha salido gratis. Se les ha indultado y amnistiado sin que hayan pedido perdón. No solo se han negado a reparar el daño causado, moral y económico, a millones de catalanes no separatistas, es que ni siquiera han pedido disculpas. Han ganado el pulso al Estado, cuando estaban derrotados y todo gracias a la cobardía de Sánchez. Claro que lo volverán a intentar. Ya tienen experiencia y aprenderán de los errores cometidos en octubre de 2017.

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¿Entonces, no hay nada que hacer?

Hay esperanza, y vamos a ganar, pero hay que ponerse ya manos a la obra. El separatismo no controla del todo la sociedad catalana, hay focos de resistencia y sus intentos de implantar el monolingüismo en catalán están fracasando. Además, en las elecciones del 12 de mayo los diputados de la resistencia al separatismo pasaron de 20 (Vox, CS y PP) a 26 (PP y Vox). El fanatismo no se impondrá, porque la sociedad catalana está reaccionando, el problema es que con el aliento y los recursos que inyecta Pedro Sánchez y el PSC al separatismo la tarea es mucho más difícil.

¿Y qué cree que hace falta para ganar esta batalla política?

De entrada, nos conformamos con que el Gobierno de España no alimente a los que quieren acabar con nuestra Nación, de ahí la necesidad de conseguir que las urnas desalojen del poder a Pedro Sánchez y sus aliados. Luego, necesitamos que el resto de españoles nos presten su aliento moral y su apoyo económico a los que formamos la resistencia, porque tenemos que revertir el proyecto de ingeniería social que el nacionalismo lleva impulsando desde 1980.