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Seis históricos dirigentes de ETA irán a juicio por el asesinato del empresario Francisco Arratibel

La Audiencia Nacional confirma el procesamiento de Kantauri, Iñaki de Rentería, Mikel Antza, Anboto, Txapote y Amaia por el crimen cometido en 1997

Txapote, en un juicio
Isabel Vega

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La Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha confirmado en sus términos el auto de la juez María Tardón que procesó en julio a seis históricos dirigentes de la banda terrorista ETA por uno de los más de 300 crímenes que siguen sin resolver, la ejecución del empresario Francisco Arratiel, en 1997, de un tiro en la nuca.

En un auto notificado este miércoles, los magistrados rechazan que el crimen haya prescrito y no se pueda por tanto perseguir, como alegaban los recursos de Mikel Albisu (alias ‘Mikel Antza’), Ignacio Miguel Gracia Arregui (Iñaki de Rentería), Soledad Iparraguirre (Antboto) y José Javier Arizcuren Ruiz (Kantauri), a los que se habían sumado las defensas de Xabier García Gaztelu (Txapote) e Irantzu Gallastegui (Amaia).

Para la Sala, dado que la causa se reabrió en noviembre de 2013 «tras la aparición de nuevas evidencias» y ha continuado hasta el auto de procesamiento «sin solución de continuidad», se habría interrumpido el plazo de prescripción de 20 años que fija la legislación para perseguir este tipo de delitos. Y, en todo caso, «no se manifiesta con la claridad» que exige la doctrina del Tribunal Supremo que el asunto haya caducado. Tendrán que volver a alegarlo cuando, llegado el día, arranque el juicio con el trámite de cuestiones previas.

Los magistrados indican además que ni las acusaciones ni las defensas han incluido los autos del sumario que apoyan sus argumentos a favor o en contra de la prescripción, detalle que tienen muy presente al tomar su decisión, que va en línea con el criterio que había defendido la Fiscalía, favorable a llevar el caso a juicio.

Se desestiman así las alegaciones de prescripción y se confirma ese auto de procesamiento que ponía fin a la investigación con la conclusión de que los seis participaron de un modo u otro en aquel atentado, ya fuese en la ejecución material del crimen, como se atribuye a Txapote y Amaia en el contexto de su pertenencia al comando Donosti, ya fuese en la responsabilidad de la misma, lo que se imputa a Kantauri, Iñaki de Rentería, Anboto, y Mikel Antza, en tanto que integrantes entonces del comité ejecutivo de ETA. Según declaró un etarra como testigo protegido en la Audiencia Nacional, en esa época, la ‘zuba’ o cúpula de la banda terrorista ordenaba asesinatos «selectivos».

El de Arratibel es uno de los más de 300 crímenes de ETA que quedan sin resolver. Fue ejecutado de un tiro en la nuca el 11 de febrero de 1997 en Tolosa (Guipúzcoa), se presume que por Amaia y Txapote, que habría intentado ocultarse tras una peluca y un bigote. Tenía en ese momento 44 años, era dueño de la empresa Master Catering y llevaba tiempo en el punto de mira.

De hecho, cuando tenía 19 años recibió un tiro en una pierna al forcejear con uno de los etarras que intentó secuestrar a su padre como represalia por no plegarse al mal llamado impuesto revolucionario, según recoge la Fundación Víctimas del Terrorismo. Años más tarde, Arratibel participaría como mediador en el rescate de Emiliano Revilla, lo que le situó en la diana. Un año antes de la ejecución, los terroristas habían intentado asesinarle mediante la colocación de una bomba a la puerta de su empresa. No llegó a explosionar por un fallo eléctrico.

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