Santiago Sánchez llega a España tras ser liberado en Irán: «Llevo 15 meses con una posible sentencia a muerte»

«No sabemos lo afortunados que somos por haber nacido en España», afirma el joven aventurero, más delgado pero con una sonrisa imborrable. «Llevo quince meses con una posible sentencia a muerte, comiéndome los dedos, pero guardar odio y rencor no es bueno, yo me he dado cuenta de que hay que desaprender muchas cosas. El daño es para mí y no me lo va a quitar nadie, pero voy a utilizarlo para ayudar a los demás«, afirma el joven, que ha pedido tiempo para estar con su familia y con sus amigos.

No se ha olvidado de dar las gracias al embajador de España en Irán, Ángel Losada, que le invitó a pasar el fin de año con su familia, y quien no se ha separado de él hasta que no ha cogido el avión que, con escala en Dubai, le ha traído de vuelta a casa. «Es un fenómeno. Sin él no estaría aquí, supongo que lo verá, así que gracias en mayúsculas. Es probable que vuelva a Irán«, añadía exultante después de que sus amigos le paseasen a hombros por la terminal.

Entre risas y abrazos, como un turista cualquiera, Pambu (como le llaman sus amigos), se ha puesto a repartir regalos entre los suyos, objetos de madera que ha estado haciendo en un taller en la cárcel de Evin. De hecho, otra de las primeras cosas que ha hecho al llegar ha sido leer una carta que le ha dado uno de los presos más antiguos de Evin: «Aprobaste el examen de paciencia con tu fuerza interior, sin fallar un solo día. Después de 17 años aquí, nadie me ha sorprendido tanto como tú. Has aprobado el examen de la vida. El pueblo iraní te quiere«, leía emocionado el joven, que vestía una camiseta con el nombre de Pablo Navascués y un pantalón de chándal de la selección española, a la que iba a animar a Qatar en el viaje solidario que se truncó en el Kurdistán iraní.

Minutos antes de que se desbordase la emoción en la terminal, a las 12.30 horas, la madre de Santi, Celia, visiblemente emocionada, agradecía también a la Embajada de España en Irán y al Gobierno todo su apoyo: «El embajador se ha portado como un padre. Ha hecho lo posible y lo imposible. Es un ser extraordinario. Estamos convencidos que si no es por él, mi hijo no sale durante años«, afirmaba. De hecho, ha revelado, la próxima audiencia con el juez estaba prevista para 2025.

Pese a la incertidumbre, la familia siempre ha mantenido la esperanza. El deporte y la lectura, explica, le han dado fuerzas para seguir adelante. Hoy, para celebrar el reencuentro, Celia ha preparado verduras, una de la comidas favoritas de Santi, y pescado, «que no ha comido mucho por allí«.

Más de 400 días han tenido que pasar para que acabase el tormento de Santiago Sánchez Cogedor. El madrileño fue encarcelado en octubre de 2022, después de ser detenido en Saquez, cerca de la tumba de Mahsa Amini, la joven de 22 años que murió tras ser arrestada por llevar mal colocado el velo. La Embajada de Irán en Madrid anunció en Nochevieja que el aventurero alcalaíno, que fue encarcelado tras ser detenido en octubre de 2022 cerca de la tumba de Mahsa Amini -la joven de 22 años que murió bajo arresto por llevar mal colocado el velo-, había sido liberado «en el marco de relaciones amistosas entre los dos países y en cumplimiento de las leyes».

Hace poco más de un mes, el propio Pambu (como le llaman sus 'hermanos') comunicó a sus allegados que acababa de tener «una audiencia en la que le concedían la libertad». «Dijeron que había pruebas de que le habían engañado, que si quería emprender acciones legales para descubrir a los culpables. Pero él dijo que no, que sólo quería regresar a casa», relata José Félix Ramajo, uno de sus amigos.

Desde España, sus allegados no han parado de apoyar al aventurero español, «un inocente» que había salido de Madrid en enero de 2022 para emprender un viaje solidario a pie de más de 6.000 kilómetros con destino a Qatar, donde se disputó el Mundial de Fútbol en 2022. El 1 de octubre del año pasado, cuando llevaba un año en prisión, unos 50 familiares y amigos organizaron una concentración silenciosa frente a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores para exigir la liberación de este madrileño. «Si alguien está escuchando estas palabras que se imagine que esto le puede pasar a él, porque yo soy un turista, no soy ni espía ni terrorista», reivindicaba en un mensaje telefónico Sánchez Cogedor. Es un inocente que ya está en casa