Sánchez sale del búnker y se vuelve
ACOTACIONES DE UN OYENTE
Cómo es posible que sus diputados acepten sin más la humillación diaria de aplaudir con fervor a un tronista mal maquillado
Sánchez defiende al fiscal general procesado con su Gobierno sitiado por los casos de corrupción
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Apareció Sánchez en el hemiciclo como aparece un adolescente por el salón de casa tras haber llegado tarde y con tres suspensos en el bolsillo, fingiendo que no pasa nada, sonriendo a un punto fijo en el cielo como los niños de los libros de ... religión y sobreactuando esa pose de inocencia que la vida reserva a los culpables.
El presidente estaba moreno; pero no era un moreno Doñana ni un moreno La Mareta sino más bien un moreno-Moncloa, un moreno de la carretera de La Coruña, un moreno de haberse pasado el domingo tomando el sol en los jardines de su palacio tras haber hecho una paella a los amigos y contarles que, según José Luis, si no lleva caracoles ni garrofó, no es paella sino 'arroz con cosas'. Suspiraría entonces, recordando los tiempos del Peugeot y aquellas noches en la casa de Valencia, hoy tomada por un doble de Tony Soprano, cuando ambos soñaban en compaginar su pasión por el progreso y por el hampa.
Todo esto lo suponía viendo el color de su rostro, pero quizá simplemente haya estado paseando por los jardines -tiene pinta de haber flamencos rosas y palmeras con luces LED- para huir de la claustrofobia de quien sabe que no puede salir a la calle sin que la vida le enfrente a su espejo.
Aunque, hablando de espejos, lo más posible es que solo estuviera mal maquillado. Porque, en realidad, el presidente no estaba moreno sino naranja, ese naranja triste que la biología ha elegido para que distingamos a los populistas y a los seguidores de la selección holandesa. Así que el presidente se sentó en su escaño para no responder a ni una sola pregunta y para culpar a Feijóo de todo lo que Feijóo le había reprochado previamente a él, en un ejercicio que -siguiendo la línea conceptual- Sánchez bautizó 'como de espejo' pero que, en realidad, es solo hipocresía. Porque la acción en espejo requiere empatía. Y de eso no gastamos.
En cualquier caso, al presidente solo le faltó decir «me rebota y en tu culo explota» y hay momentos en los que uno se pregunta cómo ha podido llegar hasta ahí una persona con ese perfil de 'reality show'. Pero, sobre todo, cómo es posible que sus diputados acepten sin más la humillación diaria de aplaudir con fervor a un tronista mal maquillado.
En cuanto a la sesión de control, el PP echó en cara al Gobierno la corrupción y el olor a pescado podrido mientras que los ministros, como niños de un coro, repetían los mismos datos triunfalistas del argumentario. Se observa, por cierto, que, en ese argumentario, hay orden de minar el liderazgo de Feijóo y de atacarle personalmente en vísperas del Congreso, que, en una línea de sofisticación intelectual nivel Nebot, denominan el cónclave. Pero el rostro de Feijóo parece haber pasado del hieratismo al despiporre y no es para menos viendo lo que tiene enfrente. Aunque tuvo momentos de dureza: «Usted está alterando la convivencia. Es un verdadero peligro para la democracia. Lo que hace es trágico para nuestro país y lo vamos a parar». Por lo demás, los rifirrafes clásicos de unos Montero, Marlaska y Bolaños -saludos al 'clipping'- crepusculares y, sobre todo, de una Pilar Alegría cuyo nivel, más que para la alta política, parece encajar con 'La familia de la tele'.
Mención a los diputados de Podemos, partiéndose de risa al escuchar a Noelia Núñez llamar a Yolanda Díaz traidora, sostenedora de corruptos, habitante de la cloaca, aplaudidora de hombres que pagan a prostitutas y recordarle que si Sánchez no va a dar explicaciones por el caso 'fontanera' es porque ella lo ha impedido. Para rematar, le acusó de estar preocupada únicamente por «el número que va a ocupar en las listas del PSOE». A Podemos solo les faltó aplaudir.
Y a Sánchez supongo que también, porque en ese momento aprovechó para irse al búnker a esconderse, dejando solos a los suyos, y quiero pensar que a hacer una barbacoa con su camiseta de tirantes mientras se canta a sí mismo delante del espejo lo de la Potra Salvaje. O lo de la diva valiente, poderosa. Que viene a ser lo mismo.
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