Sánchez pasa sin pena ni gloria por la cumbre de la OTAN
Mantuvo solo tres bilaterales y no sumó ningún aliado a su proyecto de equiparar Israel a Rusia
Sánchez llegó a la cumbre con España a la cola de gasto en defensa
Washington
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Iniciar sesiónSe mide el éxito de una cumbre de líderes mundiales no sólo por los encorsetados plenarios, sino por lo que sucede en los pasillos, las alianzas que se tejen, los acuerdos que se alcanzan y los compromisos que se adquieren. Y en la cumbre de los 75 años de la OTAN ... que tuvo lugar entre el 9 y el 11 de julio en Washington, la actividad en las entretelas fue febril para asegurar el éxito de los objetivos planteados por cada nación y encontrar puntos en común que fortalezcan la alianza en estos tiempos de incertidumbre global.
El flamante primer ministro británico, Keir Starmer, se vio con tantos homólogos como pudo. Estuvo a solas con Joe Biden, al igual que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Hubo encuentros entre los mandatarios turco, italiano, húngaro y griego. El coreano Yoon Suk Yeol, invitado como observador, tuvo 10 bilaterales. Pero al gran organizador de la anterior cumbre de la OTAN le quedó una agenda despejada, falto de reuniones de enjundia, incapaz de sumar una sola voz a lo que trajo a Washington como su gran proyecto.
Pedro Sánchez, que en una comparecencia pública se presentó como «un presidente progresista» y no tuvo reparos en insertarse en la carrera electoral estadounidense para apoyar a Biden y decir que lo prefiere a Donald Trump, sólo pudo agendarse tres bilaterales: con sus homólogos de Noruega, Montenegro y Nueva Zelanda, que era un país invitado como observador porque una jornada se armó para explorar defensa mutua en el Pacífico y el Índico.
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David Alandete | Corresponsal en Washington
Escaso gasto en defensa
En estas cumbres suele ser de recibo homenajear al anfitrión anterior. En la más reciente Cumbre de las Américas, que Biden organizó en Los Ángeles en 2022, el presidente de Perú, Pedro Castillo, tuvo una breve alocución para dar formalmente el relevo a EE.UU., tras haber organizado el encuentro en 2018. En esta ocasión, Sánchez, anfitrión de la cumbre de la OTAN en Madrid en 2022, estuvo en todos los foros comunes, participó en todos los plenarios, tomó la palabra cuando le correspondía, pero de España se hablaba principalmente por su escaso gasto en defensa.
De hecho, llegó y se fue la delegación española como el socio de toda la OTAN que menos porcentaje de su Producto Interior Bruto invierte en defensa, un 1,28%. Preguntado por este diario, el portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, John Kirby, dijo que en general los socios que menos invierten, en especial España y Canadá, han prometido hacer un mayor esfuerzo y con eso, de momento basta. Habrá que ver cómo llegan a próximas cumbres.
'Financial Times' preguntaba «¿Por qué España es el más rezagado de la OTAN en el gasto en defensa?»
Los corresponsales que acompañamos a Sánchez en su visita podríamos haber preguntado por este compromiso, pero el presidente del Gobierno sólo compareció para aceptar tres preguntas durante algo más de 10 minutos, respondiendo sólo a tres periodistas, dos de medios públicos, y dedicándose sobre todo a valorar la salida de Vox de los gobiernos regionales. El equipo del presidente le llevaba más protegido incluso que a Biden, que tuvo una rueda de prensa de casi una hora y más bilaterales y actos abiertos a reporteros.
Como aperitivo de esa discreta visita de Sánchez, el influyente diario «Financial Times» publicó una muy comentada nota que preguntaba: «¿Por qué España es el más rezagado de la OTAN en el gasto en defensa?». Entre las razones que daba el «Times», que no hay defensores del gasto militar en la política nacional. Incluso los líderes de la oposición, decía, se centran más en otros aspectos, como los salarios para las fuerzas armadas.
Era evidente que el socio que menos invierte venía además a Washington con unas prioridades incómodas para otros aliados, en especial para el anfitrión. Decidió Sánchez, e insistió en ello, que su papel era el de la voz de la conciencia del conflicto entre Israel y Hamás. A cada paso, a puerta cerrada y en ponencias en abierto, dijo el presidente del Gobierno que el futuro de la OTAN no será bueno si no se trata a Israel del mismo modo que se trata a Rusia en los dos conflictos que tienen abiertos.
Prioridades incómodas
Según dijo Sánchez en un foro paralelo a la cumbre, «si le decimos a nuestro pueblo que apoyamos a Ucrania porque estamos defendiendo el derecho internacional, es lo mismo que tenemos que hacer con Gaza y la guerra que ahora estamos presenciando en Oriente Próximo. Debemos respaldar el derecho internacional, especialmente el derecho internacional humanitario».
Fue controvertida la decisión de asistir a una cumbre de la OTAN centrada en apoyar a Ucrania, que ha sufrido una invasión injustificada por parte de Rusia con medio millón de muertos, para compararla con la guerra entre Israel y Hamás en Gaza, que ha causado casi 40.000 víctimas civiles tras el ataque palestino a civiles israelíes.
Sánchez no logró que un solo país se sumara a sus peticiones de una cumbre de paz y de un reconocimiento unilateral a Palestina. Su equipo se perdió en un galimatías de supuesta simpatía a su idea de que la OTAN no debería tener dobles raseros, trató de que la prensa se hiciera eco de esa buena recepción, pero no hubo una sola postura oficial en otra delegación que dijera que las palabras de Sánchez eran bienvenidas.
Sí, sus palabras sobre el doble rasero tuvieron eco en medios internacionales, en especial aquellos más cercanos a la causa palestina, como el catarí Al Yazira o la propaganda iraní de Press TV. Pero lo cierto es que el paso de España por esta cumbre fue notable por su falta de apoyo y su incapacidad para influir en el debate. Una de sus bilaterales fue con Noruega, un país que se sumó con Irlanda al reconocimiento unilateral de Palestina y no debía ser convencido de nada. Por lo demás, no es que Montenegro y Nueva Zelanda, dos naciones muy respetables pero pequeñas, tengan un peso desmedido en la Alianza y en la escena mundial.
Es muy probable, de hecho, que hasta el paso del presidente Sánchez por esta cumbre tenga un precio para España a medio plazo. No es común hacer una defensa abierta de un candidato en campaña electoral, por mucho que este sea el presidente. Sánchez, preguntado por si vio a Biden bien entre rumores de un grave declive, quiso recalcar que lo prefiere a Trump.
Este último es el favorito en las encuestas de cara a las elecciones de noviembre, y ya tuvo en sus años de presidente sus más y sus menos con España e Italia por sus demoras en subir el porcentaje de gasto al 2% del PIB. Sánchez ha dicho que no podrá hacerlo hasta 2029, y eso, en caso de que Trump vuelva al Despacho Oval, bien puede ser un nuevo punto de discordia para la relación trasatlántica.
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