Sánchez fuerza la máquina para ser investido

El jefe del Ejecutivo en funciones asegura que el resultado electoral del pasado 23 de julio ha dejado claro que «quienes proponen la derogación y el retroceso no son mayoría», en alusión al Partido Popular (PP) y Vox, y que «por tanto España puede seguir creciendo y creando empleo, al tiempo que avanzamos en derechos sociales». Hasta ahora, la estrategia de Sánchez era, en términos deportivos, dormir el partido hasta la constitución de las Cortes, pero la pérdida de un escaño en favor del PP en Madrid le ha hecho reaccionar y forzar la máquina para ser investido, mientras que antes el PSOE parecía dispuesto incluso a que Feijóo se presentase a una investidura fallida.

En la reunión de la Ejecutiva Federal del 24 de julio, al día siguiente de las elecciones, les dijo a sus compañeros, literalmente, según fuentes conocedoras de la reunión, que los españoles se merecían ahora «descansar», algo que extendió al grueso de sus colaboradores, y que «la democracia» encontraría la fórmula de la gobernabilidad.

Apenas siete días después, Sánchez ha hecho un parón en su propio descanso veraniego para grabar el mencionado vídeo este mismo lunes por la mañana en la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid, tal y como confirman fuentes de su equipo.

En un video de menos de dos minutos de duración, Sánchez comienza diciendo que «hasta hace unos días había una pregunta en el aire», la de si «España continúa avanzando, o son mayoría los que respaldan el retroceso que proponen el PP y Vox». El líder socialista asegura que el «pronunciamiento» en las urnas en contra de eso ha sido posible «gracias al esfuerzo de decenas de miles de militantes y simpatizantes socialistas», así como a la «colaboración de los casi ocho millones de ciudadanos que votaron al Partido Socialista», a los que vuelve a manifestar su agradecimiento.

Sánchez argumenta que «la legislatura pasada estuvo marcada por las adversidades derivadas de la pandemia y de la guerra en Ucrania, así como de otros contratiempos y calamidades. Y les hicimos frente y movilizamos cielo y tierra para proteger empleos y empresas, salarios y pensiones».

Y a continuación esboza la que podría ser una hoja de ruta de su tercer Gobierno -después del que encabezó en solitario tras la moción de censura de 2018 y el de coalición con Podemos formado después de las elecciones de noviembre de 2019- centrada, explica, en «consolidar el crecimiento económico, reindustrializar España con el concurso de los fondos europeos», o en «crear más y mejores empleos, hasta alcanzar el umbral del pleno empleo», así como «reforzar nuestro estado del bienestar».

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El líder socialista asegura además, en un claro guiño a sus potenciales aliados nacionalistas e independentistas, que en esa eventual legislatura «podemos continuar el apasionante camino hacia la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres; podemos hacer del acceso a la vivienda la gran causa nacional de los próximos años; podemos hacer de España el país de referencia en la respuesta a las dos grandes revoluciones, la digital y la ecológica; podemos proteger los derechos conquistados, alcanzar nuevas metas, que sitúen a España en la vanguardia de las naciones libres y avanzadas. Es el momento de seguir reconstruyendo la cohesión política, social y territorial, y dejar atrás el enfrentamiento estéril y la corrupción política», concluye, en la parte de su alocución que, aunque tibiamente, se puede interpretar como un mensaje más directo a Puigdemont.

Sánchez concluye que «toca ahora traducir esa mayoría social en una mayoría parlamentaria, en el Congreso de los Diputados, y es lo que vamos a hacer en cuanto se constituyan las Cortes: trabajar para lograr una investidura que nos permita seguir avanzando cuatro años más».

El mensaje de Sánchez en redes se produce veinticuatro horas después de su intercambio epistolar con el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, a quien este domingo le negó la posibilidad de una reunión entre ambos esta semana, como pedía el presidente del PP.

El presidente en funciones deja claro así que confía en reeditar una mayoría con grupos como ERC, Bildu y el PNV, a la que forzosamente tendrá que incorporar ahora a los siete diputados de Junts, y después de que los socialistas perdiesen el pasado viernes un escaño en Madrid en favor del PP, le hará falta el sí de los de Puigdemont, y no una abstención, tal y como ocurría con el reparto de escaños que salió de la noche electoral.

Junts ha sido uno de los grandes antagonistas de Sánchez durante toda la legislatura, ya que a diferencia de ERC esa formación ni facilitó la investidura de enero de 2020 ni dio apoyo al Ejecutivo en ninguna ley o encrucijada durante la legislatura. El enconamiento con el Gobierno quedó de manifiesto cada vez que la portavoz de los independentistas, Miríam Nogueras, que repite ahora como diputada, tuvo ocasión de preguntar a Sánchez en las sesiones de control al Gobierno de los miércoles. En una de esas ocasiones Sánchez llegó a compararla con algunos jugadores afroamericanos de la NBA que se han manifestado en contra de la vacuna contra la Covid por considerar que se trata de un complot contra su raza.

El caso de los espionajes a varios dirigentes independentistas denunciado por Citizen Lab provocó en 2022 el mayor enfrentamiento entre Moncloa y ese grupo, como también con el resto de independentistas. Hasta el punto de que esa crisis se resolvió con un relevo en la jefatura del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), del que salió Paz Esteban tras dar explicaciones sobre esas escuchas en la comisión de secretos oficiales del Congreso, para ser sustituida por Esperanza Casteleiro. A esa cuestión, entre otras, aludió el propio Puigdemont el pasado sábado, en un largo mensaje en las redes sociales, en el que denunció una «campaña» de persecución en su contra y advirtió a Sánchez que su formación no está para «parchear legislaturas».