Sánchez hiberna la investidura y potencia su agenda exterior

Lo ha hecho a remolque de los acontecimientos, dado que el Ejecutivo español de izquierdas fue excluido por Estados Unidos de la primera declaración de los países occidentales sobre el conflicto, firmada también por el Reino Unido, Francia, Italia y Alemania; que el presidente no ha visitado aún Israel y que las acusaciones de la líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales en funciones, Ione Belarra, tachando de «genocida» al Gobierno de Benjamín Netanyahu, han provocado un grave conflicto con la Embajada israelí en Madrid.

Fue precisamente a última hora de la noche del domingo cuando el líder socialista anunció en las redes sociales que había mantenido una primera conversación, en este caso telefónica, con Netanyahu, y este mismo lunes dedicó la primera mañana de la semana a sendos encuentros en La Moncloa con el presidente de la Federación de Comunidades Judías, Isaac Benzaquen, el secretario de la Comisión Islámica en España, Mohamed Ajana, y el delegado de la Comisión Islámica en Madrid, Mostafa Abdeslam, a los que asistió también el ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños. Para terminar, por la tarde recibió a la misma embajadora israelí en España, Rodica Radian-Gordon, y al jefe de la Misión Diplomática de Palestina, Husni M.A. Abdelwahed.

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De los cuatro encuentros no hubo más que una cobertura oficial, es decir, sin periodistas ni fotógrafos (solo los del Gobierno, que tomaron las únicas imágenes distribuidas), y un comunicado posterior, además del consabido mensaje en redes del propio Sánchez.

Aunque ni por esas pudo Moncloa evitar las consecuencias de la locuacidad diplomática de Belarra, quien insiste en decir que habla «en nombre del Gobierno», mientras el titular de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, intenta minimizar daños precisando, como hizo la semana pasada, que en lo que concierne a fuera de nuestras fronteras sólo hay «dos voces autorizadas», la suya misma y la del presidente. La Federación de Comunidades Judías emitió un duro comunicado donde denunció que «las manifestaciones contra Israel, la quema de banderas israelíes, las proclamas llamando a Israel asesino, genocida y autor de una limpieza étnica planificada, como ha reiterado en varias ocasiones la ministra Belarra, ha encendido los ánimos contra la comunidad judía».

Al mismo tiempo, y por segundo lunes consecutivo, no hubo casi actividad alguna en Ferraz, donde ni se citó la Ejecutiva Federal del PSOE ni hubo tampoco esta vez la rueda de prensa de la portavoz de la cúpula socialista, la también ministra de Educación, Pilar Alegría. Tampoco rastro alguno de la comisión negociadora de los socialistas, que se reunió hace hoy una semana por primera y última vez.

Apenas el ministro Bolaños y el titular de la Cartera de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, se reunieron en la sede central de los socialistas con secretarios autonómicos y portavoces regionales de Memoria Democrática y Laicidad para, según un comunicado del PSOE, «poner en valor las medidas llevadas a cabo en la anterior legislatura», singularmente la puesta en marcha de la Ley de Memoria Democrática, una de las normas que salieron adelante con el apoyo y la participación en el redactado de la norma de ERC y Bildu. Un encuentro que sirve para ahormar las filas, y para lanzar mensajes al electorado, pero estéril desde el punto de vista de los votos necesarios para la investidura, que pasan sí o sí por ceder a las exigencias del independentismo catalán.

Perfil bajo mediático, por tanto, y actos sectoriales más propios de una precampaña, para hibernar la investidura, justo cuando se cumplían veinte días de la designación de Sánchez por parte del Rey, después de la segunda ronda de contactos con los partidos políticos de Felipe VI, posterior al debate de investidura fallido del líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo. Sí se dejó ver la vicepresidenta primera en funciones y ministra de Economía, Nadia Calviño, en una entrevista en Televisión Española, pero su perfil más centrado en la gestión económica no supone exponer la postura negociadora del PSOE.

Sánchez presidirá este martes una nueva reunión del Consejo de Ministros y terminará la semana en Bruselas, en una nueva reunión del Consejo Europeo donde Oriente Próximo será el asunto central a tratar por los veintisiete jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea (UE). El jefe del Ejecutivo español intenta impulsar la idea de un alto el fuego, y ayer por ejemplo consiguió que tuviera algún eco cuando un diputado laborista del Reino Unido, Sam Tarry, le preguntó por ello, citando a Sánchez, a Rishi Sunak.

Llena esta semana de compromisos, y marcada la que viene por la jura de la Constitución de la Princesa Leonor el martes, las semanas posibles para un debate de investidura antes de la fecha límite del 27 de noviembre –cuando de no haber nuevo Gobierno se disolverán las Cortes para repetir elecciones el 14 de enero– se limitan a las tres últimas del próximo mes. El tiempo apremia.