Sánchez guarda sus cartas ante un Pleno decisivo para sus aliados

La comparecencia de Sánchez llega tarde, pues tanto la oposición como los socios del PSOE, por una vez de acuerdo, le pidieron que compareciese de manera urgente tras el mazazo que supuso (también para los socios, que hasta un día antes defendieron a Cerdán) el informe de la UCO. Moncloa alegó problemas de agenda, no siempre justificados, y trasladó además cierto enfado porque desde las Cortes se le pretendiese, argumentaron entonces fuentes del Gobierno, marcar la agenda del jefe del Ejecutivo. Pero además de la tardanza, los socios llegan también recelosos por la manera en que Sánchez se está guardando sus cartas hasta desgranar a partir de las nueve de la mañana de hoy las medidas contra la corrupción con las que intentará enderezar el rumbo de su proyecto. Hasta el punto de que en el debate de hoy, en un hecho totalmente insólito, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, tenía previsto tomar la palabra, algo que reglamentariamente puede hacer, pero que no ocurre nunca, para intervenir en un debate en el que, dependiendo de lo que diga previamente su jefe en la bancada azul, podría ser más o menos crítica con él. El fallecimiento de su padre en la noche de este martes puede hacer variar esta previsión.

Pese a todo, Moncloa respira optimismo. Primero porque no creen que hoy, ocurra lo que ocurra en el hemiciclo, se vaya a vislumbrar ni por asomo una pérdida de la mayoría que cimentó la investidura de Sánchez en noviembre de 2023, pero que sin embargo no ha sido capaz aún de sacar adelante unos Presupuestos, que siguen incluso sin ser llevados a la Cámara Baja.

Y sobre la posibilidad de que Sumar, como viene haciendo, vuelva a presumir de que en sus filas no hay corrupción, desde la parte socialista del Ejecutivo creen que su socio de gobierno se equivocaría, puesto que, como repiten en público Sánchez y todos sus portavoces, «la corrupción cero no existe» y nadie puede decir que esté totalmente libre de ella, en ninguna organización. Una tesis que lleva semanas rebatiendo expresamente la propia Díaz.

De lo que Sánchez pueda anunciar esta mañana dependerá en buena medida que pueda mantener los apoyos necesarios para continuar con la legislatura. De ahí, que el presidente haya medido cada palabra de su discurso, sabedor de lo que se juega. Desde Sumar le reclamaban ayer la necesidad de incluir entre sus anuncios la lista de prioridades que le hicieron llegar la semana pasada en la reunión de seguimiento del pacto de coalición, que giran en torno a dos ejes: lucha contra la corrupción y relanzamiento de la agenda social. «Tienen que salir de su parálisis, reaccionar, dar respuestas y explicaciones. Y asumir las medidas que hemos presentado», explicó Verónica Barbero, portavoz de Sumar.

Pero no solo eso, desde la formación de Yolanda Díaz le advirtieron de la necesidad de continuar con la agenda progresista y, en ese sentido, pusieron sobre la mesa la aprobación de un Real Decreto sobre la retribución de los permisos de paternidad, «que ya está redactado y que hay que llevar al Consejo de Ministros ya».

Más dura –aunque en su tónica general– fue Ione Belarra, secretaria general de Podemos, quien mostró su incredulidad por lo que pueda decir hoy el presidente, ya que Sánchez «no va a ser nunca parte de la solución, sino que lo es del problema, anuncie lo que anuncie», y «no puede pilotar ese proceso de regeneración» porque está «deslegitimado» y porque «ha demostrado que es el mismo PSOE de la corrupción y el machismo». En cualquier caso, la dirección de Podemos ya ha dejado claro en diferentes ocasiones que no están dispuestos a dejar caer al Gobierno a pesar de todo, porque para ellos lo primero son los trabajadores y no quieren alentar un proceso electoral que pueda desembocar en un gobierno de la derecha, mientras ellos se rearman.

En esa línea están los nacionalistas, felices ante la debilidad de un Gobierno al que pueden seguir exprimiendo. «Espero que no decepcione», señaló ayer Gabriel Rufián, portavoz de ERC, quien confirmó que a ellos no se había dirigido nadie del Ejecutivo para pactar ninguna medida de regeneración. «Yo no sé qué va a decir mañana el presidente, no han hablado con nosotros», afirmó, mientras señalaba a las empresas implicadas en mordidas como culpables de la corrupción. «Los nombres de los políticos van variando, pero el nombre de las constructoras nunca», apuntó,