Sánchez ensalza el multilateralismo ante las amenazas de Trump
El presidente del Gobierno visita Vietnam clamando contra la «guerra comercial» y realiza una ofrenda floral en el Mausoleo de Ho Chi Minh, autócrata y azote estadounidense
La Casa Blanca ataca a Sánchez por alinearse con China: «Es como cortarte el propio pescuezo»

Nada demuestra el alcance mundial de la guerra comercial en ciernes como el hecho de que esta haya supuesto el principal punto de encuentro entre España y Vietnam durante la visita oficial de Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno ha iniciado hoy su minigira ... asiática que concluirá este viernes en Pekín, un inusitado tercer viaje a China en apenas dos años con el propósito explícito de liderar un acercamiento de la Unión Europea ante la belicosidad arancelaria de Donald Trump.
Sánchez ha amanecido pues en Hanói, pero con la vista puesta mucho más allá. «Vietnam y España comparten un compromiso decidido por el multilateralismo para hacer frente a los grandes retos de nuestro tiempo [...] y somos además firmes defensores del libre comercio para lograr el desarrollo y la prosperidad de nuestros pueblos», ha afirmado durante su reunión inicial en el Palacio Presidencial con el primer ministro, Pham Minh Chinh. «Nadie gana con las guerras comerciales, todos los países perdemos y sobre todo quien pierde son los trabajadores y la clase media»; una apropiada lectura de clase ante un anfitrión aferrado, siglo XXI adentro, a la hoz y el martillo.
La aparición del presidente del Gobierno coincide con la entrada en vigor de los aranceles universales de Trump, los cuales hacen de Vietnam uno de los mayores perjudicados con sobrecargos del 46%. Muchas multinacionales habían redirigido a través de este país su actividad en China en un intento de evadir las restricciones bilaterales, maniobra que ha generado un acusado superávit vietnamita y el consiguiente el castigo trumpista. Es decir: el vencedor de la primera guerra comercial va perdiendo la segunda. A diferencia del contraataque chino, Vietnam ha optado por el apaciguamiento ofreciéndose a eliminar sus tarifas a las importaciones estadounidenses, un gesto de buena voluntad por ahora ignorado.
Pham Minh Chinh, por tanto, se ha expresado en términos similares. «En este contexto donde hay cambios muy rápidos y dificultades en el mundo, valoramos el multilateralismo y la unidad internacional, y dentro de ella está España», ha señalado el primer ministro. «Queremos fomentar y profundizar aún más la cooperación, los lazos bilaterales y explorar nuevas oportunidades y áreas de cooperación con el fin de elevar nuestra relación a una asociación estratégica integral en el futuro próximo, para aportar así a la paz y la estabilidad mundial».
Homenaje a Ho Chi Minh
La agenda de Sánchez ha incluido asimismo sendos encuentros con el presidente, Luong Cuong, el secretario general del Partido Comunista, To Lam, y el presidente de la Asamblea Nacional, Tran Thanh Man. En sus intervenciones ha reiterado una felicitación por el quincuagésimo aniversario de la «reunificación nacional», esto es, la victoria comunista que en 1975 puso fin a dos décadas de guerra «contra el fascismo y el neocolonialismo» –Pham dixit– e instauró la República Socialista de Vietnam comandada por Ho Chi Minh. «Por nuestra historia entendemos el coraje que requieren estos procesos de reconciliación», ha dejado caer el español.
La jornada, de hecho, ha concluido con Sánchez depositando una ofrenda floral ante el mausoleo del histórico autócrata vietnamita y azote estadounidense. Esto supone una práctica habitual de todos los mandatarios extranjeros que visitan Vietnam, requisito que a la vez pone de manifiesto las profundas diferencias en materia de valores políticos entre ambas partes. Sánchez, sin embargo, incidía este martes durante una conversación informal con periodistas a bordo del avión presidencial en la necesidad de que la UE mejore sus relaciones con China y Asia ante la ola reaccionaria de la «internacional ultraderechista», y presentó a España como un «constructor de alianzas». Fuentes de Moncloa han rehusado hacer declaraciones respecto a este acto.
«Cincuenta años después de su reunificación, Vietnam ha experimentado un crecimiento económico constante, formidable diría yo, en el entorno del 6% anual en las últimas dos décadas. Este es un dato impresionante que llevará a Vietnam, estoy convencido, a convertirse en un país de renta alta en 2050», ha alabado el presidente del Gobierno. «Y en ese camino hacia la prosperidad de Vietnam, España puede y quiere acompañaros».
En pos de contratos Estas palabras incidían en la dimensión comercial de su paso por Vietnam, con el sector de infraestructuras ferroviarias como gran aspiración. La comitiva española, que incluye a los ministros de Exteriores, José Manuel Albares, y Agricultura, Luis Planas, ha firmado tres acuerdos bilaterales relacionados con consultas políticas; seguridad alimentaria, sanidad animal y vegetal y pesca; y colaboración entre escuelas diplomáticas que, según Sánchez, «van a permitir fortalecer nuestra capacidad de cooperación política, económica y comercial, y nuestra colaboración en sectores importantes para Vietnam y para España». El primer ministro vietnamita, por su parte, ha celebrado que el comercio bilateral creciera en 2024 un 9% hasta los 5.000 millones de dólares (4.500 millones de euros).
«Esta es la primera vez que un presidente del Gobierno español visita el país, pero estoy convencido de que es la primera de muchas otras visitas que van a ir sucediendo a lo largo de los próximos tiempos», ha ensalzado Sánchez. «Sobre todo porque Vietnam se ha convertido en una potencia en el continente asiático, con un protagonismo creciente en la escena internacional, y en un contexto global tan complejo como el que estamos viviendo el Gobierno de España apuesta decididamente por la apertura de nuestro país, también la apertura de Europa, hacia el Sudeste Asiático».
La culpa de que un jefe de Gobierno español no hubiera pisado Vietnam hasta hoy –el rey Juan Carlos lo hizo en 2006– es, en gran medida, de ETA. En octubre de 2000, José María Aznar tenía planeado iniciar en Vietnam una gira asiática que le llevaría también a Corea del Sur e Irán, pero el asesinato en Sevilla del coronel Antonio Emilio Muñoz Cariñanos, tiroteado por miembros de la banda terrorista mientras atendía su consulta médica privada, obligó al entonces presidente del Gobierno a saltarse esa primera parada para asistir al funeral. Una primera tentativa fracasada, hoy reminiscencia de otra época en la que las más peligrosas amenazas acechaban fronteras adentro, estrictamente nacionales.
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