Sánchez encarrila su investidura con más cesiones al secesionismo
Asume el relato sobre la 'represión' del Estado por el 1-O y se compromete a explorar una amnistía encubierta
La nueva presidenta, Armengol, anuncia que permitirá el uso del gallego, euskera y catalán en el Congreso
Armengol, presidenta del Congreso gracias al acuerdo con el separatismo: catalán en las Cortes y explorar vías para la amnistía
Mariano Alonso y Juan Casillas Bayo
Madrid
El camino para el tercer Gobierno de Pedro Sánchez –después del que encabezó en solitario en 2018 y de la coalición con Podemos en 2020– se encarriló este jueves en la sesión constitutiva de las Cortes Generales, que de manera insólita tuvo lugar ... en pleno agosto. Y lo hizo con nuevas cesiones a los partidos independentistas, tanto en materia lingüística como en el compromiso de varias investigaciones parlamentarias que esos grupos llevan tiempo queriendo impulsar, singularmente sobre las escuchas de Pegasus, y por último, pero no menos importante, la exploración de la amnistía que pretenden los secesionistas, camuflada bajo la manida fórmula de «desjudicializar el conflicto entre Cataluña y España».
Sánchez ganó el primer juego de la legislatura con el respaldo de los que ya eran sus socios, ERC y Bildu, pero también de Junts per Catalunya, la formación de Carles Puigdemont, que a última hora decidió dar el sí de sus siete diputados a la socialista Francina Armengol, que salió así elegida en primera votación como nueva presidenta de la Mesa del Congreso, donde volverá a haber una mayoría de izquierdas, con cinco de sus nueve miembros.
El derrotado en ese primer lance fue el PP, cuya candidata, Cuca Gamarra, no logró más que 139 apoyos para presidir el Parlamento. La propia Armengol, en su primer discurso como tercera autoridad del Estado, se comprometió a que los diputados puedan utilizar, en la XV Legislatura que ahora comienza, las lenguas cooficiales, el gallego, el euskera y el catalán. Era una de las exigencias de los separatistas, que no tardaron en celebrarlo. «Por primera vez se podrá hablar en catalán», enfatizó en una comparecencia al término del pleno constituyente la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, quien también remarcó que «nunca antes el Reino de España había reclamado la oficialidad de las lenguas cooficiales en la Unión Europea». Poco antes se conocía una carta del ministro de Exteriores en funciones, José Manuel Albares, a la Presidencia del Consejo de la Unión Europea (UE), solicitando la inclusión de las lenguas cooficiales en el régimen lingüístico comunitario.
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El propio Albares, ahora también diputado socialista, compareció ante los medios para presumir de la medida. «Confirmo que como parte de la negociación con Junts hemos solicitado la modificación del Reglamento 1/58 que regula el régimen lingüístico en la UE para que se incluyan como lenguas oficiales las lenguas ya cooficiales en España», señaló el jefe de la diplomacia española, quien sin embargo no aclaró, a preguntas de los informadores, por qué ese requerimiento no se había realizado antes de comenzar el semestre de la presidencia de turno.
También se mostró evasivo sobre si se explorará la vía de la amnistía, tal y como dan a entender los separatistas. En el acuerdo con ERC, que el portavoz republicano Gabriel Rufián daba a conocer en una rueda de prensa convocada de urgencia antes del pleno, se habla literalmente de «seguir con el proceso de desjudicialización del conflicto político entre Cataluña y el Estado por todas las vías legales posibles». Además, tanto Rufián como la diputada Teresa Jordà, que relevaba al jefe de su grupo cuando tocaba responder en catalán, insistieron en que para ellos es clave el «reconocimiento» de un «conflicto político» en su comunidad autónoma.
Y entre las condiciones pactadas tanto con ERC como Junts está la activación de comisiones de investigación que los independentistas llevan tiempo tratando de impulsar en la Cámara Baja, y que apuntan al relato independentista de una supuesta represión del Estado en contra de su movimiento político. En estas comisiones figura una sobre las escuchas a dirigentes independentistas a través de Pegasus, o una sobre los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils (Tarragona), de los que estos días se cumplen precisamente seis años, y sobre los que pese a la sentencia de la Audiencia Nacional, siguen circulando teorías de la conspiración que apuntan al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) por ocultar información.
Pese a todo, tanto Rufián como Nogueras se esforzaron en desvincular el acuerdo para la Mesa –en la que además repetirá como secretario primero el diputado de Sumar por Barcelona Gerardo Pisarello, uno de los más próximos a los independentistas– de una futura investidura. «Ningún acuerdo está vinculado a la investidura», sentenció Nogueras. De manera similar se manifestaron los portavoces de Bildu y el PNV, otros de los socios cuyo concurso será imprescindible para que Sánchez revalide su cargo. Nada que ver con el optimismo que se respiraba en las filas socialistas, donde altos cargos del mismo trasladaban entre bambalinas su convencimiento de que la investidura será un viaje que terminará pronto y del que ayer se recorrió una primera e importante etapa. «Ha salido bien, y saldrá bien la investidura», traslada a ABC un importante ministro socialista.
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En público, el portavoz del Grupo Socialista, Patxi López, enfocó la cuestión desde otro punto de vista, enfatizando que lo que a su juicio ya es inviable es una investidura de Alberto Núñez Feijóo, dado que el presidente del PP «entró en la Cámara» asegurando «que tenía 171 votos fijos» y «sale con 139», sentenció, en referencia a los votos obtenidos por su candidata a presidenta del Congreso, que no logró el apoyo de Vox, al verse excluidos los de Santiago Abascal de la Mesa.
En resumen, en Moncloa y Ferraz se respira un ambiente de gran esperanza tras lo sucedido ayer. Y los resultados, de momento, abonan ese estado de ánimo. Sánchez apostó por un perfil próximo a los independentistas como el de Armengol, quien como presidenta de Baleares impulsó polémicas medidas como la de exigir requisitos lingüísticos a los profesionales sanitarios de las islas. Y en su intervención ante el Grupo Socialista de anteayer, su primer discurso tras las vacaciones, ofreció a los separatistas cesiones lingüísticas que han servido para ganar las primeras votaciones. Lejos quedan ya los tiempos en que situaba a Junts y a Puigdemont como parte del problema en Cataluña, e incluso como un partido radicalizado y extremista. El mismo viraje discursivo que hizo en su día con Podemos, y luego con ERC y Bildu.
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