Escaso músculo diplomático y agenda de segunda: la semana de Sánchez en la ONU
La proyección internacional que el presidente explota en España queda en evidencia en Estados Unidos
Sánchez adopta un perfil bajo y reitera la inocencia de su hermano y su mujer desde la ONU
Nueva York
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Iniciar sesiónEl Gobierno de Pedro Sánchez ha alardeado de que la política exterior española no ha tenido nunca tanto protagonismo como en este momento. Incidió en ello el propio jefe del Ejecutivo en la única comparecencia con los medios españoles durante la semana que ha ... pasado en Nueva York con motivo del comienzo de las sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas.
«Hemos tenido una presencia destacada en todos los foros que definen nuestras prioridades de política exterior», celebró Sánchez en esa rueda de prensa, donde solo aceptó preguntas de los medios más alineados con su Gobierno. «La voz de España ha sonado con fuerza estos días en Nueva York», insistió. Siete claves cuestionan ese relato de músculo diplomático.
Foco en el Rey
La importancia de la 'semana grande' de la ONU venía acentuada por la conmemoración del 80º aniversario del nacimiento de la organización internacional. En una cita señalada, ha sido el Rey Felipe VI quien ha encabezado la delegación de España, cuando también se cumplen 70 años del ingreso de nuestro país en la ONU.
La presencia del Rey ha dejado a Sánchez sin algunas de las actividades de mayor tronío en Nueva York. La principal, el discurso ante el pleno de la Asamblea General, que correspondió a Felipe VI y por el que, al ser jefe de Estado, el Rey estuvo entre los primeros mandatarios en pronunciarlo, el miércoles por la mañana.
Sánchez tampoco asistió a la recepción tradicional que ofrece EE.UU. el martes por la noche a los jefes de las delegaciones. También correspondió al Rey, por lo que Sánchez no tuvo que verse con Donald Trump, con quien ha tenido encontronazos en los últimos meses, en especial por su oposición a elevar hasta el 5% el gasto militar de los países de la OTAN. Un asunto que, además, ha contribuido a dejar a España fuera de los foros de más alto nivel. Por ejemplo, las conversaciones entre EE.UU. y los aliados europeos para el fin de la guerra.
En las alusiones a Gaza en su discurso, donde se puedo ver a Sánchez mirando al móvil, el Rey no pronunció la palabra «genocidio», algo que el líder socialista ha convertido en arma arrojadiza en la política interna española (el Rey exigió a Israel que «detenga ya esta masacre»). «Yo bastante tengo con ser el portavoz del Gobierno», reaccionó cuando se le preguntó por esa discrepancia.
Bilaterales de poco peso, excepto Ucrania
La gran cita de la ONU en Nueva York es una gran oportunidad para impulsar la política exterior del país, para afianzar relaciones, abrir nuevas rutas diplomáticas o cerrar acuerdos. Cientos de mandatarios de todos los países del mundo se reúnen en Nueva York por unos días, una cita con una intensidad diplomática inigualable.
El saldo de encuentros bilaterales mantenido por Sánchez con otros homólogos ha sido mejorable. El encuentro de mayor peso fue el miércoles con Volodimir Zelenski, después de que el presidente ucraniano pidiera retrasar una cita prevista para el martes. El encuentro también contó con la presencia de Felipe VI, y esa conversación con el Rey fue lo que eligió Zelenski para compartir la reunión en redes sociales. Más allá de eso, las únicas bilaterales fueron con los presidentes de Angola y Líbano, ambas el miércoles.
En un Consejo de Seguridad lleno de ministros
Sánchez tuvo presencia en el verdadero órgano de poder de la ONU, el Consejo de Seguridad. Pero fue en una reunión en la que la mayoría de los intervinientes fueron ministros de Exteriores. Ocurrió con una reunión informativa de última hora sobre la situación en Ucrania organizada por la presidencia de turno del Consejo, en manos este mes de Corea del Sur, que invitó a decenas de países que, como España, no se sientan en ese órgano, con solo quince miembros (cinco permantentes y con derecho de veto, y el resto rotatorios). Sánchez fue uno de los pocos jefes de Gobierno que asistió.
Secundario en la discusión sobre Palestina
Sánchez ha hecho de la causa palestina una de sus banderas políticas, en especial en las últimas semanas. El Gobierno de España, por ejemplo, fue uno de los primeros países occidentales y aliados de Israel que dio el paso -el año pasado- de reconocer el Estado de Palestina. «Había algunos que nos decían que íbamos por libres y resulta que se han quedado solos», alardeó Sánchez, en una referencia a la oposición, en la misma semana que una decena de países occidentales -entre otros, Reino Unido, Francia, Canadá y Australia- también han dado su reconocimiento a Palestina. Pero Sánchez y su equipo no han sabido materializar ese protagonismo en peso diplomático.
La cita más importante al respecto, la cumbre de la solución de los dos estados del lunes, fue auspiciada por Francia -con Emmanuel Macron en busca de protagonismo- y Arabia Saudí. Allí Sánchez solo pudo emitir un breve discurso, como decenas de otros países.
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Varios días después, buena parte de la atención estaba puesta en el discurso de Mahmud Abás, el presidente de la Autoridad Palestina, que habló desde Cisjordania porque Trump le negó el visado para viajar a Nueva York. Abás dedicó parte de sus palabras a agradecer el gesto de los países que han reconocido a Palestina. Pero solo mencionó a la última oleada de países -por dos veces agradeció a Reino Unido-, y no a España.
Sin discurso en la conferencia sobre democracia
Sánchez busca posicionarse como una figura de referencia en el progresismo en Europa y en el mundo. Frente a la ausencia de protagonismo en eventos de peso con potencias globales, el presidente del Gobierno buscó realzar ese perfil en eventos en los márgenes de la Asamblea General dedicados a asuntos como el clima, la igualdad de género o la democracia y la polarización. En este último, era uno de los participantes en la reunión 'En defensa de la democracia, luchando contra el extremismo', liderado por figuras de rotunda inclinación izquierdista, como Lula da Silva, presidente de Brasil; Gustavo Petro, presidente de Colombia; y Gabriel Boric, presidente de Chile.
Sánchez tenía un breve discurso preparado, pero ni siquiera lo pudo pronunciar. Ante la cantidad de intervinientes convocados, Sánchez optó por ceder su tiempo y solo ofreció unas conclusiones al final. «Tenemos tareas pendientes, necesitamos más mujeres que participen en las discusiones», dijo ante sus homólogos izquierdistas y varones.
Entrevistas aplazadas
Sánchez sí ha tenido relevancia en los medios de comunicación estadounidenses a su paso por Nueva York. La combatividad del presidente del Gobierno con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, su discurso sobre inmigración -un tema candente en EE.UU. y Europa- y que sea uno de los pocos líderes izquierdistas en el Viejo Continente provocan el interés.
Pero en esto tampoco tuvo suerte Sánchez. El martes tenía apalabradas entrevistas con el canal internacional de CNN y con Bloomberg. Tuvo que suspenderlas, según su equipo, «por cambios de última hora de agenda», algo que no se entiende bien ante la ligereza de su agenda ese día. La de Bloomberg se recuperó el miércoles y la de CNN, el jueves. Ese mismo día también grabó otra entrevista con el canal de 'streaming' de ABC News y tuvo un encuentro con el consejo editorial de 'The New York Times'. En este periódico neoyorquino se llevó Sánchez un disgusto unos días antes. Una tribuna de Benny Gantz, exvice primer ministro de Israel, le ponía como ejemplo de la falta de comprensión en el mundo de las necesidades de seguridad de su país y aseguró que sintió «total asombro ante la falta conceptual de entendimiento» de Sánchez.
La sombra de su mujer y su hermano
Sánchez puso esta semana un océano de por medio con España, pero los problemas judiciales de su familia le han acompañado. Las novedades sobre los procesamientos de su hermano, conocido como David Sánchez, y de su esposa, Begoña Gómez, han estallado en pleno cónclave de la comunidad internacional.
El presidente del Gobierno ha tenido que dedicar tiempo a responder a estas cuestiones. Una vez más, insistió en su inocencia y dijo que «el tiempo pondrá las cosas en su sitio».
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