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análisis

Sorpresas en Cataluña

El independentismo tendrá que asumir unos resultados que significan que la ruptura con el Estado ha dejado de formar parte del imaginario de cientos de catalanes

Salvador Sostres

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Los cambios en Cataluña son más lentos porque aunque cueste de creer todavía queda en España algo más degradado que la devastación institucional que el sanchismo ha provocado. Pero el enfermo empieza a sanar, y esto también hay que consignarlo.

La crucial decisión que tomó ... Daniel Sirera impidiendo que Xavier Trias fuera alcalde de Barcelona ha devuelto al Partido Popular a la centralidad de la política catalana. Una proporción aún no mayoritaria pero cada vez más notable de catalanes sensatos ha redescubierto la utilidad de votar al PP y las encuestas sugieren que podría empatar con Junts -más probable- y hasta con Esquerra, más difícil pero no imposible. Que el PP esté en condiciones de ser la segunda fuerza en Cataluña, empatada o casi con los dos partidos independentistas, es un cambio de paradigma. Que el PSC gane -al contrario de lo que podría significar una victoria socialista en cualquier otra comunidad- es igualmente un signo de una nueva higiene política y por lo tanto moral.

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