Mas sale en defensa de Junts para evitar la fuga de votos al PDeCAT este domingo
El expresidente de la Generalitat reclama el voto para el partido de Puigdemont como el «voto útil» en Cataluña
Elecciones generales del 23J, en directo
Gabriel Rufián, Meritxell Batet y Roger Montañola, en el plató de TV3, antes del debate celebrado este martes entre los ocho candidatos de las formaciones con representación en el Congreso y diputados de Cataluña
Desde que hace ocho años (y un mes) Artur Mas y Josep Antoni Duran i Lleida dinamitaron la coalición que mejor había funcionado en Cataluña, el nacionalismo catalán de derechas, ahora ya sin máscaras, directamente, independentista, naufraga por un mar de siglas, partidos, grupúsculos y egos ... que podría tener su punto final en las elecciones generales del domingo. CiU no existe y su heredero directo, el PDeCAT, tiene una última oportunidad de seguir enchufado al suero institucional que supone tener representación en el Congreso. Para evitarlo, Mas apareció este miércoles en campaña respaldando a Junts, partido al que ya le dio apoyo al inicio de la campaña intentando impedir que el PDeCAT presentase candidatura de cara al 23J.
En las elecciones generales de noviembre de 2019, el PDeCAT mantuvo los derechos electorales heredados de CiU y el artefacto creado por Carles Puigdemont en 2017, tras su fuga de España para impedir la acción de la Justicia por su implicación en el proceso de sedición catalán, se vio obligado a coaligarse con aquellos para evitar la división en un sector que se había acostumbrado a dominar el panorama nacionalista. Así, la coalición Junts per Catalunya –coincidente con el nombre del partido de Puigdemont– presentó a Laura Borràs como candidata por Barcelona. El PDeCAT, aunque a regañadientes, se integró y pudo repartirse con Junts los puestos de salida de las listas electorales.
Cuatro años después, el panorama es bien distinto. La fuerza del PDeCAT es mínima. Puigdemont ha tratado de asfixiarlo políticamente. Sus dirigentes se han resistido a integrarse en un partido monolítico y cesarista, en el que, internamente, siempre ganan los más radicales (como cuando decidieron salir del Govern catalán, que mantenían en coalición con ERC, en octubre de 2022, o al mantener como presidenta a Borràs a pesar de su imputación y, luego, condena por corrupción), y el intento de absorción se ha ido haciendo pueblo a pueblo.
Para las pasadas municipales, por ejemplo, en algunos municipios se pactaron listas conjuntas, como en el caso de Barcelona, donde Xavier Trias era el candidato de consenso y tuvo la fuerza para, dentro de lo que cabe, elaborar la lista a su gusto y antojo. En otros casos, se fue al choque. El PDeCAT consiguió algo más de 55.000 votos y 187 concejales en la cita del 28M presentándose solo. Con esta base, insuficiente para una cita con las urnas de carácter nacional, la dirección, en manos de su presidente, David Bonvehí, considera que el domingo puede plantearle un pulso a Junts y conseguir representación en el Congreso.
Para este reto, el PDeCAT ha recuperado a Roger Montañola (Barcelona, 1986). Este fue concejal en Premiá de Mar (Barcelona) entre 2007 y 2011 y diputado en el Parlamento de Cataluña entre 2010 y 2015. Se formó en las filas de Unió Democràtica de Catalunya y, tras la ruptura de estos con Convergència Democràtica de Catalunya, estuvo intentando reflotar un espacio, que ya no existía, bajo los parámetros que había utilizado CiU: nacionalismo catalán y pacto con PSOE o PP a cambio de más competencias para la Generalitat. No funcionó. El último intento lo protagonizó Àngels Chacón, al presentarse a las elecciones autonómicas con la marca del PDeCAT en 2021. Algo más de 77.000 votos. Junts le pasó por encima y no sufrió su presencia y división del voto.
Trató de evitar la lista del PDeCAT
Esto es lo que quiere evitar Montañola. Y Mas quiere que se repita. De hecho, el expresidente de la Generalitat bajo las siglas de CiU y fundador del PDeCAT ha tratado de impedir que el partido que creó se presente a la cita del 23J. Llamó a Bonvehí, según confesó a finales de junio, para convencerle de que no era una buena opción que el voto independentista conservador se pudiera dividir el próximo domingo. Ante la negativa del presidente del PDeCAT, Mas optó por hacer pública su discrepancia e intentar que el resultado de este sea el menos dañino para Junts, que presenta a Míriam Nogueras –del entorno directo y cercano de Puigdemont– por Barcelona.
Este miércoles, Mas participó en un mitin con Nogueras. Fue un desayuno con empresarios simpatizantes de Junts. Más allá de la fórmula que defiende Junts y repite en cada intervención su candidata, es decir, que todos los males económicos y sociales, sobre todo, se resolverían en una Cataluña independiente, idea que suscribió Mas, este defendió que el «voto útil», este fin de semana, es solo el de la papeleta que se introduce en el sobre, se mete en la urna y va con el nombre de Nogueras –para la circunscripción de Barcelona– como número uno.
En esta línea, el expresidente autonómico también criticó la campaña a favor de la abstención que un sector residual del independentismo plantea. «Es una posición legítima pero equivocada, porque si lo haces para dar un toque de atención, lo digo por experiencia, 48 horas después de las elecciones nadie se acuerda de ello, por lo tanto, no es útil no ir a votar«, señaló. Y añadió que: »Si podemos escoger opciones que sabemos que defenderán los intereses de Cataluña, tenemos mucho ganado. Estoy aquí en términos de utilidad catalana, quiero que mi voto sea útil«. El mensaje fue claro: el voto al PDeCAT no servirá. Así lo auguran, también, las encuestas.
Montañola se ofrece a Feijóo
Espacio CiU es el concepto que desde el PDeCAT se trata de transmitir para atraer a votantes que, en alguna ocasión, lo hicieron por la coalición que fundó Jordi Pujol. Ayer, Roger Montañola, con este espíritu, reiteró que, si llega al Congreso y tiene poder de decisión, estará a disposición de Alberto Núñez Feijóo (PP), si este gana las elecciones, para ayudarle en la investidura.
Montañola sacó pecho al presentar al PDeCAT como «el único partido catalán» capaz de sentarse en una mesa con los populares, «siempre y cuando Vox no forme parte de la ecuación». El candidato del PDeCAT elogió el pacto del Majestic de 1996, el mejor pacto firmado para los nacionalistas, y reivindicó el 'peix al cove' que tan buenos frutos dio a CiU.
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