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Los últimos de un Sahara «casi» español

Treinta y cinco años después de la Marcha Verde, oficiales españoles destacados en el Sahara evocan un esfuerzo histórico poco reconocido

IGNACIO GIL

BLANCA TORQUEMADA

Los saharauis, mantiene César Goas, nunca se sintieron españoles: «Esa es la verdad. Como tampoco en España se llegó a ver al Sahara como una provincia más». Sus compañeros no plantean objeciones. Los veteranos de las Tropas Nómadas velan sus recuerdos en un local de ... la calle San Nicolás de Madrid. Se acaban de trasladar a ese céntrico inmueble, mudanza evidenciada por el vacío desangelado de algunas salas y las cajas aún apiladas. Desperdigados, estandartes y maniquíes ataviados con uniformes de un espacio y un tiempo que no volverán pero dejaron huella indeleble en estos hombres, entonces jóvenes oficiales capaces de desafiar a un desierto infinito, en noches cuajadas de estrellas y días abrasadores. «Lo aguantabas porque estabas soltero y tenías veintipocos años y un buen estómago». La epopeya salpica las paredes: viejas fotos (algunas desvaídas) de aquellos aventureros tocados con el «zam» (turbante), figuras troqueladas sobre las dunas, a lomos de camellos y con el mosquetón al hombro. Las imágenes aún hierven en luz cegadora e invitan a evocar la etapa en la que el Sahara fue provincia española (1958-1975), durante una colonización a medio gas que pronto se envenenó con la munición de su antónimo («descolonización») por mandato de Naciones Unidas.

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