Los investigadores creen que el servicio de inteligencia ruso contrató a criminales para matar a su piloto desertor

Más allá de eso, la investigación se centra en cómo pudieron llegar los asesinos a Kuzminov, que en España vivía con una identidad falsa y de una forma lo más discreta posible. Era muy consciente de que si le localizaban los servicios de inteligencia de su país era hombre muerto, y de hecho vivía atemorizado por esa posibilidad. La hipótesis más plausible hasta el momento es que los autores del crimen llegaran a él a través de una persona de su confianza. En este sentido, es significativo que el piloto invitara a su novia a visitarlo, lo que sin duda era una brecha para su seguridad.

De lo que no cabe duda es de que el asesinato es obra de profesionales. Estudiaron a fondo a su objetivo hasta decidir cual era el mejor momento y el lugar más adecuado para abordarlo y cuando lo decidieron se aseguraron de no fallar. El momento elegido fue sobre las cinco y media de la tarde de hace una semana, en el aparcamiento de los apartamentos en los que residía, por cierto situada muy cerca de urbanizaciones donde viven muchos ciudadanos rusos y ucranianos. Kuzminov no tuvo escapatoria, aunque intentó huir por la rampa del estacionamiento. Pero los cinco impactos de bala que recibió fueron mortales.

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Los asesinos huyeron de la zona a bordo de un automóvil estacionado en las proximidades con el que se dirigieron a El Campello, una localidad próxima. Una vez allí prendieron fuego el vehículo para borrar cualquier posible huella. Los investigadores, en todo caso, trabajan sobre él por si pueden encontrar alguna pista y además se están visionando imágenes grabadas por las cámaras de seguridad de la zona, no solo el día del crimen sino también los anteriores.

Un vecino de la zona alertó al 112 a las 17.40 horas y de inmediato se activó la Unidad Orgánica de Policía de la Comandancia de Alicante. En un principio los investigadores creyeron que se trataba de un ajuste de cuentas, sobre todo porque la víctima llevaba documentación falsa ucraniana a nombre de una persona de 33 años. Cuando los análisis forenses determinaron que se trataba del cadáver de Kuzminov la investigación dio un vuelco total. Fue la prensa ucraniana la que primero informó de ello.

En ningún caso se puede descartar que la autoría material del asesinato sea obra de profesionales del crimen, incluso de países del este -en esta zona ha habido varias operaciones contra la mafia rusa-, pero algunas fuentes sospechan que podrían haber ejecutado un trabajo encargado por otros; es decir, que haya una autoría intelectual detrás de lo sucedido. Y en esta hipótesis la intervención de los servicios de inteligencia rusos adquiere una relevancia especial.

La información del asesinato trasciende a cuentagotas, pues se trata de un asunto de enorme sensibilidad que puede afectar a las relaciones de nuestro país con Rusia, que por lo demás no atraviesan su mejor momento desde la invasión de Ucrania. España ha participado de forma activa en el bloqueo de los bienes de magnates rusos en cumplimiento con las sanciones internacionales, en algún caso de personas muy próximas al Kremlin.

No es el primer episodio extraño en el que se ve envuelto un ciudadano ruso en nuestro país desde la invasión de Ucrania. En marzo de 2022 el cadáver de Sergey Protosenya, de 55 años, fue encontrado ahorcado en su casa en Lloret de Mar, en Gerona. En la residencia, los Mossos hallaron también los cadáveres de su esposa y su hija, asesinadas a puñaladas. La hipótesis inicial fue que este oligarca ruso del sector gasístico, crítico con la invasión, las había matado antes de quitarse la vida. Pero lo que llamaba la atención era que situaciones exactamente iguales habían sucedido con otros personajes similares, tanto en Rusia como fuera del país. Los Mossos, no obstante, mantienen su tesis sobre los hechos, aunque medios de comunicación ucranianos apuntaron en su momento al FSB, el servicio de inteligencia de Putin.