Los Reyes regresan a las zonas afectadas por la DANA: «Hay que seguir unidos»

Don Felipe y Doña Letizia tenían ayer la agenda despejada de actos oficiales porque querían pasar el día junto a los vecinos de Chiva, Utiel y del municipio albaceteño de Letur. Desde el Palacio de la Zarzuela se preparó la visita con mucha discreción. Después de lo ocurrido en Paiporta hace más de dos semanas, no quisieron dar publicidad al acto por dos motivos. Por un lado, no querían que aquello se convirtiera en un circo mediático donde hubiera más periodistas que vecinos, algo que pareció que iba a ocurrir en Chiva, donde al principio de su visita había casi más medios de comunicación que residentes del pueblo.

La otra cuestión tenía que ver con la seguridad: no informaron sobre la visita el viernes -que es cuando se difunde la agenda de la Familia Real- para evitar que pudieran generarse protestas contra Mazón, quien volvió a acompañar a los Reyes en este viaje. Que Sánchez se encontrase en Brasil en la cumbre del G-20 despejó la posibilidad de un ataque mayor. Aún así, el despliegue de seguridad en Chiva, Utiel y Letur fue enorme. Los efectivos eran el doble de lo que se ven en otros actos a los que asisten los Reyes. Al equipo de escoltas de la Casa del Rey se sumaron unidades GRS de la Guardia Civil, policías militares de la Guardia Real y un numeroso grupo de agentes vestidos de paisano, que se mezclaron entre los vecinos de las tres localidades.

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Con el antecedente de Paiporta, cualquier dispositivo de seguridad podía estar justificado, pero, tres semanas después de la tragedia, los ánimos eran otros. El día 3, cuando los Reyes tenían previsto visitar Chiva, los vecinos aquí sentían la misma rabia y sensación de abandono que los paiportinos. Pero ayer, sin embargo, Don Felipe y Doña Letizia se encontraron con unos ciudadanos que poco a poco van recuperando la normalidad, pese a que muchos de ellos todavía intentan asimilar lo vivido.

En las tres poblaciones recibieron a los Reyes con vivas y aplausos y mucho agradecimiento. El sentir general era que sus funciones al frente de la jefatura del Estado no tienen nada que ver con las decisiones políticas. De ahí que el presidente valenciano sí escuchase algún «¡Mazón, dimisión!», pero muy aislado. Ayer quedó reflejado que los vecinos entendían que los Reyes venían para dar visibilidad a la catástrofe. Así lo afirmó también el propio Felipe VI en Utiel, cuando dijo que todavía hay una «enorme necesidad de reconstrucción». «Hay que trabajar día a día y estar unidos para que la situación mejore», recordó. En este sentido, declaró que hay que seguir apoyando a los vecinos: «No les olvidemos. Hay que mantener la atención». De ahí que Don Felipe dijera que él y la Reina seguirán viniendo, lo que supone «una parte importante» de su trabajo como jefe del Estado: «Que sientan que España está con ellos».

La visita a Chiva y Utiel era importante para recordar que lo que ocurrió en estas dos localidades provocó que el lodo llegase a Paiporta, Catarroja, Picaña, Aldaya, Algemesí, Albal o Torrent, que se encuentran al sur de Valencia, a más de 40 kilómetros de aquí. En Chiva cayeron 490 litros por metro cuadrado y la riada acabó con la vida de ocho personas. En Utiel, 278 litros por metro cuadrado y seis víctimas.

En Chiva no se distinguía el cielo de la tierra. A última hora de la tarde, al mismo tiempo en que sonaron las alarmas de emergencias, ya se había desbordado el barranco del Poyo, que empieza en este pueblo y termina en Torrent, a tan solo siete kilómetros de Valencia. Los vecinos se han encargado de recordarlo en las fachadas de las casas que asoman al barranco, que atraviesa el centro del pueblo, donde han señalado hasta donde llegó la riada.

Junto al portón de madera de su casa, Diana y Sergio han escrito «3,15 [metros] Aquí llegó el aviso. Mazón dimision». Para cuando sonaron sus móviles, habían conseguido salir de su casa con su hija Dafne, de 4 años, por una de las ventanas laterales. Los Reyes les preguntaron si podían ver el estado de la planta baja, donde faltó un palmo para que el agua tocase el techo. «Es una casa muy bonita y lo volverá a ser», les dijo el Rey. La Reina pidió al arquitecto municipal que les acompañaba que agilice los trámites para que puedan volver pronto a su casa, ya que ahora viven alquilados en otro sitio mientras pagan la hipoteca de la vivienda a la que no pueden regresar. Antes de irse, le dijo a Diana que «en tres meses» llamará para ver si ha habido avances.

Los Reyes permanecieron en Chiva y Utiel cuatro horas. Les acompañó el titular de Política Territorial, Ángel Víctor Torres. En Letur, estuvieron con el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez.

En este municipio de Albacete de 900 habitantes, se reunieron con familiares de los seis fallecidos. Recorrieron la calle principal hasta el casco histórico, donde se han tenido que derribar catorce casas tras la riada. Tras este breve recorrido, los Reyes volvieron a Madrid con la firme convicción de que seguirán volcados en ayudar a las víctimas de la catástrofe.