Las reliquias de Pompeyo, el autor de las cartas bomba: un póster de la Pasionaria y un busto de Lenin

Pero más allá de esos objetos vinculados al comunismo, el hallazgo más importante es el pequeño taller artesanal que había montado en su piso de Miranda de Ebro (Burgos), según confirmaron a ABC fuentes de la investigación.

En esa instalación no conocida por otras personas dado que vivía solo y al parecer no solía recibir visitas de familiares o amigos, los agentes de Información hallaron componentes «compatibles con los envíos», tales como tornillería, percutores, etc… Todos los elementos habían sido modificados por él de forma casera. No se encontró, sin embargo, durante el registro material pirotécnico como el aparecido en los paquetes.

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Cruz Morcillo

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Pompeyo, funcionario jubilado del Ayuntamiento de Vitoria de 74 años, no dudó en exculparse cuando le colocaron las esposas en plena calle ante el riesgo de que pudiera guardar en su casa explosivos o material peligroso. «Se han equivocado ustedes de persona», les soltó a los agentes y lo reiteró varias veces, con distintas palabras, durante las horas que duró el registro en su casa.

Pese a que en fuentes oficiales del Ministerio del Interior se informó ayer de que es «una persona muy activa en redes sociales», los investigadores sostienen que no es así, sino todo lo contrario. «No le conocemos un alias ni un nick en redes sociales. Si lo tiene, que lo dudamos, no se le ha encontrado; al revés, es un tipo muy discreto, muy solitario, y lo que sí hacía era consumir mucho material prorruso y de ultra izquierda», explican las fuentes consultadas por ABC.

El sospechoso de los envíos que llegaron en noviembre y diciembre vía postal se pasaba horas y horas en páginas web con ese tipo de contenido, a mayor gloria de Rusia y otras de similares características, pero no se pronunciaba en redes abiertas. A partir de lo que vieron los investigadores, el póster y el busto entre otros objetos, parece haber también un cierto componente ideológico y nostálgico que debió de estallar a raíz de la guerra contra Ucrania.

De momento, a falta del análisis del material intervenido, se sigue trabajando con la hipótesis de que este individuo se autoadoctrinó a través de ese tipo de contenidos y no cuenta con otras conexiones o grupos de apoyo. Por ahora la primera opción es la de un solitario, formado y alimentado en ese ingente material abierto de Internet, pero los agentes prefieren esperar a clonar y extraer datos de los elementos informáticos que se han incautado (no muchos) y de la documentación que se llevaron de la casa. Entre ella hay material manuscrito que servirá para cotejar la letra recuperada en alguno de los envíos y confirmar que se trata de la misma.

En redes sociales, hay que insistir en este dato, no se ha detectado ese posicionamiento prorruso del antiguo funcionario. Al revés: la discreción era la norma en la vida de Pompeyo, al que los agentes definen como un tipo «lúcido, cuerdo y muy culto. Nada de un loco ni de un enajenado».

El miércoles por la tarde cuando acabaron los registros fue trasladado desde Miranda de Ebro a los calabozos de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional en Madrid donde permanecerá hasta hoy, viernes, cuando será puesto a disposición del juez de la Audiencia Nacional José Luis Calama que en principio le investiga por un delito de terrorismo. Pompeyo G., asistido por un abogado de oficio, se ha negado a declarar en dependencias policiales.