Rato interviene en la crisis del PP asturiano para pacificar el partido

Rato, con fuertes vínculos a Asturias por origen familiar y una relación fluida con algunos de los principales dirigentes regionales, ha mantenido contactos con sectores de Gijón y Oviedo —además de con «casquistas»— a los que no ha ocultado su disgusto por una situación que compromete las posibilidades ciertas del PP en Asturias, donde algunos sondeos les otorgan no sólo el triunfo, sino una mayoría absoluta que haría inútil un acuerdo PSOE-IU en el Principado. Su presencia en Oviedo con motivo de la entrega de los Premios Príncipe de Asturias fue posiblemente aprovechada para este cometido.

Fuentes populares señalaron a ABC que Mariano Rajoy se siente muy presionado entre los partidarios y detractores de Francisco Álvarez-Cascos, que de todo hay en Génova y aledaños. Además, señala un dirigente del PP asturiano, «como esto se ha convertido en una cuestión de supervivencia, nadie cede», en alusión a actuaciones como la del alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, que llegó a equiparar las campañas «procascos» con la «kale borroka». «Nunca pensé que tendría que escuchar que a Paco le llamaran terrorista», dice una persona del entorno del ex ministro de Fomento. Las fuentes consultadas esperan que el ascendente de Rato sobre De Lorenzo sirva para rebajar la tensión interna. 1

El ambiente no es el más adecuado para una decisión serena pero los plazos se acercan y aquellos que hubieran querido tener esta cuestión solventada antes del verano se ponen ahora como fecha tope principios de diciembre. Los días 21, 22 y 23 de enero el PP celebrará una gran convención, posiblemente en Sevilla, con la que arrancar la precampaña de 2011 y para entonces le gustaría tener cerrado este capítulo.

Aunque el silencio es consigna oficial, una de las posibles fórmulas sería proponer la candidatura de Cascos para la presidencia del Principado y ofrecer a Isabel Pérez-Espinosa, —candidata propuesta por Asturias—, un puesto destacado en la misma lista o para el ayuntamiento de Oviedo, del que ahora es concejal.

Mientras tanto se sigue produciendo enfrentamientos, hasta el punto de que se ha requerido públicamente la intervención del Comité de Derechos y de Garantías del PP para que se pronuncie ante acusaciones como la antes citada de la «kale borroka». También el correo electrónico de los miembros de la ejecutiva nacional y de los parlamentarios echa humo, pues ha acabado convertido en un «campo de batalla» político.

La semana pasada, el propio Cascos remitió a dirigentes y diputados de su partido el mismo documento que el pasado 21 de junio entregó a la vicesecretaria de Organización y Electoral del PP, Ana Mato. En él reclamaba la celebración de un congreso regional a principios de enero y explicaba que el problema que arrastra el actual PP de Asturias, ante el reto de las autonómicas de 2011, «es estructural y profundo, no circunstancial y leve. Es decir, de organización y de equipos, de movilización masiva y total, no de meras inercias o de esfuerzos esporádicos». Por lo tanto, «necesita abandonar la rutina y hacer un esfuerzo sin precedentes para mejorar su organización y sus candidaturas».

Este documento fue contestado por el diputado asturiano Jaime Reinares, que remitió a sus compañeros de escaño otro correo en el que acusaba a Cascos de «romper al PP de Asturias», no haber apoyado a Rajoy en el congreso de Valencia «y ahora, tras más de siete años de vacaciones políticas, dedicado a caza y pesca, cuando las encuestas generan expectativas de gobierno gracias al trabajo de quienes llevamos al pie del cañón todo este tiempo volvemos a la situación del 98: Cascos, o gana o rompe la baraja». Mensaje que, a su vez, replicaron también a través de e-mail los procasquistas de la plataforma «Pedimos la palabra» enarbolando los sondeos de «El Comercio» y «La Voz de Avilés» que daban la mayoría absoluta al PP en caso de que presente a Cascos.

Y este es el partido que quiere pacificar Rato.