Puigdemont designó a Boye para explorar opciones de pacto con el PP tras las generales

En las elecciones generales el PP de Alberto Núñez Feijóo se impuso con 137 escaños que, sumados a los 33 de Vox, se quedaban a sólo seis de la mayoría absoluta, uno menos que los siete que obtuvo Junts. La posibilidad de un pacto con el partido del prófugo era más que remota, pero desde Génova 13 decidieron explorar, discretamente, las pretensiones de Junts, una carambola en la que Puigdemont levantara el acelerador del movimiento secesionista y se lograra un acuerdo potable para el electorado del PP en particular y la opinión pública en general.

Muy complicado y muy poco probable, cierto, pero en el PP pensaron que no se perdía nada por tomar la temperatura en un partido que, al margen del independentismo, está en sintonía ideológica -derecha- con el PP. Además, también valoraron que debería haber algún acercamiento con Junts en el escenario más probable, una legislatura de Sánchez en manos de Puigdemont, tortuoso como está siéndolo.

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La dirección nacional decidió que la persona idónea para abrir esa venta era el consultor político catalán Xavier Domínguez, contratado por Génova poco antes de los comicios del 23 de julio, y que había asesorado en el pasado a Xavier García-Albiol en Badalona, pero también al PSC o a ERC y ha trabajado mucho fuera de España (Estados Unidos y Latinoamérica). Un tipo transversal y, lo que es más importante, no era una persona del partido.

Según fuentes políticas, el PP sabía que de trascender su intención de mantener contactos con el partido de Carles Puigdemont, archienemigo de España prófugo de la justicia, iban a tener que asumir una importante pena de telediario y señalamientos por falta de coherencia. De ahí que se recurriera a un profesional externo, sin cargo orgánico alguno, que podría pasar por alguien que lo hacía casi por iniciativa propia. En el entorno de Junts había quien decía que el PP es un aliado más natural que el PSOE, por estar tanto los populares como Junts en el centro-derecha, pero veían dos líneas rojas: la inflexibilidad del PP con el secesionismo y la presencia inevitable de Vox en la ecuación, votar al mismo candidato que tendrían que hacer los de Santiago Abascal.

Las gestiones de Xavier Domínguez lo llevaron hasta el presidente del grupo de Junts en el Parlamento catalán, Albert Batet. Éste fue quien trasladó el mensaje de Génova a Waterloo, y desde allí, Carles Puigdemont, según fuentes de las negociaciones, dijo que el enviado del PP llamara a su abogado y hombre de confianza, el controvertido Gonzalo Boye. Batet trasladó estas instrucciones pero los populares se negaron a conversar con Boye.

«Con un tipo condenado por un secuestro y que lo van a juzgar por blanquear dinero de la droga no nos podemos sentar», relatan a ABC fuentes del Partido Popular rememorando esos días de verano. Pese a este veto, la reunión -un café en un hotel de Barcelona- se produjo con cuatro intervinientes: el citado Xavier Domínguez y el líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Daniel Sirera, por un lado, y, por el otro, el mencionado Albert Batet, y Josep Rius, portavoz del partido de Puigdemont y regidor en el Ayuntamiento de Barcelona.

Fuentes del entorno de Gonzalo Boye aseguran a ABC que en la fecha de la reunión entre los representantes del PP y de Junts -primera quincena de agosto- él se encontraba «de vacaciones». Añaden que si alguien dio su nombre para explorar esos contactos fue «sin su conocimiento». Insisten en que no tuvo contacto alguno con emisarios del Partido Popular. El letrado está contratado por Junts para asesorar jurídicamente a sus líderes con el objetivo de sacar la amnistía adelante. Su influencia es enorme.

La reunión se tradujo en un encuentro en la cafetería del hotel Alma, un establecimiento muy conocido. A principios de septiembre, Alberto Núñez Feijóo reconoció, en una entrevista en Telecinco, «contactos discretos» con Junts para escuchar «sus planteamientos», dijo. Pero no fue hasta el pasado 3 de enero cuando, en pleno desgaste del Gobierno por el precio dispuesto a pagar a cambio de los siete votos de Junts en el Congreso, trascendieron los detalles del contacto PP-Junts, cuando 'La Vanguardia' publicó la cita y los nombres de los cuatro intervinientes.

Casi al mismo tiempo que Miguel Tellado, portavoz popular en el Congreso, echaba balones fuera, Daniel Sirera lo reconocía. Desde el PSOE se utilizó la noticia para señalar «falta de transparencia». Mientras, el PP trasladó que de la cita salió la constancia de que Junts exigía amnistía y referéndum, por lo que no había «nada que hacer». Feijóo no sería presidente, o al menos no tras el 23-J.