La Policía detiene por primera vez en España a uno de los 10 criminales más buscados por el FBI

Culminaban así dos años de investigaciones, en las que han colaborado el FBI, US Marshals e Interpol, que han permitido el primer aresto en España de uno de los criminales incluidos en conocida la lista «Ten Most Wanted Fugitives» del FBI. Hasta el momento, más allá de las fronteras de los Estados Unidos tan solo se ha capturado a 57 de estos prófugos. Para dar una idea de la importancia que se le daal caso en Estados Unidos, uno de los responsables de la agencia norteamericana de investigación le dijo a uno de sus colegas españoles que «muchos de nuestros agentes no detienen a ninguno de estos individuos a lo largo de toda su carrera»...

Michael JamesPratt es un neozelandés condenado a cadena perpetua en EEUU por delitos de pornografía infantil, explotación sexual, agresión sexual y ganancias ilícitas de más de 17 millones de dólares. Se dedicaba a la producción audiovisual de pornografía, reclutando mediante engaños a menores y mujeres jóvenes, sobre todo norteamericanas y canadienses. Lo hacía publicando anuncios en Internet en los que se ofrecían supuestos trabajos de modelo que, sin embargo, finalmente resultaban ser grabaciones pornográficas. 

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Para captar a nuevas víctimas pagaba a otras mujeres que servían de «cebo», a fin de que convenciesen a las mujeres de que el material grabado no sería publicado con posterioridad en la red. Según testimonios de las propias víctimas, en ocasiones eran retenidas en contra de su voluntad en los lugares de grabación, y no se les permitía abandonarlo hasta que hubiesen cumplido las pretensiones exigidas por la productora propiedad del prófugo, y en los peores casos, eran obligadas a realizar prácticas sexuales a las que de manera expresa previamente se habían negado. Todo el contenido pornográfico finalmente terminaba en páginas web de temática pornográfica, generando unos beneficios multimillonarios.

La búsqueda internacional de este individuo dio comienzo con su fuga de los Estados Unidos. El proceso judicial se centró en hechos relativos a la realización de producciones audiovisuales de contenido pornográfico entre los años 2012 y 2019. Las autoridades estadounidenses emitieron la correspondiente Orden Internacional de Detención y el propio FBI lo incluyó entre los denominados «Ten Most Wanted Fugitives».

A principios de 2021 el Grupo de Fugitivos de la Policía recibió información del FBI según la cual el delincuente podía estar en España, más en conccreto en la zona de Barcelona, aunque también en otros puntos de Cataluña. Los agentes comenzaron a hacer comprobaciones y detectaron rastros de Michael James Pratt que indicaban que se había movido por allí, pero esos datos se remontaban a 2019. Sin embargo, cuando se le intentó localizar no se hallaron pistas sobre él.

A lo largo de las investigaciones el FBI fue actualizando la información, porque se detectó que Michael James Pratt cambiaba a menudo de identidad, que además cada vez eran de un país distinto. Eso demostraba hasta qué punto adoptaba medidas de seguridad para no ser localizado.

De forma paralela a la investigación policial, las autoridades del país norteamericano destinaron importantes recursos al caso, llevando a cabo campañas publicitarias encaminadas a recabar cualquier información que facilitase la detención del fugitivo, ofreciendo incluso una recompensa de 100.000 dólares a cambio de cualquier pista relevante. Por ese motivo se desplazaron a nuestro país varios investigadores privados, cuyas pesquisas en Barcelona resultaron igualmente infructuosas.

Estos «caza recompensas», por ejemplo, sabían que el fugitivo era un fanático de las zapatillas Air Jordan y lo que hicieron fue visitar todas las tiendas especializadas para mostrar su fotografía por si alguien lo reconocía. Otros recorrieron todos los bares de la noche con la misma idea. Cuando agotaron su presupuesto, al no obtener resultado alguno, regresaron a su país.

Finalmente, tras un año de exhaustiva búsqueda a lo largo de toda España, el 21 de diciembre se detectó la presencia del fugitivo en un céntrico hotel madrileño, donde se alojaba bajo una de las múltiples identidades falsas que había empleado para evitar su localización. La clave fue que se averiguó la identidad que utilizaba en estos últimos tiempos.

No opuso resistencia, pero sí fue llamativa su cara cuando se vio esposado nada más salir del establecimiento hotelero de la Gran Vía. No detectó a los agentes hasta tenerlos encima, a pesar de que antes de poner el pie en la calle miraba a un lado y a otro para intentar detectar el peligro.

Según explicó, antes de en España había estado en Portugal, pero se fue de ese país porque se sentía vigilado por la Policía; de Barcelona se fue por la misma razón y aseguró que al día siguiente de su desaparición se iba a marchar de España porque ya no se sentía seguro.

En el momento del arresto se le intervino una importante cantidad de dinero en efectivo y lo quees más importante abundante material informático -varios 'usb' y un ordenador- que ahora serán analizados por el FBI, ya que no hay constancia de que en España cometiera delito alguno. Se sospecha que durante los últimos años ha seguido con su actividad criminal y es muy probable que en esos dispositivos se encuentren las pruebas para poder demostrarlo.

Esta es una de las operaciones más brillantes del Grupo de Fugitivos de los últimos años, aunque ha hecho otras también de enorme repercusión, como por ejemplo la detención en Madrid del «Pollo Carvaja», exjefe de los servicios de inteligencia venezolanos.