Pilar Alegría, la ministra de Educación que le dio la espalda al castellano, nueva mujer fuerte del PSOE

Ya desde que se hizo cargo de la cartera de Educación en reemplazo de Isabel Celaá, la comunidad educativa sabía que lo que Sánchez buscaba con este movimiento era prepararla para su salto a la presidencia de Aragón. En cualquier caso, fuentes del ministerio confirmaron a ABC que Alegría continuará al frente del departamento de Educación aparte de ser la nueva portavoz, en reemplazo de Felipe Sicilia.

Los cambios se producen tras el intento de Sánchez de hacer un lavado de cara a su partido y los nombramientos se harán efectivos el sábado durante el Comité Federal, convocado de urgencia. El actual presidente de Aragón, Javier Lambán, ya ha dicho que no acudirá a la reunión por «cuestiones familiares».

Pilar Alegría llegó al ministerio para 'limpiar el barro' que había dejado su antecesora. La postura de Alegría ha consistido en reconstruir puentes con la comunidad educativa, especialmente, con los sectores cuya relación con Celaá no era la mejor, como es el caso de la concertada. El sector llegó a reunir a millones de personas en la calle en plena pandemia en contra de la norma que lleva su nombre. Por no mencionar la lluvia de críticas cuando dijo que los hijos no eran de los padres.

A la ministra Alegría le tocó la parte complicada de la 'ley Celaá': aprobar los reales decretos de enseñanzas mínimas, es decir, lo más importante de la norma porque es su parte práctica. La lluvia de críticas no cesó por los polémicos contenidos de los mismos: empezando por la construcción de género en Infantil, la perspectiva de género en las Matemáticas o el 'olvido' de parte de la historia de España, incluido los procesos antidemocráticos de la II República.

Luego llegó la polémica por los libros de texto, publicada por ABC. En los nuevos manuales aparece propaganda sanchista, loas a las leyes del Gobierno, como la de Memoria Democrática o la de la eutanasia, o ataques a Vox, calificado de partido nazi.

Alegría buscaba diferenciarse de Celaá, pero en la práctica terminó usando las mismas herramientas que su antecesora: negar lo que ocurría, asegurarle a la concertada (en reuniones privadas incluidas) que no tenía nada en contra del sector y culpar a los medios de difundir «mantras» (Celaá prefería más lo de 'fake news') respecto a todo lo que molestaba, en su caso, la polémica por los contenidos de los decretos y de los manuales.

La otra estrategia de Alegría fue intentar calmar los ánimos por la situación del castellano en Cataluña: «Las sentencias deben cumplirse», decía una y otra vez pero no entraba más en el asunto. El problema es que no hizo nada y tenía herramientas para hacerlo.

No hubo noticias del ministerio cada vez que pudo haber actuado. La última ocasión fue cuando el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSCJ) suspendió la aplicación de la sentencia del 25% del castellano al ver el tribunal autonómico «vicios de inconstitucionalidad» en las leyes aprobadas por el Govern para evitar la aplicación del 25% de castellano en las aulas catalanas. «El ministerio puede actuar desde ya: hay una administración que ha redactado una ley y un decreto ley que parece que es inconstitucional y puede llevar ambas normas al Constitucional y parar su ejecución, independientemente de lo que diga el TSJC», criticó Ana Losada, presidenta de la Asamblea por una Escuela Bilingue (AEB).

Pese a su intento de reflejar un perfil bajo y conciliador, Alegría no se ahorró las críticas cuando se conoció que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ofrecería becas a familias con rentas medias y altas (aparte de bajas) triplicándose el umbral respecto a la anterior convocatoria. La ministra dedicó entrevista tras entrevista a cargar contra Ayuso y también recurrió a Twitter para publicar extensos 'hilos' criticando esta decisión. 

«Su objetivo es claro: destruir con su libertad lo que es de todos y construir unos servicios que solo puedan utilizar los que se los puedan pagar», dijo en una de sus numerosas publicaciones en la red social contra las políticas de Ayuso.

Antes de aterrizar en el ministerio, esta diplomada en Magisterio, fue diputada en el Congreso entre 2008 y 2015. Este último año también formó parte del Gobierno de Aragón como Consejera de Innovación, Investigación y Universidad, siendo también diputada de las cortes autonómicas de 2015 a 2019.

En 2019 fue la candidata del PSOE a las elecciones municipales de Zaragoza siendo la fuerza más votada. Posteriormente, ejerció de portavoz del grupo socialista en el Ayuntamiento hasta febrero de 2020 cuando es nombrada Delegada del Gobierno, responsabilidad que ocupó hasta julio de 2021.