Cumbre hispano-francesa
Pedro Sánchez pone a prueba su política en Cataluña mientras sus socios calientan la calle
El presidente del Gobierno y Macron firman el Tratado de Amistad de Barcelona entre los dos países
¿Quién participa y qué se firma hoy en la XXVII Cumbre Hispano Francesa?
Víctor Ruiz de Almirón y Daniel Tercero
Madrid
Barcelona acoge hoy la cumbre hispano-francesa en la que España y Francia firmarán un Tratado de Amistad y Cooperación que eleva las relaciones bilaterales entre ambos países a un nivel privilegiado. El Tratado de Barcelona situará a París, junto a Portugal, como socio ... fundamental de nuestro país. Único.
La cita pone ante el espejo muchos de los aspectos que definen la legislatura de Pedro Sánchez y en la que se juega la reelección. Por un lado, la imagen internacional, que en La Moncloa tienen como el gran activo del presidente. Habrá una foto con Emmanuel Macron y se firmará un acuerdo con Francia, todo ello con la resaca de un foro de Davos con el que el Ejecutivo está muy satisfecho.
Por otro lado, y en primer plano, Cataluña. Ha sido el Gobierno de España quien ha elegido el lugar. El reciente acuerdo para impulsar el gaseoducto de hidrógeno verde que unirá Barcelona con Marsella (Francia) sirve como pretexto para desarrollar la cita en la Ciudad Condal. Pero de trasfondo hay mucho más: la voluntad del Ejecutivo de poner el foco en que ahora este tipo de encuentros o eventos sí se pueden desarrollar en Barcelona con normalidad.
Al inicio de la cumbre asistirá el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en un gesto que el Ejecutivo interpreta como una prueba más de «normalización» en Cataluña. Aunque sea un momento breve y protocolario -en el que también participará la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau- el Gobierno le da importancia.
No está previsto un encuentro entre Aragonès y Sánchez, más allá del saludo en el arranque de la XXVII cumbre hispano-francesa, en la que sí participarán diez ministros de cada país en otras tantas reuniones bilaterales, además del encuentro entre los dos líderes. A lo que seguirá un plenario con la participación de todos los ministros (veinte) y los dos presidentes.
Estas cumbres suelen arrancar de forma habitual, y así está previsto, con los himnos de los dos países. Este puede ser el momento más delicado en lo que tiene que ver con la actitud del presidente autonómico catalán. Está previsto, sin embargo, al menos por La Moncloa, que Aragonès esté presente en este momento.
Protestas de doble filo
En relación a las reivindicaciones independentistas y las consecuencias de las palabras de Sánchez y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, pronunciadas en las últimas semanas y asegurando que el 'procés' ha terminado, precisamente, ayer, Bolaños, reiteró que los secesionistas «no lo van a volver a hacer» y destacó que «en 2017 las empresas huían despavoridas, hoy hay inversiones».
Las asociaciones y los partidos independentistas catalanes no necesitaban que desde el Gobierno se recordase que el 'procés', al menos en la intensidad que en 2017, no tiene mucho recorrido, para protestar por la reunión entre Sánchez y Macron. Pero los pronunciamientos desde el Ejecutivo ayudaron para unir al movimiento que, en los últimos meses, solo transmite desunión.
Aragonés y Colau estarán en la recepción de las autoridades a Macron y en la interpretación de los dos himnos
La XXVII cumbre hispano-francesa se desarrollará en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). En las faldas de la montaña de Montjuïc. La montaña olímpica. Un emplazamiento que, añadido al propio dispositivo de seguridad coordinado por la Policía Nacional y con todos los cuerpos colaborando, también los Mossos d'Esquadra, hará que las protestas que tengan lugar en la Fuente Mágica de Montjuïc tan solo serán imágenes para los protagonistas del encuentro. No parece que las protestas puedan alterar lo más mínimo la reunión.
Otra cosa será la reacción interna entre los propios independentistas. Este miércoles, la presidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Dolors Feliu, no solo nos descartó los silbidos a Aragonès sino que criticó su presencia institucional -que ayer volvió a defender-. «Las contradicciones, a veces, pasan factura», señaló. Carles Puigdemont, por su parte, lleva varios días animando a la participación en la manifestación.
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