Un Parlamento Europeo más a la derecha y con más presencia española

Pons y López tienen en común un perfil dialogante y son personas que se sienten cómodas en la búsqueda de entendimientos. Además, ambos tienen experiencia en la política europea. ABC los ha reunido en la sede del Parlamento Europeo de Estrasburgo para hablar de la política continental y mostrar, en una sola foto, la inmensa distancia que existe entre el día a día amable y dialogante de Bruselas y Estrasburgo, y el día a día bronco de Madrid. Los dos han atendido la petición sin dudar y ambos se muestran dispuestos a trabajar juntos los próximos cinco años.

La diferencia entre la política europea y la española no es una cuestión de la actitud de sus políticos, ni siquiera depende de unos determinados perfiles más proclives al consenso: la política europea está diseñada para el acuerdo, para la negociación con diferentes como única vía para el avance. Es por eso que Populares, Socialistas, Verdes (donde hay dos diputados de Sumar y una de ERC) y Liberales (una del PNV) han sellado un pacto que deja al margen a la extrema izquierda, donde conviven Irene Montero, de Podemos, y Estrella Galán, de Sumar, junto a otros tres eurodiputados) y a la extrema derecha, dividida en tres partidos: el ECR de Giorgia Meloni, que ha sido abandonado por Vox y que tiene un pie dentro del sistema y otro fuera; el nuevo grupo de Orbán y Le Pen al que se ha sumado Vox y el liderado por Alternativa por Alemania.

En las votaciones de esta semana, a estos dos últimos se les ha aplicado el cordón sanitario, de modo que se han quedado sin representación en los órganos de decisión. ¿Significa esto que han sido marginados? Sí, porque esa es la voluntad de los cuatro partidos que forman la gran coalición, pero que nadie piense que a ellos les molesta: como bien ha explicado Jorge Buxadé, jefe de la Delegación de Vox en Europa (6 diputados), ellos no quieren participar porque tienen otra forma de ser europeístas. Más allá del cordón se hallan los No inscritos: tres de Se acabó la fiesta (SALF) y el único electo que áun no tiene acta: Toni Comín, subalterno de Carles Puigdemont.

Pons y López se han votado mutuamente, algo difícil de conseguir en España pero natural en Europa. Sus prismas ideológicos son distintos pero ambos saben que tienen mucho en común. Lo principal, la confianza en el proyecto europeo, y en segundo lugar la convicción de que España tiene que jugar un papel relevante en su defensa.

El nuevo Parlamento ha girado a la derecha, de forma que es fácil intuir que se producirá una flexibilización del pacto verde, se apostará por la reindustrialización en busca de una mayor competitividad, y se abrirá un debate de fondo sobre la defensa y la seguridad en todos sus conceptos. Todo ello sin perder de vista el bienestar de los ciudadanos. El reto para la Unión Europea es grande. Pons y López lo saben y están dispuestos a caminar juntos, aunque no revueltos.