El PNV apela a los indecisos para evitar el doble 'sorpasso' de Bildu

Una de las claves de estos comicios estará en la abstención. A priori, una baja participación beneficiaría a Bildu, que tiene a su electorado muy movilizado, principalmente en los municipios en los que gobierna y en el grupo de los más jóvenes que se han ido incorporando al censo electoral en los últimos años. Si, por el contrario, la participación es alta, significaría que el PNV ha conseguido movilizar a su electorado, pese al desgaste que le han generado los 12 años seguidos que lleva al frente del Gobierno vasco. Pero eso se verá mañana a partir del mediodía, cuando se conozca el primer avance de participación.

La campaña vasca bajó ayer el telón con la polémica de la 'no condena' del terrorismo etarra por parte de Otxandiano acaparando la atención en este final de la partida, al que se llega con las espadas de PNV y Bildu en todo lo alto y todavía con los últimos indecisos —cerca del 20% del electorado vasco— por decantar su papeleta.

Ante un buen número de afiliados y simpatizantes en El Arenal bilbaíno, el PNV mostró su «convicción» de que Imanol Pradales tomará el relevo de Ardanza, Ibarretxe y Urkullu: «Salimos a ganar con ilusión para llevar la trainera de Euskadi a un futuro mejor», afirmó el candidato. «Nuestro voto siempre es a favor, siempre para construir», añadió Pradales. Además del propio Urkullu, también asistieron el número dos de Junts, Jordi Turull, y una representación de Coalición Canaria. «Cuando empecé este recorrido difícilmente podría imaginar vivir todo lo que he vivido. Recordaré para siempre esta oportunidad que he tenido de conocer mejor Euskadi», recordó Pradales.

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Por su parte y también desde Bilbao, Arnaldo Otegi aseguró que «la izquierda que suma y la izquierda que puede ganar se llama EH Bildu». «Llamo a apoyar la lista que puede ser hegemónica en estas elecciones y fortalecer la izquierda independentista«, presumió. Se dirigió a los que no encuentran en el PNV suficiente ambición en términos nacionales: »No les pido el voto a EH Bildu, sino a la vieja nación vasca para que sea posible la suma entre 'abertzales'«. Y resumió el veredicto de mañana en las urnas a dos únicas opciones: »O los mismos haciendo lo mismo o EH Bildu liderando el cambio que exige la mayoría social«. Su candidato se hizo acompañar por el presidente catalán, Pere Aragonès (ERC), y por el ministro de Finanzas de Irlanda del Norte, Conor Murphy.

Esta campaña ha permitido ver hasta qué punto el País Vasco ha superado algunos bucles identitarios. El eje social y las discusiones sobre Osakidetza –la sanidad pública vasca–, la seguridad y la reforma del Estatuto de Guernica han terminado por encender algunas discusiones. Pero en definitiva lo que ha aflorado y se ha convertido en el centro del debate ha sido el viejo fantasma de ETA que parecía enterrado, para satisfacción de un EH Bildu que quería pasar de puntillas y sin pronunciarse sobre el tema de la memoria.

Otxandiano ha pedido perdón con la boca pequeña a las víctimas de ETA por si sus palabras pudieron herirlas. De esta forma intentaba recuperar parte del terreno perdido en los últimos días. El aspirante de EH Bildu procuró soltar lastre ante la presión de los candidatos rivales, pero aún así se resistió a 'condenar' abiertamente el terrorismo. La discusión sobre la memoria y el pasado de la violencia son las claves que más han tensado las cuerdas entre los aspirantes a lendakari estos últimos días. Tan es así que Pradales anunció a bombo y platillo que Bildu no puede formar parte de los gobiernos mientras sea incapaz de aprobar esta asignatura.

Ya con el resultado sobre la mesa y las posibles combinaciones aritméticas, la cuestión de las alianzas va a centrar todas las discusiones políticas a partir del lunes. Si PNV y Partido Socialista de Euskadi (PSE) alcanzan la mayoría absoluta –al menos 38 escaños, por los 41 que sumaban hasta ahora–, las cosas estarán muy claras y el futuro Gobierno vasco de coalición entre nacionalistas y socialistas tendrá que tomar nota no obstante del giro a la izquierda 'abertzale' que parece saldrá de estas urnas.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, no quisieron perderse ayer el cierre de campaña apoyando a sus respectivos candidatos en el País Vasco. El desembarco de líderes nacionales en la última jornada de campaña vasca incluyó a Santiago Abascal (Vox) e Ione Belarra (Podemos). La única que faltó fue la de Sumar, Yolanda Díaz, que envió al portavoz de partido y ministro de Cultura, Ernest Urtasun. Todos ellos hicieron el último esfuerzo para que sus respectivas formaciones obtengan representación en el próximo Parlamento vasco, alguno que no les garantiza casi ninguna encuesta a ninguno de los tres.