Ocho presos de ETA críticos con la institucionalización abertzale anuncian una huelga de hambre
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Ocho presos de ETA, siete de ellos internados en la cárcel de Zaballa (Álava) y uno más en Pamplona, han iniciado una huelga de hambre. El anuncio lo ha hecho este martes a través de redes sociales una organización vinculada a grupos radicales críticos ... con la línea oficial de la izquierda abertzale. La protesta supone, además, un doble pulso. Por un lado, complica la precampaña de EH Bildu, y por otro, supone una medida de presión para el propio Gobierno vasco, que tendrá que lidiar por primera vez con una protesta colectiva de un grupo de presos etarras.
El origen de la protesta está en la huelga de hambre iniciada hace seis días por Garikoitz Etxeberria, que abandonó el colectivo oficial de presos (EPPK) hace un año. Llegó a Zaballa procedente la prisión palentina de Dueñas a mediados de abril, dentro del paquete de acercamientos con el que el Ministerio del Interior puso punto y final a la política de dispersión. Sin embargo, la llegada no fue como esperaba y en una carta anunció el inicio de una huelga de hambre porque le habían ubicado en una celda compartida.
A esa protesta, difundida y secundada por sectores de la línea crítica con Otegi como el Movimiento pro Amnistía (ATA) o Gazte Koordinadora Sozialista (GKS), se han sumado otros siete reclusos. En Zaballa han dejado de comer Jon Kepa Preciado, Orkatz Gallastegi, Mikel San Sebastián, Aitor Cotano, Dani Pastor y Jesús Mari Etxebarria. A ellos se ha unido Patxi Ruiz en Pamplona. La organización radical Tinko informa además de que Jon Mirena Sampedro y Oskar Barreras también tienen intención de «rechazar hoy» las bandejas de comida en las cárcel de Basauri (Vizcaya).
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La protesta supone para los grupos disidentes con las políticas actuales de EH Bildu, dar un salto cualitativo. De hecho, no es casualidad que prácticamente todos los presos pertenecen al llamado colectivo disidente. Solo Orkatz Gallastegi, que es hermano de Irantzu Gallastegi y cuñado de Javier García Gaztelu, alias 'Txapote', continua, al menos hasta la fecha, vinculado al EPPK. Hasta ahora estos etarras críticos con la disolución de ETA tan solo habían protagonizado protestas semejantes de manera aislada. Es el caso de la huelga de hambre que inició Iñaki Bilbao a finales de 2022, poco después de llegar a la prisión alavesa. Sin embargo, la anunciada este martes supone la primera acción común de los sectores más radicales.
Se trata además de todo un pulso a la línea oficial de la izquierda abertzale. Hasta ahora los de Otegi habían minimizado la fuerza de los grupos disidentes y los colectivos críticos con su nueva hoja de ruta. La protesta coordinada de los presos en plena campaña preelectoral les obligará ahora a pronunciarse al respecto. Existe, además, la incógnita de si los simpatizantes de ATA o GKS, en su mayoría votantes jóvenes, respaldarán la propuesta de EH Bildu en las urnas. Que este colectivo opte por la abstención podría lastrar su buenas perspectivas electorales.
También se trata de una medida de presión para el Gobierno vasco, ahora responsable de las políticas penitenciarias en Zaballa. Desde que se hizo cargo de la gestión de las prisiones vascas nunca antes había tenido que enfrentarse a una protesta coordinada como la actual ni la repercusión que puede tener en las acciones de grupos radicales. Durante la huelga de hambre de Patxi Ruiz en 2020 se registraron varios ataques a sedes del PSE y a batzokis del PNV.
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