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La epidemia fantasma de la leptospirosis

La enfermedad contraída por varios deportistas en la ría de Bilbao solo se vuelve grave en el 5% de los casos

La ría de Bilbao A.Mateos
Adrián Mateos

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La prueba de triatlón que tuvo lugar el pasado mayo en Bilbao ha desencadenado varios casos de leptosirosis , una enfermedad producida por una bacteria presente habitualmente en la orina de animales salvajes como las ratas. En concreto, el departamento vasco de Salud (Osakidetza) ya ha confirmado el contagio de tres de los cinco participantes del evento que se sometieron a las pruebas pertinentes. A pesar de la llamada a la calma de las instituciones autonómicas, el pánico se ha adueñado de buena parte de la ciudadanía de la capital vizcaína, cuyos hospitales han atendido a lo largo de los últimos días a decenas de personas que pensaban que se habían infectado.

«¡Nuestro pobre Nervión se ha convertido en el río maldito!», ironiza el presidente de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, Ricardo Franco Vicario , que lamenta que se ha creado un clima de horror y de alarma social «absolutamente infundado». De hecho, asegura que solo el 5% de los casos de leptospirosis termina siendo grave, mientras que el 15% de las personas que se contagian no llega a padecer ningún tipo de síntoma . Recuerda el doctor que el pasado mayo se expandió un temor semejante después de que un joven de la universidad de Deusto incubara una tuberculosis pulmonar: «Hubo un caso y ya se hablaba de brote», afirma.

Pero, ¿qué es exactamente la leptospirosis? Tal y como explica el propio Ricardo Franco, se trata de una enfermedad producida por un tipo de microorganismo que pertenece al mundo de la espiroquetas, que poseen forma de espiral. La infección parte habitualmente de las ratas, aunque los desencadenantes también pueden ser otros animales salvajes como los cerdos, los caballos o las vacas. Cuando orinan en un lago o un arroyo, la bacteria pasa a su vez al agua, por lo que cuando una persona se baña puede contagiarse simplemente con el contacto con los ojos o a través de la mucosa de la boca o de la nariz.

Enfermedad profesional

Los primeros síntomas de la infección, añade el doctor, aparecen entre los siete y los 12 días siguientes al contagio . Durante esta primera fase, las llamadas leptospiras pasan a la sangre, y los pacientes padecen una fiebre «muy alta» que, sin embargo, suele menguar al cabo de dos o tres jornadas. Solo un 5% de los mismos pasan a la siguiente etapa, conocida como «síndrome de Weil» , que sí puede llegar a ser peligrosa para el organismo humano. A pesar de todo, el experto destaca que este tipo de afección solo afecta a gente «con defensas bajas» . Para combatir dichas bacterias lo más efectivo es la penicilina, aunque según Franco también es posible optar por otro antibiótico, la doxicilina.

A pesar de que en muchas ocasiones la leptospirosis pasa totalmente desapercibida, no es la primera vez que esta enfermedad preocupa a los bilbaínos. En el año 1983, alega Franco, varias personas se infectaron cuando salieron a la calle «con picos y palas» para desaguar las calles en el marco de las terribles inundaciones que sufrió el territorio. Se trataba, de hecho, de una afección común en algunas profesiones, como la de pocero, pues los trabajadores estaban en contacto directo con el agua. Una «simple heridita» bastaba para que la batería penetrara en el organismo.

El riesgo de bañarse

A pesar de todo, el presidente de la Academia de Ciencias Médicas aconseja a los vecinos de la ciudad que no se adentren en la ría, pues, a pesar de que está mucho más limpia que a finales de siglo, aún «no tiene unas condiciones de salubridad suficientes» que ratifiquen su higiene: «Ese pegote que se pegó el alcalde diciendo que se iba a bañar como Fraga en Palomares para demostrar que es el agua más limpia del mundo me parece una imprudencia», puntualiza.

De hecho, argumenta que la leptospira «aguanta muy bien en aguas templadas, y esta primavera ha sido muy calurosa ». Asimismo, el doctor añade que dicha bacteria es proclive a aparecer también en aguas neutras o cristalinas, y la ría es a día de hoy mucho menos ácida que en el pasado.

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