Los DDP compraban armas y pagaban abogados con fondos de estafas bancarias

El dinero procedía de estafas bancarias que se han sucedido por toda España mediante técnicas de ingeniería social: llamadas y mensajes haciéndose pasar por compañías de suministro o bancos con las que conseguían los datos bancarios. Son 59 las víctimas identificadas y por ahora el dinero defraudado supera los 500.000 euros. Pero habrá más porque los investigados tenían moneda virtual valorada en más de dos millones.

En septiembre del año pasado la Policía detectó que miembros de los DDP utilizaban cuentas bancarias de terceras personas en las que recibían enormes cantidades con origen en apariencia ilícito.

Empezó el rastreo del dinero y se averiguó que procedía de delitos informáticos con técnicas de ingeniería social: phishing –correos electrónicos fraudulentos que dirigen a los clientes a web falsas bajo la apariencia de ser el banco de la víctima; vishing –método que combina el robo de datos bancarios con webs fraudulentas y una llamada telefónicasimulando ser empleados de la entidad y smishing -mensajes de texto en los que se hace creer que le han robado y dirige a un número de teléfono para 'recuperar' sus claves.

Estos hackers, de origen brasileño, se aliaron con mandos de los DDP y les ofrecieron un trato suculento. Los dominicanos abrían cuentas corrientes donde se recibían los fondos, movían 'mulas' que sacaban luego ese dinero en cajeros automáticos y abrían monederos virtuales. A cambio recibían entre un 20 y un 30 por ciento, unos 200 euros por cada cuenta.

«De una banda no se vive, así que habían subido un escalón más. A cierta edad ya no les interesa estar en la banda», explican fuentes policiales. Los DDP no dudaban en agredir y amenazar a las 'mulas' o correos durante la captación y les prometían entrar en la banda o ascender. Además de los pagos a abogados, la compra de armas y el mantenimiento de presos, parte de los beneficios iban destinados a adquirir drogas que luego vendían. Más financiación.

Durante la compleja investigación los agentes descubrieron cómo utilizaban a menores para cometer delitos, algo cada vez más habitual. Los instruían para llevar a cabo okupaciones, compra de drogas, atracos, robos con fuerza, 'vuelcos' e incluso asesinatos.

Dos integrantes ordenaron matar a un exmiembro de los trinitarios, grupo con el que tenían una venganza pendiente desde el 2009. Fue el año en que asesinaron a Isaac Natael B. G., de 17 años, un rapero conocido como «Moren Black», en las inmediaciones de la discoteca Boite Center de Azca. Ese crimen ya originó otra muerte en 2017, la de Alexander del Villar Reinoso, dominicano de 24 años, asesinado como parte de esa guerra. «Velo Velo» era trinitario.

La tercera parte de la venganza se iba a ejecutar el pasado 5 de junio, cuando dos jóvenes entraron en una sidrería de Madrid y dispararon a un camarero que había pertenecido a los trinitarios. Uno de los arrestados ahora, el que encargó el crimen, obligó a los autores a mantener el teléfono encendido cuando estaban en el bar para poder escuchar en directo el asesinato. La víctima salvó la vida.

A los arrestados -en el caso de DDP, la mayoría españoles de segunda generación, aunque también hay de Sudamérica, Rumanía o Marruecos- se les considera responsables de los delitos de pertenencia a organización criminal, estafa bancaria, trata de seres humanos con fines de comisión de delitos, tráfico de drogas, tenencia ilícita de armas, asesinato en grado de tentativa, extorsión y usurpación de identidad.

Se han intervenido dos pistolas, tres escopetas, cinco machetes, una katana, munición, dinero en efectivo y diverso material relacionado con los Dominican Don't Play. La red invertía en monedas virtuales y realizaba desvíos patrimoniales a favor de integrantes de los DDP y hacia 'mulas' captadas por la banda, en concreto en los 'coros' de Embajadores, Arganzuela, Alcobendas, Ciudad Lineal y Leganés.