Las maniobras de los fieles a Aitor Esteban tumban a Ortuzar en el PNV

«He decidido no pasar a la segunda vuelta del proceso electoral interno para la presidencia del EBB», inició la carta, en la que afirma que se trata de una decisión «largamente meditada». «Contra mi posición de partida inicial, favorable al cambio, me convencieron y me convencí de que debía ofrecerme para seguir un mandato más, si la militancia así lo quería», apuntó. Pero «vistos los resultados, y visto también el desarrollo de esta primera vuelta», cree que debe reconsiderar su posición y volver a su «primera convicción íntima, que era la de dejar paso a la renovación».

El todavía presidente del EBB se refirió así a su anterior misiva a los afiliados del pasado 18 de enero, en la que se puso a disposición de las bases «para lo que quisieran», con lo que se abría a repetir en el cargo si así lo decidían éstas. En ese escrito ya mencionaba que había visto en el seno del partido «dos pulsiones diferentes respecto de cuál debía ser el alcance de la renovación interna: quienes propugnaban una renovación total, incluido el presidente, y quienes optaban por mantenerla para dar tiempo a que los cambios habidos hasta ahora se consolidaran».

A su juicio, los datos que resultaron de las votaciones de las organizaciones municipales ('batzokis' en euskera) «ofrecen una fotografía que refleja perfectamente esta situación». Según EP, si bien no existen cifras oficiales, Ortuzar habría logrado el apoyo de 110 batzokis; Esteban, de 70; y 30 para Markel Olano, que también se retiró ayer de la carrera electoral en favor del portavoz en el Congreso. Basta el voto favorable de tres de ellos para pasar a segunda vuelta.

Figura clave en allanar el camino a la presidencia del EBB a Aitor Esteban ha sido ha sido Itxao Atutxa, su mujer y expresidenta del PNV de Vizcaya, la organización territorial más fuerte. Fuentes del País Vasco aseguran a ABC que Atutxa se ha encargado personalmente de promocionar entre las bases la figura de su pareja. Tanto así que ni siquiera en los 'batzokis' se esperaba los buenos resultados del portavoz del partido en el Congreso, los cuales se acogieron con sorpresa.

El PNV viene desinflándose desde el año 2020. EH Bildu se ha impuesto en las cinco elecciones celebradas tras la pandemia, lo que llevó a la cúpula del partido a repensar su hoja de ruta y fomentar el cambio de liderazgos en las ejecutivas territoriales. Ortuzar, que tomó las riendas del PNV en 2013 en sustitución del exlendakari Iñigo Urkullu, ha sido el encargado de capitanear los relevos en el seno del partido. En Guipúzcoa, con la llegada de María Eugenia Arrizabalaga en sustitución de Joseba Egibar; en Vizcaya, con Iñigo Ansola, que relevó a Itxaso Atutxa; y en Álava, con Jone Berriozabal, que cogió el mando tras José Antonio Suso.

La tendencia a la baja de la derecha vasca nacionalista de cara a los comicios autonómicos del 21-A, en los que los sondeos dibujaban un PNV en declive y hasta un 'sorpasso' de los de Arnaldo Otegi, hizo que Ortuzar cambiara incluso su candidato a lendakari. Sustituyó a un peso pesado como Urkullu por un desconocido Imanol Pradales, que hasta entonces ejercía como diputado en Vizcaya. Con aquella apuesta arriesgada acabó salvando los muebles, ya que el PNV ganó las elecciones -empatando, eso sí, a escaños con Bildu- y Pradales tomó el poder en Ajuria Enea.

Una renovación integral que, ahora, se completará con la salida del EBB del propio Ortuzar y la llegada -salvo sorpresas- de Esteban.