La oposición acusa a la presidenta del Congreso de «provocar» en su «peor» intervención

Feijóo, que antes de la sesión ya había afeado la ausencia de los socios de Sánchez, defendió la decisión de su grupo de no aplaudir al considerar que las palabras de Armengol fueron una «provocación» y algo «lamentable». El presidente del PP lo calificó como el «peor» de un presidente de la Cámara Baja que haya escuchado en su vida. En el PP sentó especialmente mal que en una intervención institucional se defendiesen los pactos para formar el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez frente a quienes «distorsionan la realidad o cuestionan importantes valores democráticos desde la crispación y la opacidad de la disputa». Un tipo de afirmación indistinguible en el fondo de la que se puede escuchar en La Moncloa o en Ferraz.

Feijóo defendió que no aplaudieran. Es más, señaló que lo volverían a hacer: «Hemos estado respetuosos, pero aplaudir esta provocación nos parece absolutamente inadecuado. Lo volveríamos a hacer, es lamentable». «No nos gusta tomar esta decisión, pero cuando la presidenta del Congreso no es la presidenta de todos los diputados y senadores que estábamos reunidos y simplemente se comporta como una diputada de un partido, no merece el aplauso«, dijo.

La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, denunció que la tercera autoridad del Estado no puede «excluir todo aquello que no ha sido impulsado por el PSOE». Lo que «es sectario, excluyente y que sigue el mandamiento de Sánchez de levantar muros no puede contar con nuestro aplauso«, dijo.

Por su parte, Elías Bendodo, desde este jueves nuevo vicesecretario de Política Autonómica y Municipal y Análisis Electoral, defendió que «hay que saber estar y vestir el cargo», especialmente en «un día tan importante». Borja Sémper, vicesecretario de Cultura y confirmado como portavoz nacional del PP, criticó que Armengol se había salido de su «marco institucional» cuando «tiene la obligación de representar a todos». El presidente de Vox, Santiago Abascal, dijo, a su salida del hemiciclo, que en su partido solo aplauden los «mítines» en sus propios actos.