«Nosotros nunca nos hubiéramos puesto un pinganillo para entendernos en el Congreso»
Históricos del parlamentarismo español explican a ABC su decisión de plantar cara al uso de las lenguas en el Congreso: «Es capricho irracional para ganar votos»
Más de 60 exparlamentarios presentan una carta a Armengol para frenar el uso de lenguas en el Congreso
Madrid
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Iniciar sesiónLa reforma exprés del Reglamento del Congreso encargada por el PSOE y sus futuros socios de gobierno –si es que Pedro Sánchez consigue armar ese rompecabezas– para que se puedan utilizar todas las lenguas del Estado se encontró ayer con un nuevo escollo. ... Más de 60 exparlamentarios de diferentes ideologías presentaron un escrito ante la Presidencia para pedir que se rechace «una iniciativa que cambiaría la naturaleza del Congreso y produciría una grave mutación constitucional, encaminada a su transformación hacia una realidad plurinacional».
El escrito nació el pasado lunes del descontento de un grupo de políticos con decenas de legislaturas a su espalda y en solo unas horas acumula 66 firmas, «que son muchas más, pues los mensajes de apoyo siguen llegando», reconoce a ABC Eugenio Nasarre, exdiputado del Partido Popular y cabeza pensante de la iniciativa. El primer borrador se multiplicó a través de llamadas y mensajes de WhatsApp y tuvo gran acogida entre parlamentarios de todas las ideologías. De hecho, en la carta que ayer entregaron a Francina Armengol en la secretaría de la Presidencia del Congreso figuran históricos de la izquierda y de la derecha. Progresistas y conservadores. «Todo el arco político está representado», señalan con orgullo los tres encargados de ejercer de mensajeros: el mencionado Nasarre, Soledad Becerril (PP)y Pedro Bofill (PSOE). Junto a su firma, aparece, entre otras, la de José María Mohedano –rostro reconocible de la izquierda–; exministros socialistas como José Luis Corcuera o Virgilio Zapatero y populares como José Ignacio Wert o Isabel Tocino; y expresidentes del Senado (Javier Rojo y Juan José Laborda) y del Congreso (Jesús Posada y Federico Trillo).
Nombres que han marcado la historia de España y que están preocupados por el nuevo rumbo que se abre en la Cámara Baja. «Se nos han abierto las carnes. Nosotros nunca nos hubiéramos puesto pinganillo para entender a los otros diputados. Las lenguas son una riqueza, pero lo es más tener una lengua común con la que poder entendernos y que, además, hablan 400 millones de personas en todo el mundo. La lengua no debe ser un instrumento arrojadizo; no debe ser un dique para la comunicación, todo lo contrario», reconocen Nasarre y Bofill durante una conversación con ABC, interrumpida constantemente por saludos que reciben de los trabajadores de la cámara. Muestras de cariño que también había recibido poco antes Becerril y que aflora un pasado prominente en la historia parlamentaria de España.
El PSOE da un paso más y expulsa a Nicolás Redondo por discrepar
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Su escrito, explican, busca remover conciencias, pues saben que será complicado que Armengol dé marcha atrás en sus intenciones. «Todo esto es un capricho irracional que es perverso, porque la única finalidad es ganar votos para una investidura», señalan. Pero su denuncia va más allá y señala al procedimiento exprés seguido por la presidenta para «imponer» la medida. «Una reforma de tanto calado debería haber pasado por la comisión de reforma del Reglamento, que se crea durante todas las legislaturas, y haberse hecho con consenso. Este tipo de imposiciones siempre conducen al fracaso y esto cercena el espíritu de la Transición, donde se buscaba el encuentro y el acuerdo y no implantar diques como este», reconocen.
Apoyo a Nicolás Redondo
Uno de los firmantes de la carta es Nicolás Redondo, cuya expulsión del PSOE por discrepar sobre la conveniencia de aprobar una amnistía a la medida de Carles Puigdemont ha golpeado a los militantes del partido. «Estoy sorprendido y apenado porque se pueda expulsar a un militante muy representativo por el hecho de que no esté de acuerdo con el proyecto de amnistiar a un prófugo de la Justicia», señalaba ayer Bofill, que solo unas horas antes de su expulsión había hablado con Redondo.
«Si lo han hecho para acallar las voces críticas, sería una perversión de la libertad de opinión de la que hemos disfrutado siempre dentro del PSOE, que lo que tiene que hacer es rectificar esa decisión de expulsión. Cuando yo critico algo no critico al PSOE, sino a las personas que son capaces de aplicar esas medidas impensables hace unos años».
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