El viaje de Sánchez a China deja a María Jesús Montero al mando con varios frentes propios abiertos

Su acumulación de cargos, inédita en la historia de la democracia, la ha puesto en el disparadero de algunas críticas. Además de ser la número dos del Ejecutivo y responsable de la cartera clave en cualquier gabinete (siempre se ha dicho que todo gobierno lo es de coalición entre Hacienda y el resto de ministerios) es también la número dos del PSOE y, 'last but not least', la flamante secretaria general de los socialistas de Andalucía, y como tal aspirante a la presidencia de la Junta que ostenta el popular Juan Manuel Moreno. Así, una semana tipo de Montero puede empezar el lunes presidiendo junto a Sánchez la Ejecutiva Federal en Ferraz, seguir el martes en el Consejo de Ministros y por la tarde en la sesión de control del Senado, el miércoles en la del Congreso de los Diputados y finaliza con varias citas hasta el fin de semana en diversas ciudades andaluzas, con sus correspondientes intervenciones o mítines. Por hablar únicamente de las citas más o menos ordinarias.

En uno de esos mítines, el del pasado 29 de marzo en Jaén, pronunció las palabras despreciando la presunción de inocencia al hilo del caso Alves que el Gobierno intentó justificar y por las que las asociaciones judiciales y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) pusieron el grito en el cielo, hasta que ella misma terminó pidiendo perdón en público. La vicepresidenta primera puso en solfa, tildándola de «vergüenza», la sentencia razonada de tres juezas del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) y un cuarto magistrado que invalidaba la condena impuesta en su día al futbolista por agresión sexual por la Audiencia de Barcelona. Algunos de sus compañeros de Gabinete con formación jurídica (Montero es licenciada en Medicina) no salían de su asombro tras haber leído detenidamente los 101 folios del fallo.

Precisamente sobre su profesión, la médica, ha provocado Montero el último incendio con otras declaraciones en entredicho. Dentro de la ofensiva contra las universidades privadas anunciada por el presidente, por la que se endurecerán los requisitos para crear nuevos centros, la líder del PSOE andaluz ha alertado este fin de semana contra los médicos formados en centros privados, dudando incluso de que sea seguro ponerse en sus manos. A estas alturas, ya va casi a polémica por semana, y no es la primera vez sobre este asunto, pues hace unos días volvió a ser el centro de muchas críticas tras acusar a los alumnos de la universidad privada de «comprarse el título», algo que según ese razonamiento habría hecho el propio Sánchez, licenciado en Económicas en un centro privado y profesor de esa materia en su día en otro.

Capítulo aparte merece su gestión pasada en la Junta de Andalucía, durante los gobiernos autonómicos socialistas previos al de Moreno, en los que ejerció como consejera de Salud y luego de Hacienda. Fue entonces cuando, haciendo caso omiso a un informe del interventor general de la Junta, colocó a la mujer del exministro Bernat Soria en una fundación pública, sin que le afectase la rebaja de sueldos establecida en plena crisis (2012) aplicada a los empleados públicos andaluces, informa Antonio R. Vega.

La derecha andaluza airea ahora otros casos relativos a su pasada gestión en la tierra que aspira a gobernar, como la paralización de algunos proyectos hospitalarios.

Montero, de las pocas ministras que permanecen en el Gobierno junto a Sánchez desde junio de 2018, una exigua nómina en la que sólo resisten Margarita Robles, Fernando Grande-Marlaska y el titular de Agricultura, Luis Planas, tiene ya una fecha de caducidad como miembro del Ejecutivo Central, como son las elecciones andaluzas que como tarde tienen que celebrarse el año que viene.