La mitad de consejeros de Vox no querían romper con el PP

Tres de Castilla y León, el de Extremadura, uno en Aragón y otro en la Comunidad Valenciana

Vox acusa al PP de alentar el transfuguismo tras su divorcio autonómico: «Es corrupción»

Ángel Samper, exconsejero de Agricultura de Aragón por Vox EFE

A los cuatro los consejeros díscolos que además se dieron de baja en Vox -el de Extremadura, Ignacio Higuero, y los tres de Castilla y León, Mariano Veganzones, Gerardo Dueñas y Gonzalo Santonja en Castilla y León-, de los cuales dos permanecen en los ... Ejecutivos regionales del PP -Higuero con María Guardiola y Santonja con Alfonso Fernández Mañueco-, ayer se sumaron dos más. Ángel Samper, exconsejero de Agricultura de Aragón, reunió a los medios en Zaragoza para confesar que su salida de este Ejecutivo regional no había sido por voluntad propia, como dijo el presidente, Jorge Azcón (PP), sino que éste le cesó tras comunicarle el viernes por la mañana y por teléfono que no iba a dimitir en ese momento y pedirle el fin de semana para reflexionar. Es «injustificable» y «está exenta de toda lógica», opina respecto a la ruptura de los pactos un Samper que no milita en Vox, pero dice «comulgar» con sus ideas.

El aragonés no era el único consejero de Agricultura que discrepaba de la decisión de Santiago Abascal. Samper desveló también que ninguno de los cuatro consejeros del ramo que Vox tenía en otras tantas autonomías estaba de acuerdo con la cúpula nacional del partido: «No [la] compartimos ninguno de los cuatro», dijo sobre la medida drástica de romper con el PP. En esta ecuación, además de Higuero, Dueñas y Samper, entra también el valenciano José Luis Aguirre, destituido de inmediato por Carlos Mazón. Entre todos guardan «muy buena sintonía», aseguró ayer el aragonés.

Además, hay otros dos concejales díscolos. Uno es Ginés González, en Teguise (Lanzarote), que acusa a la cúpula nacional de «abandonar Canarias» tras su 'no' al reparto de inmigrantes: «No puedo continuar en una formación que obliga a sus representantes a abandonar sus principios». El otro, Carlos Pérez, en Badajoz, que considera que el partido «se ha dado un tiro en el pie» saliéndose de los Gobiernos regionales «por testosterona». Ambos abandonan Vox y pasan al grupo de no adscritos.

Y, mientras prosigue el goteo de disidencias en sus filas -ya son la mitad de sus consejeros-, Vox acusa a los populares: «El transfuguismo es corrupción. Si el PP está alentando el transfuguismo, el PP está alentando la corrupción». Este fue el rotundo posicionamiento del portavoz del partido, José Antonio Fuster, ayer en declaraciones a los medios apenas cuatro días después de su divorcio autonómico con los populares tras acceder los de Alberto Núñez Feijóo al reparto solidario de menores inmigrantes entre territorios, incluidos los cinco donde hasta el pasado jueves cogobernaban desde hace aproximadamente un año.

«Por ahí vamos fatal»

«Estamos viendo movimientos muy raros. Hay gente en el PP que está tocando nuestros cargos en aquellos sitios donde les hace falta algún diputado y algún concejal», denunció ayer Fuster desde la sede nacional de Vox en la madrileña calle Bambú, mismo escenario en el que Santiago Abascal anunció cuatro días antes, rodeado de su cúpula nacional, la ruptura con los populares. El transfuguismo es «contrario a las normas del juego democrático», añadió Fuster, y «por ahí vamos fatal». Aun así, se «alegró» de que «haya gente que, a través de una reflexión personal, pueda decir 'oye, estoy en el partido equivocado'» porque Vox es «contundente, implacable y sólo tiene una palabra». «Mi máximo respeto», insistió el portavoz del partido en tono irónico, hacia aquellos que creyeron que llegaban a formar parte de un proyecto político en el que «eran unos blandos, jamás cumplirían con sus promesas y querían participar de esa estafa a los electores».

Vox sale de Extremadura, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Aragón y Región de Murcia, pero continúa en más de 140 de ayuntamientos de toda España: «No es el mismo PP el de las autonomías que el de los ayuntamientos», se excusan fuentes internas, a la par que dejan claro que, «si hay alguno en el que gobiernen juntos en el que el PP diga 'traednos menas', Vox saldrá automaticamente».

«Ha merecido la pena»

Entre tanto, en Bambú continúan echando la culpa a Génova -«han roto los pactos unilateralmente», insisten- y confiesan que pecaron de ingenuos: «El 11 de junio ninguna comunidad quería acoger menas y así nos lo trasladaban las del PP. ¿Qué ha ocurrido para que llegue ahora Feijóo y ordene a sus presidentes ese reparto?», se preguntan. Aun así, expresan otras voces del partido, «salirse ha merecido la pena» porque, en el caso de que el PP no apoye ahora la reforma de la ley de Extranjería, que Sumar y los socialistas registraron ayer en el Congreso, «ha aceptado el reparto de menores». La ruptura, aseguran, «no es una apuesta por el crecimiento, es ser firme a nuestros valores y principios. El tiempo dirá si convencemos a los españoles o no. No teníamos otro remedio que hacer esto. Si no lo hacíamos no somos nada».

Los populares procuran a toda costa desviar el foco hacia la «semana horriblis» de Pedro Sánchez y el PSOE

En el PP procuran a toda costa desviar el foco hacia la «semana horriblis» de Sánchez y el PSOE, como la definió Elías Bendodo anteayer, con la declaración ayer de Barrabés, la comisión de investigación del CIS en el Congreso o la declaración de Begoña Gómez este viernes, entre otros frentes. Génova se desliga así de las acusaciones de Vox y asevera que todo poder de decisión recae sobre sus presidentes autonómicos. Tampoco entran a valorar las disputas internas de Vox, aunque opinan que, si hay algún tránsfuga, es su problema y no del PP.

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