La mermelada del Palau: el amargo regalo de Illa
La Generalitat de Cataluña saca a concurso, por valor de más de 44.000 en tres años, la recogida de naranjas de su sede para convertirlas en un regalo institucional
Junts aspira a atraer a otros socios de la investidura al frentismo contra Sánchez
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Iniciar sesiónEl patio de los Naranjos ha sido testigo de los momentos más importantes de la historia política de Cataluña. En este pequeño oasis en pleno corazón de Barcelona, un patio al aire libre dentro del Palau de la Generalitat, se han celebrado todos los actos ... de investidura de los distintos 'presidents', desde Jordi Pujol hasta Salvador Illa, pasando por Pasqual Maragall,Artur Mas, Carles Puigdemont, Quim Torra y Pere Aragonès. Algunos, como Pujol o José Montilla, lo utilizaban a menudo, también, para airearse un rato en días de mucha carga de trabajo en el despacho. Y más recientemente, con los líderes del 'procés' en prisión, Quim Torra y Pere Aragonès rompieron la estética del enclave colgando un lazo amarillo en recuerdo de los políticos encarcelados.
La principal característica del patio de los Naranjos, como bien indica su nombre, son los 24 árboles frutales que, cuando es temporada, producen naranjas amargas. Pese a que Cataluña no es precisamente una zona conocida por el cultivo de este fruto, más extendido en otras zonas de España. Para sacarle rédito a estos elementos de decoración -que en los días más calurosos dan sombra al único espacio a cielo abierto de la sede de la presidencia catalana-, la Generalitat convierte sus naranjas en pequeños botes de mermelada con un toque amargo, que el 'president' Salvador Illa regalará a toda aquella visita institucional que reciba en Sant Jaume.
El departamento de la Presidencia ha sacado a concurso la recogida de las naranjas, la elaboración de la mermelada y producto final con un envasado personalizado con el escudo de la Generalitat de Cataluña en la parte superior.
El importe anual de la licitación, según el documento al que ha tenido acceso ABC, se cifra en 14.548,96 euros. El contrato se iniciará el día 1 de enero de 2026 y finalizará el 31 de diciembre de ese mismo año, aunque ya se prevén dos prórrogas de un año, hasta 31 de diciembre de 2028. La partida más importante de esta licitación se la lleva el estuche personalizado en el que se entregará el bote de melmelada. Se prevén 2.000 y su precio será de 6.437 euros. La propia fabricación del producto supondrá una inversión de 3.872 euros. El resto de gastos corresponden a la etiqueta y la tapa personalizada o los análisis del laboratorio.
El Gabinete de Relaciones Externas y Protocolo, que depende del gabinete del 'president' Illa, justifica esta contratación con el objetivo de poder «obsequiar a las visitas institucionales o protocolarias que reciba el president de la Generalitat». De tal forma que, tras reunirse con el máximo responsable del gobierno autonómico, los visitantes se llevarán a casa un trozo de la historia del Palau, en forma de mermelada de naranja amarga.
La empresa contratista, según se refleja en la propuesta que se aprobó hace unos días, tendrá que proporcionar el suministro de los botes de mermelada y el servicio de espigolamiento, producción y diseño del envasado.
Testigo de la historia
El patio de los Naranjos del Palau de la Generalitat, desde donde se accede a los principales despachos y zonas nobles del gobierno autonómico catalán, es mucho más que un elegante espacio renacentista: es un testigo vivo de la larga historia de la institución catalana, además de ser un lugar de visita imprescindible para todos aquellos que tienen la oportunidad de visitar la sede del ejecutivo.
El origen de este espacio se remonta a los años 1532-1547, momento en que se acometió la gran ampliación del palacio, que hoy alberga el despacho de Salvador Illa, la sala en la que cada martes se reúne el Govern, varios salones para actos oficiales y despachos administrativos y técnicos. Durante los siglos XX y XXI, para conservar tanto sus piedras como su vegetación, el espacio sufrió varias restauraciones que dieron lugar a la arquitectura que conocemos a día de hoy.
Los primeros naranjos del total de 24 que hay en la actualidad, se plantaron en enero de 1534 adoptando en el corazón de la ciudad condal y en el centro del poder autonómico, raíces del arte islámico andalusí.
A lo largo de los siglos, el patio de los Naranjos no solo ha servido como jardín interno, también ha acogido importantes actos institucionales y recepciones, lo que le convierte en un rincón sereno pero cargado de significado institucional, donde los árboles de hojas perennes hacen de testigos callados de cientos de años de historia catalana.
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