Maria Margarete Gosse: «Alemania ha aprendido que tiene que escuchar más a los países del sur de Europa»

—Los Reyes de España visitan Alemania en viaje de Estado, desde hoy y hasta el miércoles. ¿Qué significa para las relaciones hispano-germanas esta visita?

—Aunque ha habido otros viajes y visitas a Alemania, se trata del primer viaje de Estado de los Reyes de España a Alemania desde 1986. El Rey y nuestro presidente, Frank-Walter Steinmeier, tienen una relación estrecha. Se trata del momento culminante de un año con intensas relaciones entre ambos países. Además, habrá un foro económico de alto nivel donde se discutirán los grandes asuntos empresariales. Habrá también un componente científico y tecnológico con la visita al Instituto Fritz Haber-Sociedad Max Planck. Y, por supuesto, la inauguración de la Feria del Libro de Fráncfort, donde España es el invitado de honor.

—La crisis energética. ¿En qué punto están las conversaciones con Francia para que dé el visto bueno al gasoducto MidCat? De este modo, el gas que llega a España desde Argelia podría atravesar los Pirineos de una vez y de ahí distribuirse a Europa, Alemania incluida...

—MidCat es un proyecto dentro de una idea más grande: diversificar las redes gasísticas europeas para tener un suministro más estable. Es un proyecto europeo y parte de éste es acabar con el aislacionismo energético de la península Ibérica. El canciller Scholz y el presidente Sánchez están trabajando en ello. Francia no tiene aún la misma idea y tiene ciertas preocupaciones. De esto seguiremos hablando con los socios. Las discusiones se mantendrán en las próximas semanas con Francia.

—La gran dependencia alemana del gas ruso. ¿Hay sentimiento de autocrítica en su país?

—Sin sentimiento... directamente hay autocrítica. Y es claro. Muchos actores involucrados ven claro ahora que no tuvimos que tener tanta confianza en Rusia. Durante muchas décadas ha funcionado, pero tuvimos que haber diversificado y haber escuchado a nuestros vecinos que nos advertían de que Rusia no era de fiar. De todo ello se habla en Alemania abiertamente.

—Las relaciones económicas. ¿Cómo hemos cambiado Alemania y España en los últimos 40 años?

—Antes se miraba a España como un país que necesitaba desarrollarse. Hay 1.500 empresas alemanas en España, que crean más de 200.000 empleos diretos y más de medio millón indirectos. Eso ya indica una importancia de la presencia económica alemana en España. Son sectores que van más allá del tratar de 'vender' productos aquí. Por ejemplo, el energético. También hay interés de las empresas energéticas españolas de invertir en Alemania. Cada vez más tenemos las vías de inversión en las dos direcciones. Es un ejemplo del cambio de las relaciones económicas al que hemos asistido en este tiempo.

—La guerra en Ucrania. ¿No ha sido Alemania algo tibia en su apoyo a Zelenski?

—Dos días después del ataque de Rusia a Ucrania la política de seguridad y defensa alemana cambió 180 grados. Con el discurso de Scholz para apoyar a Ucrania, con apoyo económico y armas, y con la necesidad de invertir más en defensa. Desde ese día hemos sido muy claros. Alemania es uno de los mayores donantes de ayuda a Ucrania y seguiremos con nuestro apoyo mientras sea necesario.

—Pero en ningún momento veremos carros de combate Leopard alemanes operados por el ejército de Ucrania, ¿verdad?

—Lo que vamos a mandar y en qué momento se está discutiendo permanentemente con los socios. De momento, los Leopard no están en el debate. Pero acabamos de mandar el sistema de defensa Iris-T.

—Alemania y otros 14 países europeos firmaron el jueves una carta de intenciones para desarrollar un 'escudo antimisiles europeo'. España se ha quedado fuera. ¿Por qué?

—Es una decisión que cada gobierno toma por sí mismo. El canciller Scholz y el presidente Sánchez ya subrayaron que no hablaron sobre ello en la cumbre de La Coruña. Es una iniciativa que Scholz lanzó en la cumbre de Praga y que sobre todo es interesante para países cercanos a Rusia y para coordinar fuerzas dentro de la UE y la OTAN en la defensa antimisiles de cierto rango.

—La austeridad alemana. Tras el Covid-19 o la guerra de Ucrania no ha aparecido como 'receta' para superar la crisis. Pero, ¿la tendremos en los próximos años?

—No creo que pase lo mismo que en la crisis financiera porque todos hemos aprendido mucho. Por la parte de Alemania se ha aprendido que tenemos que escuchar más a los países del sur de Europa. En España se ve también que crear una narrativa del norte contra el sur no tiene sentido. En 2023 Alemania va a tener una situación económica más difícil que España o Italia. Estamos en una situación completamente diferente. Pero, claro, también hay que evitar que esta crisis acabe con otra crisis de deuda que hará mucho daño al futuro de nuestros hijos.

—El invierno en Alemania. ¿Se prevé que haya falta de suministro de gas?

—No somos pesimistas. Los almacenamientos de gas para este invierno están llenos con gas líquido, noruego, holandés... La cuestión es más bien sobre el precio, ya que hay cierta especulación.

—¿Qué hacer con Putin?

—Las relaciones con el régimen de Putin se han roto por completo. No veo cómo se podrán restablecer en el futuro. ¿Volveremos a comprar gas ruso? Está fuera de discusión, es totalmente hipotético. Lo primero que tenemos que conseguir es que Rusia finalice sus atrocidades en Ucrania.