Zaryn Dentzel, fundador de Tuenti: «Madrid es el sitio donde me he encontrado y he vivido al máximo»
COLONOS
El californiano aprovecha la ciudad. Desde el desayuno de agua con gas al cocido en Lhardy y similares
El entrevistado, sonriente junto al Museo del Prado
Zaryn Dentzel ya tiene andares de castizo, pagares de madrileño y un modo de vida que es español por derecho. Después del atraco, que marcó un antes y un después en su vida, el fundador de Tuenti ve el mundo con una sonrisa, con ... una sonrisa paseante que va del Retiro a los lugares donde la ciudad es más auténtica. Esas tabernitas de Malasaña, de La Latina... Las que son «centenarias», quizá porque a un norteamericano, la vieja Europa, la vieja Europa meridional, le es algo tan seductor y tan ajeno a esa vida por objetivos que se estila en los Estados Unidos.
Aún no ha perdido el acento californiano, como tampoco lo perdió (el acento, en su caso el inglés, Michael Robinson). Camina deprisa, vive deprisa, porque Madrid le ha enseñado lo mejor y lo peor del ser humano. Pero ha descubierto que los restaurantes, los más suyos, son pequeños hogares.
Él eligió Madrid, y lleva esta decisión a gala. Escribió un libro, 'El futuro lo decides tú: reflexiones de un emprendedor', y viajado por la rosa de los vientos, confiesa que Madrid es vista tan emprendedora como simpática. Arregla edificios antiguos y el día de la entrevista, ufano, se fue del Retiro a Lhardy a por un cocido. Como haría a caballo un señor del siglo pasado.
— Disculpe que cite a Burning en la primera pregunta. Por romper el hielo. ¿Qué hace un chico como usted en un sitio como éste?
Pues mira, vine con 15 años de intercambio. A Salamanca. Siempre me enamoró España, a pesar de ser eso que llamáis el guiri.
— Más que por Salamanca, le pregunto por Madrid. Que también tiene su cosa y el caudal del Manzanares no varía mucho de el del Tormes...
Pues es que Madrid siempre me ha parecido un sitio muy social, de vida en la calle. Tengo un vicio, y es que me gusta bajar de la casa, observar, encontrar, y ver el fluir de la ciudad.
— ¿Puede ahondar en lo que entiende por fluir?
Madrid es una ciudad dinámica, muchísimo, y además con mucha historia. Me gusta, como te digo, ir sin un plan establecido. Dejarme caer, por ejemplo, en la Vinoteca de García de La Navarra. Mi segunda casa. Sus dueños son dos hermanos, hay verduras de temporada. No te miento si digo que son como una familia.
— De Madrid, con todo lo que lleva disfrutado, y sufrido, ¿qué cambiaría?
Soy una persona que no me gusta lo falso, adoro lo antiguo, lo castizo. Soy fan, muy fan, de las tabernitas centenarias de Lavapiés, de La Latina. Prefiero eso, lo auténtico, lo histórico, a esos lugares tan modernos, de champagne y ostras.
Uno de los primeros paseos del fundador de Tuenti
— Sea sincero. ¿Se siente madrileño?
Buenoooo. Si hasta tengo la Encomienda del 2 de Mayo (impuesta por Esperanza Aguirre)... La mayor parte de mi edad adulta la he pasado en Madrid. Yo tuve vocación de venirme. Es muy distinto 'estar' en un un sitio que 'elegir estar' en ese sitio. Yo elegí Madrid para mi proyecto de vida. Es que Madrid me ha dado mucho. Después de lo que me pasó estuve un año fuera, y no veas cómo extrañaba Madrid.
«Me gusta que el mileurista madrileño salga el fin de semana a tomarse su caña. Eso es lo bueno de Madrid»
— Llega, triunfa con su red social. Pasa el tiempo. En estos años, cuál es el balance que hace de la ciudad. ¿Vamos a mejor o vamos a peor?
Me preguntas que si bien o mal. Ummm. Creo que Madrid tiene una cultura potente, pero que el dinero acaba por pudrir las cosas. Fíjate, España es mileurista, hay que mejorar esa tragedia económica. Pero, a la vez, dicho eso, me gusta que el mileurista madrileño salga el fin de semana a tomarse su caña. Eso es lo bueno de Madrid, ante una caña todo el mundo es igual, puedes vivir en Vallecas, coger el Metro, pasear en el Retiro y acabar el día con tu caña.
— ¿De la identidad de Madrid hablamos?
Sí. El riesgo que corre Madrid es precisamente ése: el de perder la autenticidad. Madrid es única. Se pierde la autenticidad. Yo, por ejemplo, ahora me voy a comer un cocido a Lhardy, que es un sitio centenario. Y pienso que hace cien años alguien llegaba allí en caballo y se tomaba su cocido. Eso no se puede perder.
— ¿Y si le pido que me defina al madrileño? O mejor dicho, ¿qué se tiene por un madrileño?
Después de lo que me pasó tuve que quitarme algunas amistades, pero repito que hay camareros que son mi familia. Ése es el madrileño que adoro.
— Vuelve a citar un restaurante. Cualquiera diría que no tiene casa.
Es que un restaurante madrileño es un microcosmos, puede ser un negocio o una familia. Y prefiero lo segundo.
— ¿Cómo nos ven, a Madrid, pasados los Pirineos o al otro lado del 'charco'?
En vez de pensar como te ven, hay que pensar mejor en quién eres. Por eso Madrid va mejor que Barcelona. Y sí, Madrid se ve como una ciudad que sube, que está muy bien vista, que pese a ser una gran capital no ha perdido lo auténtico. Ni la sonrisa.
— Además de los restaurantes, ¿qué le gusta hacer en la capital?
Dejarme llevar por el Retiro. Caminar, pensar.
— ¿Su último atardecer será en California?
Tengo casa allí en América, pero Madrid es el sitio donde me he encontrado, he amado, he sufrido y he vivido al máximo.