La vuelta a los peores años 80 de Entrevías:«Tengo miedo a salir de casa»
Los vecinos y las asociaciones que los representan aseguran que el barrio se ha degradado desde la pandemia
Reyertas, amenazas, punto de droga y narcopisos copan la zona:«Temen que los puedan estar observando»
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Madrid
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Iniciar sesiónVan con las manos en los bolsillos y cara de pocos amigos. Amenazan con llamar a la Policía en cuanto perciben una cámara fotográfica. «¡Fuera de aquí!», vociferan y gesticulan airados. De noche, la calle Bohonal de Entrevías se presenta vacilante, dudosa. El pasado 20 ... de diciembre, la Policía Nacional y la Municipal desarticularon el considerado principal narcopiso de hachís en esta misma vía. Lo regentaba un miembro de la familia Jiménez, el clan español proveniente de la Cañada Real. «Sí, ¡allí fue!», gritan desde el otro extremo de la plazuela. Las pocas personas con las que este diario se cruza se niegan a mostrar su opinión sobre el estado de la urbanización. «No hablan con periodistas, temen que los estén observando».
De día, el barrio se muestra amable. Un par de vecinas, madre e hija, pasean del brazo. Admiten que desde hace unos cinco años la zona se ha degradado en gran medida: «Salimos de casa con miedo». «Es una pena porque Entrevías es un barrio obrero, de gente trabajadora, humilde», lamentan. «Todo ha cambiado de un día para otro. Ni andar tranquilo ni hasta hablar puedes ya», menciona otro residente. Alberto y Adolfo, vecinos también de la zona, «de los de toda la vida», conversan frente a un bar cercano a la plaza del Tito Vicen. Aseguran que en Mestanza las redadas son «el pan nuestro de cada día». «No estamos seguros de definir el barrio como peligroso. Lo que bien es cierto es que la zona se ha degradado mucho en los últimos años. Sobre todo desde que Ivima construyó todas estas casas bajas», coinciden, señalando las pequeñas viviendas, construidas en los años 60 y 70, que se divisan a pocos metros de donde se está manteniendo la conversación. «Yo he sido testigo de cómo robaban en una de las tiendas de alimentación que se encuentran por estas callejuelas entre Mestanza y Bohonal, con el dueño dentro», señala Alberto. «Y el otro día, aquí mismo, le rompieron la luna del coche a un hombre que recién acababa de aparcar con el propósito de cometer un robo», apunta Adolfo.
En septiembre de 2012 José Luis G.R., conocido como 'El Palu', de 53 años, falleció en Bohonal tras recibir dos puñaladas tras verse envuelto en una reyerta por un supuesto ajuste de cuentas. Contaba con antecedentes policiales por tráfico de drogas. Entonces, los vecinos denunciaron la inseguridad por la compraventa de droga y se referían a la zona como un punto de encuentro donde «se reúne lo peor de cada casa». En 2019 un incendio en el número 101 de la Ronda Sur provocó la muerte de Miguel A., dueño de la propiedad, que vivía con otras tres personas realquiladas. «No sabemos qué ha podido ocurrir. Quizás como estaban enganchados a la droga...», comentaban entonces a este periódico varias vecinas.
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Alberto y Adolfo se lamentan de ver cada vez menos caras conocidas, e indican que el mayor problema que presenta el barrio es su alto índice de viviendas okupadas. «Ya sólo quedamos cuatro o cinco. Nos protegemos entre nosotros». El presidente de la asociación vecinal La Viña de Entrevías, Manuel Martínez, asegura que la situación se desbordó por «unos realojos producidos en su día mal planificados»: «Hace unos años concentraron en Bohonal-Mudela una elevada tasa de personas de etnia gitana. Hablamos, posiblemente, de unas 600 o 700 personas. Es decir, alrededor de 200 familias. Entonces las asociaciones vecinales planteamos que se hiciera un reparto más proporcional. No dejan de ser personas con unas costumbres muy asentadas, y que entienden el espacio público como suyo. Como era de esperar, hay partes que no se han adaptado. Se trata de una actuación, en nuestra opinión, deficiente y negligente por parte de la Comunidad de Madrid, propietaria de la mayoría de las viviendas que se han utilizando para estos realojos».
Martínez señala que «la permisibilidad de la okupación tiene un efecto llamada» y defiende que «cualquier okupación, por muy justificada que esté, es ilegal»:«Creemos que la política que se ha llevado a cabo en relación a todo lo que es la integración, es una política fracasada que no se puede mantener por más tiempo y que debería ser revisada no para quitar derechos, sino para dárselos a quien verdaderamente los necesita». Esto se debe a que el barrio ha conformado un espacio que reúne a personas en situación de exclusión social que han encontrado en la compraventa de droga y el menudeo el acceso al dinero fácil. Pero Martínez no quiere centrarse sólo en el «yonqui de turno» que trafica, «porque sí, en Entrevías se trafica. Pero ¿quién es el que compra? Aquí vemos coches de alta gama desfilar». El presidente asegura que Mudela, Mejorana y Conde Rodríguez San Pedro –en definitiva, la parte antigua de Entrevías– presentan un alto nivel de trapicheo y afirma que la situación en el vecindario «empieza a parecerse un poco a lo que ocurría en los años 80».
La asociación insiste en que lo apropiado, y lo que llevan demandando desde hace un tiempo de forma habitual, es que aumente la presencia policial, que no «un agente en cada esquina, sino que, en este caso, Policía Municipal, intervenga en el cumplimiento de las ordenanzas. «Las asociaciones vecinales del distrito llevamos sin acudir a la convocatoria de Policía Municipal casi un año. Estamos cansados de que siempre nos cuenten la misma historia, sin atender los problemas reales del vecino, que no son otros que el que no pueda dejar su vehículo aparcado. O que no pueda caminar tranquilo por el parque. El problema está en cómo se está gobernando el espacio público, y en la ausencia de impunidad», recalca.
Tanto la asociación como los vecinos que viven en el entorno de Bohonal aseguran haber sido amenazados en algún momento y afirman que, en la mayoría de las ocasiones, prefieren desviarse por otras calles antes que pasar por delante de estas personas realojadas:«Hay amenazas de todo tipo. Con este tipo de incidentes tenemos que lidiar a menudo».
Ana y Borja caminan por la calle Mudela. El joven, de 30 años, no considera Entrevías un barrio peligroso, «más bien descuidado». Reconoce que se ha criado en él y que, quizás, se haya podido acostumbrar a ciertos episodios. No obstante, opina que la zona está muy estigmatizada:«Hay personas que lo siguen relacionando con La Celsa (uno de los principales puntos de venta de droga de Madrid durante la década de los 90)». La serie Entrevías, precisamente, no es que haya mejorado su imagen –que lo expone como como un lugar habitado por mafias y prostitución–, sino al contrario:«Nada se corresponde con la realidad».
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