Un viaje de kilómetros en busca de comida atrajo al lince 30 años después
Madrid buscará más zonas confortables que atraigan y retengan a ejemplares de esta especie
Avistan a un lince en Madrid por primera vez en los últimos 30 años
En un viaje de decenas de kilómetros, el lince ibérico avistado en Madrid por un vecino de Sevilla la Nueva pudo haber llegado a la región desde Castilla-La Mancha, y concretamente de las zonas de la provincia de Toledo donde la comunidad vecina está realizando, desde hace años, intervenciones de reintroducción de esta especie. La zona donde se le vio es próxima a ese área sur occidental de la Comunidad que es una de las que Medio Ambiente preparan para hacer de ellas un hábitat confortable para estos ejemplares.
Ver un lince en Madrid es algo extraordinariamente excepcional. Pero en este caso, en el área de Medio Ambiente de la Comunidad madrileña no tienen ninguna duda sobre el avistamiento: «En otras ocasiones ha habido información de algún lince que ha podido cruzar por la zona de Aranjuez», señala Luis del Olmo, director general de Biodiversidad.
Y también reconoce que «a veces se reciben llamadas de personas de cierta autoridad» que indican que se ha divisado algún ejemplar. Hace poco, recuerda, «hubo un aviso en Valdelatas de presencia de un lince, pero no se pudo contrastar». Pero un caso como este del vecino de Sevilla la Nueva, «con esta nitidez, con un vídeo y todo, es la primera vez» en unos 30 años, reconoce.
La explicación más probable de lo ocurrido, según este experto, es la que mantiene que el lince llegó a Madrid procedente de Toledo: este tipo de ejemplares jóvenes, avanzan, suelen desplazarse por zonas muy amplias. Igual que se le vio, advierte Del Olmo, «puede haberse marchado ya también».
Su presencia, en todo caso, es una buena noticia porque además «afianza lo que pensamos hace tiempo: que va a entrar solo, que el esfuerzo sostenido durante los últimos 10 o 15 años en varias comunidades autónomas vecinas, con la introducción de linces, se notaría, porque estos ejemplares tienden a colonizar».
No hay fronteras
De hecho, asegura que la cifra de ejemplares de esta especie en la Península Ibérica está aumentando gracias a estos esfuerzos comunes. Ayuda a que se extiendan, y a que hagan incursiones en otros territorios administrativos, «la continuidad de las masas arbóreas»: no hay fronteras en los montes, y los animales acuden allí donde encuentran comida y donde su instinto les lleva.
Madrid lleva tiempo trabajando en un plan de reintroducción de ejemplares, que tiene como horizonte iniciar la suelta de linces en el año 2024, y ahora se está centrando en localizar y mejorar las condiciones en territorios que puedan convertirse en hábitats confortables para esta especie. Que necesita básicamente un ambiente tranquilo –con mínimas interferencias externas–, y abundante población de conejos, su principal alimento.
Se ha trabajado básicamente sobre el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y las zonas de especial conservación de las cuencas de los ríos Manzanares, Cofio y Alberche. Y más concretamente, a montes públicos y de particulares de áreas de Colmenar Viejo, San Agustín de Guadalix, Tres Cantos y Hoyo de Manzanares, por un lado; y por otro, la zona suroeste que engloba municipios como los de Robledo de Chavela, Navalagamella o San Martín de Valdeiglesias.
El domingo, sobre las 21.30 de la noche, un conductor avistó el lince en la carretera M-523, a medio camino entre Villanueva de Perales y Sevilla la Nueva. El director genera de Biodiversidad asegura que se enteró del hecho a través del alcalde de esta última localidad. La abundancia de conejos en la zona puede haber sido un factor de peso para atraer a animal.
Y ese es el camino en el que quieren continuar trabajando en Medio Ambiente: buscar otras zonas también donde se pueda mejorar el hábitat, aumentar la presencia de conejos y hacerlas así más atractivas para los linces.
En esta zona suroeste de la región se han producido, en los últimos años, otros casos sonados: en 2006 aparecieron restos de excrementos compatibles con linces en el entorno de la 'carretera de los pantanos', la M-501, en el momento en que se planteaba su desdoblamiento. El Gobierno regional encargó estudios y concluyó que no pertenecían a esta especie. Y, en 2016, investigadores de la Universidad Complutense declararon compatibles con estos ejemplares otros restos de heces localizadas en la misma zona, la suroeste.
Forestales, atentos
De momento, no está contemplada ningún tipo de señalización especial en la carretera del último avistamiento, para advertir a los conductores de la posible presencia y evitar los atropellos, causa importante de mortalidad entre esta población. «Que un ejemplar cruce por un punto determinado no justifica la cartelería, porque igual no vuelve a pasar por allí. Otra cosa sería si hubiera un punto de cría», explica Del Olmo. En todo caso, matiza, los forestales estarán atentos por su se lo encuentran.
Lo más destacable, a su juicio, es que su presencia en la región es «un dato que confirma que el anima va introduciéndose poco a poco, y que con cautela se puede conseguir más».
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