El último caos en Cercanías pone en evidencia la falta de inversión en Madrid

En ADIF defienden que el 20% son por causas externas, sobre todo de robo de cable y que la puntualidad es del 95%, en una red de 360 kilómetros.

En Sol, apuntan, claramente, a falta de inversión por parte del Ministerio de Transportes. Algo que, además, choca con la política de sostenibilidad ambiental que propugnan desde Moncloa, apostando por lo ecológico y para lo que propugnan el uso de medios de movilidad públicos.

El capítulo de ayer, el enésimo, provocó un caos, con el consiguiente efecto dominó en el resto de la tupida malla de transportes públicos de la región, especialmente, en el Metro, que tiene que reforzar su servicio (dependiente de la Comunidad de Madrid, y no del ministerio, como es el caso de Renfe) para paliar los estropicios.

El quilombo fue de tal magnitud, que llegaron las esperadas críticas por parte de Comunidad de Madrid, Partido Popular y la oposición parlamentaria. Pero hasta el candidato socialista a presidir la Real Casa de Correos, Juan Lobato, en una postura contraria al Ejecutivo nacional, mostró su disconformidad con lo que está ocurriendo en Cercanías Renfe.

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Una incidencia en Pirámides provoca retrasos de entre 10 y 15 minutos en las líneas C1, C7 y C10 de Cercanías

La incidencia se ha producido en torno a las 9.30 horas debido a una avería en los disyuntores en esta estación

Rara fue la persona que a primera hora de la mañana, tomando un tren de Cercanías, llegó a buena hora al trabajo o a su cita con el médico, por ejemplo. Del medio millón largo de pasajeros diarios, una buena parte, sobre todo los que llegan del extrarradio, se vieron metidos en un agujero negro, nunca mejor dicho. La avería de ayer dejó a oscuras a los pasajeros, bloqueados dentro de los trenes y que se conjuraban para no volver a hacer uso de la red. Sin embargo, están condenados a ello, por la situación geográfica de sus casas y sus empleos. «Esto es lo que vivimos los usuarios de Renfe en Atocha día a día», se quejaba una pasajera. Otro hablaba de «humillación diaria». Los había que repetían mala experiencia, quejándose de llevar «40 minutos a oscuras» en su convoy, y los que se lamentaban: «Así es de bueno empezar el día en Atocha. El andén vía 3 dirección a Alcalá y Guadalajara lleno, arriba y abajo. Lamentable el servicio que presta Cercanías». Hubo retrasos de hasta una hora y media.

Desde el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), dependiente del Ministerio de Transportes, explicaron a ABC que lo que ocurrió fue que un problema técnico, ajeno a las obras que desde el 4 de febrero se están realizando en el túnel de Chamartín a Nuevos Ministerios: «En torno a las 6 de la mañana, se ha detectado falta de tensión en una de las dos vías que conectan Atocha con Chamartín, afectando a las líneas C1 C2 C7 C8 y C10. Los viajeros de dos trenes que se encontraban detenidos han sido transbordados a otros trenes que circulan por la otra vía«.

En ese momento, dice la empresa pública, se activó «un servicio de lanzadera entre las dos estaciones, con paradas en Recoletos y Nuevos Ministerios y una frecuencia aproximada de 10-15 minutos».

Desde Atocha se desplegó otro servicio similar hacia el Corredor del Henares, vía O'Donnell; y, desde Chamartín, se hizo lo propio hacia el aeropuerto de Barajas. Paralelamente, los técnicos inspeccionaron la infraestructura hasta detectar su origen. Recorrieron a pie el túnel porque no se podía acceder a la zona con maquinaria, al haber dos trenes detenidos en la vía sin tensión. Lo que se hizo fue habilitar la vía 2 para esas lanzaderas. Hasta que a las 9.25 horas se subsanó el problema y el servicio por ambas vías se recobró.

El cabreo generalizado era mayúsculo y llegó a la cuenta de Twitter de Cercanías Madrid: «¿Cuándo puedo volver a Villaverde Alto?», «¿Hay servicio ya para Fuente de la Mora?», «¿Como hago para llegar a Alcalá de Henares?», «¿Han vuelto a funcionar lo trenes desde Guadalajara?», eran algunas de las miles de preguntas lanzadas al 'community manager'. Lo cierto es que el deterioro en la red de Cercanías es palpable, año tras año. Lo de ayer fue un calco de lo que viene pasando desde hace años.

En tiempos de los gobiernos de Esperanza Aguirre, la Comunidad de Madrid reclamaba la gestión de la infraestructura, como lo que ya hacía entonces Rodalies en Cataluña. Ahora, la Consejería de Transportes, entre otras cosas, exige la inversión de «5.000 millones de euros planificada con el anterior gobierno», previo a la moción de censura que desbancó a Mariano Rajoy de la presidencia.

La situación ha empeorado desde que el 4 de febrero empezaran las enésimas obras, en Recoletos, en el conocido como túnel de la risa. Esta incidencia afectará hasta diciembre de 2023 a las líneas C3, C3a, C4, C4a y C4b, sobre todo en el tramo entre Chamartín y Nuevos Ministerios. Esta última es la estación que hace de nudo gordiano con el metro que va al aeropuerto.

Tanto las obras de remodelación de Chamartín como las de Atocha, las nuevas señalizaciones, estructuras y la ampliación de andenes y vestíbulos suponen una inversión de más de 1.300 millones de euros, según Adif. Pero, mientras, la red de Cercanías languidece a la vez que se apuesta por la alta velocidad y larga y media distancias.

Si bien es cierto que en enero las incidencias producidas no han tenido que reflejarse en un refuerzo de metro, este mes de febrero ha puesto en marcha estos servicios hasta un 11% en la oferta de trenes en las líneas 1, 10 y 10b; «para garantizar la movilidad de los usuarios afectados por la suspensión del servicio ferroviario de Cercanías por el túnel de Sol entre las estaciones de Nuevos Ministerios y Chamartín». Esto ha ocurrido sobre todo en hora punta de la mañana, el mediodía y la tarde.

Desde que se iniciaran las obras y el corte en Cercanías, el refuerzo se ha producido en otras tres estaciones por averías en Renfe. La de ayer fue la cuarta en doce días. La última gran incidencia coincidía ayer con el pleno en la Asamblea de Madrid. Para el socialista Juan Lobato, lo ocurrido fue «terrible, un horror». «Los problemas de los madrileños, vengan de donde vengan, son mis problemas», defendió. Por eso, reconocía que «no está funcionando el sistema de gestión de Cercanías». Espera, no obstante, que «ese desastre vivido» se palie con las inversiones que está tomando el Gobierno de la Nación en la red: entre ellas en el túnel de Chamartín a Nuevos Ministerios, que van a prolongarse todo el año.

Lobato, candidato a presidir la Comunidad en las elecciones de dentro de tres meses, aseguró haber hablado en los días previos con los responsables ministeriales para instarles a coordinarse con el Consorcio Regional de Transportes sobre este controvertido asunto. La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, criticó al líder del PSOE-M por apoyar a Pedro Sánchez, cuando deja «desnuda» a la región «ante el colapso sistemático y diario de las Cercanías» que utiliza «la clase obrera».

También Mónica García, portavoz de Más Madrid, apremió al Ejecutivo central: «Es urgente que se ponga a invertir en Cercanías». El portavoz del PP en la Asamblea, Pedro Muñoz Abrines, recordó que, hace cinco años, el PSOE hizo una campaña en estaciones pidiendo la dimisión del ministro popular Íñigo de la Serna y pidiendo inversiones urgentes porque «era un caos, ante 11 incidencias»; «hoy», dijo «hay 250». Lo ocurrido en los últimos tiempos en este servicio, insiste, «es el resultado de guardar en un cajón el plan de inversión de 5.000 millones de euros en Cercanías» porque «Pedro Sánchez castiga Madrid y manda buena parte de ese dinero a Cataluña y el País Vasco».

El alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, enviará una carta a la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, para reclamarle «solución e inversiones» ante los «constantes» problemas en la red de Cercanías de Madrid. Ha aseverado que «falta inversión por parte del Gobierno de España», ya que «no ha invertido nada para arreglar esas averías» y «es una situación que se produce prácticamente a diario».