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El último barquillero de Madrid: «Éramos cientos. En cada esquina, en cada verbena»

Julián Cañas lleva dedicándose a este oficio desde los 12 años. Cuenta, vestido de chulapo y con su barquillera a cuestas, cómo ha cambiado esta castiza tradición, casi desaparecida

Crónica de los madriles a través de tres generaciones de gatos

El barquillero Julián Cañas, vestido de chulapo un domingo de Rastro tania sieira

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En la Ribera de Curtidores con Amazonas. Esta es la intersección que Julián Cañas, el último barquillero de Madrid, eligió para apostarse cada domingo de Rastro. Se le distingue, con su barquillera y parpusa, entre el incesante vaivén de los turistas. De vez en ... cuando, ante la mirada curiosa de los vacacionistas, hace sonar la ruleta que antiguamente determinaba la cantidad de barquillos que el comprador obtenía al azar. Se remonta, nada más comenzar la conversación, a 1890, cuando su bisabuelo –panadero– «hacía barquillos en sus ratos libres para que mi abuelo saliera a venderlos con sus hermanos».

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