Los tres fragmentos del Muro de Berlín que hay en Madrid y cuyas pintadas casi borraron por error, creyendo que eran grafitis
Instalados en 1990, un operario casi limpia sus pintadas por pensar que eran producto de una gamberrada
¿Porqué hay tres bloques del Muro de Berlín en el centro de Madrid?
Madrid
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Iniciar sesiónHace 33 años, Madrid recibió varios fragmentos del Muro de Berlín, cedidos por las autoridades alemanas tras la histórica caída de este símbolo de la Guerra Fría. Se decidió instalarlos en el parque de Berlín y a la inauguración de su instalación acudieron desde ... el alcalde madrileño, Agustín Rodríguez-Sahagún, al embajador teutón, Guido Brunner. Los enormes trozos del lienzo, con 5 metros de altura y 1,20 de ancho, pesaban cerca de dos toneladas y traían de origen varias pintadas y frases que en su día se escribieron en ellos como expresión de protesta.
Las autoridades municipales –el Ayuntamiento de Madrid se regía entonces por una coalición entre CDS y PP– querían que la instalación de estos trozos del Muro fueran un reflejo del cambio que se había producido en el mundo, y hacer a Madrid partícipe de ese nuevo rumbo.
Por eso, los instalaron en un espacio destacado del parque, dentro de una lámina de agua, sobre una base de granito pulido y acompañados de una inscripción en la que puede leerse: «En memoria del derribo del Muro de Berlín, parte de él queda aquí».
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El día de la inauguración, según recogía ABC, el alcalde Rodríguez-Sahagún señaló que «aquí, en el marco del agua, circularán entre los bloques los nuevos vientos de libertad y solidaridad que soplan en el mundo, y serán testimonio para todos los madrileños y todos los visitantes de algo que nunca debe volver a existir».
Limitación
Guido Brunner, que había sido alcalde de Berlín en 1981, calificó de «horrendo» el Muro y recordó que condicionaba totalmente la vida en la ciudad: «Limitaba nuestra manera de pensar, nuestra vida se acaba allí porque no conocíamos nada del otro lado», aseguró.
José María Álvarez del Manzano, que entonces era primer teniente de alcalde en la capital, recibió el día antes de la inauguración una llamada del responsable municipal de Limpieza Urbana, que le ponía sobre aviso de que un operario que adecentaba la zona con carácter previo al acto, al ver el estado de los fragmentos del muro, cubiertos de pintadas y graffitis, pensó que había sido fruto de la acción de los gamberros, y se aprestaba a limpiarlos con diligencia.
Afortunadamente, fue posible frenar sus ímpetus y salvar, de ese modo, la integridad de estas partes del histórico muro, todo un testimonio vivo de una época negra en Europa.
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