Siudy Garrido: «En Venezuela el flamenco forma parte del día a día de muchas niñas y jóvenes»
La prestigiosa bailarina venezolana de flamenco afincada en Miami presenta este lunes su nuevo espectáculo en The Music Station
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Iniciar sesiónLa bailarina venezolana Siudy Garrido, nominada en dos ocasiones a los Latin Grammy y colaboradora de Alejandro Sanz, celebra el 25º aniversario de la fundación de su compañía con un espectáculo original llamado ''Bailaora, Mis Pies Son Mi Voz' que recorrerá escenarios de Estados ... Unidos y Latinoamérica. y que este lunes 17 de noviembre hace escala en The Music Station (Príncipe Pío, 20h, entradas desde 33 euros) para que el público madrileño disfrutar del virtuosismo, la fuerza y la sensibilidad de una de las artistas de flamenco internacionales más aclamadas del momento en América.
–¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza si le pregunto por sus inicios en esta profesión?
Lo primero que me viene a la cabeza es la ilusión y el profundo amor al flamenco. Sería imposible sostener una trayectoria de 25 años sin esa mezcla de pasión y esperanza que me ha acompañado desde el principio. En mi caso, he tenido que luchar no solo contra los estereotipos preestablecidos dentro del flamenco, sino también, en un momento de mi vida, empezar de nuevo al emigrar a Estados Unidos: un país con otro idioma, otra cultura y una idiosincrasia completamente distinta.
Ninguno de esos retos habría podido superarlos sin un amor inquebrantable por mi profesión y, sobre todo, sin mantener intacta la ilusión. Después de 25 años, esa ilusión sigue viva, tan vibrante como la de una joven que se prepara para su primer estreno.
–¿Cómo ha evolucionado la industria del espectáculo de la danza en estos 25 años? ¿Qué sigue siendo igual y qué ha cambiado por completo?
La industria del espectáculo ha cambiado enormemente en los últimos 25 años. Antes todo estaba mucho más segmentado; hoy en día, las artes se nutren unas de otras y tenemos acceso inmediato al mundo entero. Por un lado, esto me parece muy positivo, porque vivimos un momento de gran apertura donde las nuevas generaciones están volviendo a interesarse por las artes escénicas, la música clásica, la danza y también por el flamenco.
Sin embargo, el contexto actual también plantea nuevos desafíos: hoy competimos por la atención del público con un concierto de música urbana o con una gran producción de ópera. Mantener el equilibrio artístico en un mundo tan conectado y saturado puede ser complejo y exige coherencia y autenticidad.
Aun así, me emociona ver cómo las artes se conectan, cómo el flamenco entra en diálogo con otros lenguajes escénicos y musicales. Pero también siento que es un terreno delicado: hay que cuidarlo, para que esa apertura no diluya su esencia si no todo lo contrario, la nutra y nos permita exponerlo a muchas más audiencias.
«En Estados Unidos la situación está tensa y se nota en el ambiente»
–Y el flamenco en Latinoamérica, ¿cómo ha evolucionado durante todo este tiempo? ¿Qué aporta el espíritu y el sentir latino al flamenco?
Latinoamérica mantiene una conexión muy profunda con España. Recibimos una gran migración española hace muchas décadas, y esa herencia fue abrazada con enorme calidez. Además, compartimos una naturaleza muy similar a la andaluza: somos alegres, familiares y respetuosos de las tradiciones.
En países como México o Venezuela, el flamenco forma parte del día a día de muchas niñas y jóvenes que lo practican desde pequeñas como parte de su formación artística. Eso no solo genera futuros exponentes del género, sino también una audiencia más conocedora y comprometida, con un sentido de pertenencia hacia un arte que han hecho suyo desde la infancia.
Creo que el mayor aporte latinoamericano al flamenco es precisamente ese amor profundo y genuino con el que se abraza esta disciplina. Ver festivales como Ibérica Contemporánea en México —uno de los más importantes del mundo— demuestra cómo, a veces, desde fuera de España se puede valorar, proteger y celebrar este tesoro con una devoción ejemplar
¿Cómo descubrió el flamenco?
Descubrí el flamenco gracias a mi madre, Siudy Quintero, quien dedicó su vida entera a la difusión de este arte en mi país natal, Venezuela. Ella fundó una escuela que durante más de cincuenta años formó generaciones de bailarinas y llegó a tener más de setecientas alumnas, la mayoría dedicadas al flamenco. Además, fue productora de espectáculos y dirigió una compañía que recorrió todo el país, llevando el arte flamenco a cada rincón.
Cuando yo nací, mi madre ya tenía veinticinco años de trayectoria. Fue condecorada por el Presidente de la República por su labor cultural y también recibió del Rey de España el Lazo de Dama de la Orden del Mérito Civil, por su contribución a la difusión del flamenco fuera de las fronteras de España. En mi casa siempre se respiró un profundo amor y respeto por las artes y especialmente por el flamenco. Mi madre tenía un objetivo muy claro: elevar este arte y situarlo en los mejores escenarios, al mismo nivel de respeto y admiración que el ballet, la ópera o la música clásica.
¿Cómo describiría el espectáculo que va a ofrecer en Madrid?
'Bailaora, Mis Pies Son Mi Voz' es un espectáculo profundamente personal que recorre la ruta emocional de una bailaora marcada por múltiples influencias artísticas. Habla de los miedos, de la fortaleza interior necesaria para levantarse en los momentos más duros y de cómo el arte se convierte en el medio para expresar lo más íntimo. Pero, sobre todo, es una reflexión sobre la libertad de ser auténtico y la pureza de mantenerse fiel a la propia verdad.
Como bailaora latinoamericana, llevo en mí una gran diversidad de influencias, pero al mismo tiempo soy una amante apasionada del flamenco de raíz. En Bailaora se da un diálogo muy especial entre esos mundos. La música original de los maestros Juan Parrilla y Manuel Fernández crea un universo sonoro único que ofrece un lienzo de danza muy amplio. Así, piezas emblemáticas del jazz como 'Take Five' o de salsa como 'Pedro Navaja' se entretejen con bulerías, alegrías y soleá, dando vida a una sonoridad singular, donde el flamenco se expande sin perder su esencia.
¿Quiénes han sido su inspiración en el mundo del flamenco, tanto antiguo como moderno?
Antonio Gades y Cristina Hoyos son referentes fundamentales para todos los que amamos el trabajo de compañía y el desafío de llevar el flamenco al mundo del teatro. Y, por supuesto, la gran Carmen Amaya será siempre una fuente eterna de inspiración.
En lo personal, admiro profundamente el trabajo que Antonio Canales desarrolló con su compañía: es la muestra de un artista con un poderío inmenso y la genialidad de un gran coreógrafo y director. Sara Baras es otro ejemplo inspirador, no solo por su impecable trayectoria artística, sino también por su fuerza como mujer y líder que ha sabido mantenerse en la cima durante tantos años.
También me inspiran figuras como María Pagés, con su poética visión del movimiento, y el trabajo actual de Patricia Guerrero, que me parece brillante. La verdad es que hoy el flamenco vive un momento muy rico, lleno de artistas con voces propias y poderosas que siguen impulsando este arte hacia nuevos horizontes.
¿Con qué artistas flamencos españoles tiene buena relación?
La verdad es que tengo buena relación con todos los artistas con los que he tenido la oportunidad de coincidir o colaborar; son personas a las que admiro profundamente. Creo que el intercambio artístico es esencial, porque el flamenco vive un momento en el que necesitamos alzar la voz con fuerza para mantener su presencia dentro del vasto mundo de las artes y el entretenimiento. Apoyándonos unos a otros, compartiendo y colaborando, podremos proyectar una voz más unida y poderosa para el flamenco.
¿Cuál diría que es el país más importante para el flamenco fuera de España?
Creo que México y Japón.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Alejandro Sanz y Romeo Santos?
Trabajar con Alejandro siempre es muy especial. Es un artista inmenso, con una humildad única y un profundo amor por el flamenco. He tenido la fortuna de colaborar con él en múltiples ocasiones: la primera vez fue a mis 18 años, cuando me invitó a bailar 'Corazón Partío' en uno de sus conciertos, yo era una niña y esa oportunidad me cambió la vida, luego muchos años después coreografié y participé en su video 'Deja que te Bese' con Marc Anthony y me invitaron a participar también en su homenaje del Person of The Year de Latin Grammys donde le dedicamos una pieza de José Antonio Rodríguez que interpreté junto a él 'Carpeta'. La colaboración más reciente fue hace tres años en Miami, donde me invitó a su concierto a interpretar 'Deja que te Bese'. Compartir escenario con él siempre es una experiencia extraordinaria.
Con Romeo Santos también fue una vivencia maravillosa. Filmamos el videoclip de 'Mi Santa' aquí en Madrid junto a Tomatito, y posteriormente me invitó a participar en unos premios y en su gira como artista invitada. Fue un reto y un honor poder presentar un número flamenco ante un público acostumbrado a la bachata. Recuerdo especialmente las tres funciones en el Madison Square Garden: en un momento del show, Romeo me cedió el escenario para hacer un solo de pies, acompañada solo por un cantaor y una percusión. Ver la reacción del público, entregado y emocionado, fue inolvidable.
En Estados Unidos, ¿ha notado cambios en el sector latino del espectáculo desde que Trump ha lanzado su ofensiva contra los inmigrantes?
Sí se siente un cambio importante, mi compañía está radicada en Miami como una organización sin fines de lucro desde el año 2016. Recibíamos subvenciones para nuestras propuestas artísticas y giras, pero con la nueva administración hemos perdido varias, lo que afecta directamente a los artistas. Afortunadamente, hemos podido seguir adelante gracias a la venta de entradas y al apoyo de nuestra comunidad de seguidores.
La situación es tensa y se siente en el ambiente. A principios de año, en Houston, esa tensión fue muy palpable, recordándonos la importancia de seguir trabajando con valentía y orgullo. Luego, nuestra presentación en el Lincoln Center de Nueva York, durante el Mes de la Herencia Hispana, fue especialmente significativa: la sala se llenó por completo y fue muy poderoso presentar un espectáculo iberoamericano de este nivel en tiempos en los que la comunidad hispana está siendo minimizada. En momentos como estos, creo profundamente que el arte debe jugar un papel esencial: unir, inspirar y abrir conciencia.
¿Sabe cómo está la vida cultural en Venezuela actualmente, y si el flamenco tiene allí algo de repercusión?
La vida cultural en Venezuela está experimentando un resurgir. El pueblo venezolano es muy creativo, talentoso y tiene muchas ganas de hacer las cosas bien. En mis dos últimas visitas, encontré a muchos productores jóvenes trabajando en musicales de gran envergadura, con puestas en escena de muy alta calidad.
Sin embargo, es una realidad que el país sigue golpeado y que el intercambio artístico con compañías extranjeras es limitado. En cuanto al flamenco, noto que la afición en la capital, Caracas, ha disminuido, mientras que en el interior del país se ha elevado el nivel de quienes lo practican y disfrutan.
Creo que lo más importante sería que las grandes compañías de España pudieran presentarse en Venezuela, porque ese intercambio es clave para elevar la calidad artística y mantener al público informado sobre lo que está ocurriendo actualmente en el flamenco. Ojalá eso sea posible muy pronto.
¿Cómo está viviendo la situación de tensión entre Venezuela y EEUU, con los buques de guerra cerca de las costas venezolanas?
Es un tema muy delicado que genera mucha tensión entre los venezolanos, tanto dentro como fuera del país. Todos deseamos que haya una transición pacífica en la que el pueblo venezolano no se vea afectado. Sin embargo, la situación ha llegado a un punto tan crítico que es difícil prever lo que ocurrirá.
En lo personal, trato de enfocarme en mi trabajo y dar lo mejor de mí desde el lugar que me corresponde. Lamentablemente, como muchos venezolanos fuera del país, hay cosas que están fuera de nuestro alcance, y lo único que podemos hacer es mantener la esperanza y seguir aportando desde nuestro arte.
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¿Hay algún proyecto con el que siempre ha soñado, que hasta ahora no ha podido desarrollar pero intentará sacar adelante algún día?
Si, soy una apasionada del cine y llevo 20 años casada con un gran director, Pablo Croce. Me fascina el mundo de la danza para cine y siempre he soñado con tener el tiempo para desarrollar películas de flamenco, un arte que nos debe mucho a obras maestras de Antonio Gades y Carlos Saura, quienes cruzaron fronteras y enamoraron a tantas personas del flamenco. Con Pablo hemos desarrollado tres películas documentales, y la más reciente, 'La Casa del Alma', se proyectará el próximo 21 de noviembre en el Festival de Cine de Huelva. Para mí, explorar la danza a través del cine es una forma de ampliar el lenguaje del flamenco y llevarlo a nuevas audiencias en todo el mundo.
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