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El salón de belleza de los horrores

Una queja por ruido destapa un local con cremas cancerígenas, pegamento de pestañas que queman párpados, y cuchillas reutilizadas y tinta de tatuaje caducada en botes de chicles

La camilla donde se realizan los tratamiento. A la derecha, el carro lleno de herramientas ABC
Carlos Hidalgo

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Vivir sobre la peluquería Pelo Indio se había convertido para el sufridor vecino del primero en algo así como una tortura de clases de baile latino obligatorias y diarias. A todas horas. Este local cuenta con cuatro puestos para peinar y cortar y dos de ... secado. Y precisamente esos cada vez que hacían uso de ellos de estos últimos, atronaban en este establecimiento de Marcelo Usera, 66. Casi como un silogismo, la propietaria, una venezolana, subía el volumen de su equipo de música, un Pioneer sin control de decibelios que escupía los ritmos más machacones por los altavoces encastrados en el techo. Resultado: al vecino de arriba le temblaba hasta el suelo. Puso la pertinente denuncia en la Oficina de Atención al Ciudadano (OAC) en la Comisaría Integral del Distrito de Usera, y la Policía Municipal comisionó allí a sus agentes. La gran sorpresa, sin embargo, estaba por llegar.

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