El salón de belleza de los horrores
Una queja por ruido destapa un local con cremas cancerígenas, pegamento de pestañas que queman párpados, y cuchillas reutilizadas y tinta de tatuaje caducada en botes de chicles
Madrid
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Iniciar sesiónVivir sobre la peluquería Pelo Indio se había convertido para el sufridor vecino del primero en algo así como una tortura de clases de baile latino obligatorias y diarias. A todas horas. Este local cuenta con cuatro puestos para peinar y cortar y dos de ... secado. Y precisamente esos cada vez que hacían uso de ellos de estos últimos, atronaban en este establecimiento de Marcelo Usera, 66. Casi como un silogismo, la propietaria, una venezolana, subía el volumen de su equipo de música, un Pioneer sin control de decibelios que escupía los ritmos más machacones por los altavoces encastrados en el techo. Resultado: al vecino de arriba le temblaba hasta el suelo. Puso la pertinente denuncia en la Oficina de Atención al Ciudadano (OAC) en la Comisaría Integral del Distrito de Usera, y la Policía Municipal comisionó allí a sus agentes. La gran sorpresa, sin embargo, estaba por llegar.
A mediodía del 28 de febrero, los funcionarios se personaron en Pelo Indio. Por lo pronto, esta suerte de salón de belleza funcionaba con un antigua licencia de zapatería y tienda textil, además, a nombre de una mujer china que ya no tenía nada que ver con el anterior negocio.
La sala principal es una peluquería, aparentemente, donde se exponen y venden, además, productos cosméticos. Pero aquello, en realidad, es un prontuario de irregularidades que pueden acarrear, tras las denuncias interpuestas por la Policía Municipal durante esta intervención, a sanciones de más de 200.000 euros en total. Así lo comentan fuentes del caso, que aún no salen de su asombro de los horrores que encontraron en la trastienda.
Descubren en Usera un 'sexshop' ilegal en un bazar chino con vaginas de látex, masturbadores y condones sin control sanitario
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La primera irregularidad de puertas para adentro de ese habitáculo es que, por lo pronto, no tenía puerta. Y eso es algo que exige la legislación competente. Allí, medio a escondidas, una segunda mujer venezolana. Se dedica, ella misma lo reconoció, a hacer manicura, pedicura, 'microblading' y micropigmentación (técnicas de maquillaje para, por ejemplo, dibujar unas cejas permanentes, parecidas al del tatuaje)... El problema reside en que ni la especialista era especialista, ni tiene títulos ni formación alguna, ni tampoco, como estipula el Real Decreto/2005sobre tatuajes, tenía las vacunas contra la hepatitis ni del tétanos.
Pero lo más llamativo era las condiciones en que se encontraban el material de trabajo, casi quirúrgico, que ni estaba esterilizado y que se reutilizaba, en vez de ser desechable. Una ruleta rusa de contagios.
En el cubil tenían una camilla y un dispensario. Las pistolas de micropigmentación se usaban con tintas no homologadas en Europa, traídas de fuera del continente. Además, utilizaban cremas anestésicas prohibidas por la Agencia Española del Medicamento, pues contienen lidocaína, peinefrina, de origen colombiano. Y algunas de estas sustancia, en su versión inyectable, estaban caducadas, así como sus cuchillas metidas en un bote de chicles Orbit (mentolados, para más señas), sin ningún celo higiénico-sanitario. Cuando le preguntaron por el material y algunos de esos productos, la empleada se limitó a decir: «Los compro por Aliexpress y otras páginas de internet, sin facturas ni albaranes. Utilizo como pegamento de pestañas un producto chino comprado en Nicolás Usera». Se trata del mismo tipo que provocó que a sus clientas se le quemaran los párpados al colocarse esos adornos y que fue denunciado y sancionado hace un tiempo.
1.467 productos incautados
El establecimiento no se encontraba censado en la Consejería de Sanidad y Consumo (Registro de Establecimientos de Tatuajes y Micropigmentación). «Vulneraba todos los apartados relacionados con información y consentimiento de los usuarios», precisan fuentes policiales, que detallan la altísima cantidad de productos de los que se han incautado en Pelo Indio: 1.467 cosméticos que «incumplían la normativa de etiquetado, careciendo de distribuidor responsable en España o en la UE».
Sesenta y tres de ellos contenían un ingrediente prohibido en cosméticos desde el 1 de marzo de 2022 por la UE. Es más, se señala que pueden ser cremas CMR (cancerígenas, mutagénicas o tóxicas). Se trata ya de palabras mayores. También las tenía anestésicas del tipo TKTX. El local ha sido propuesto para distintas sanciones y se ha solicitado el cese de actividad de este negocio que, efectivamente, pone los pelos de punta.
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