Del ronaldinho al motochorro: así atracan las violentas bandas del Rolex en Madrid

La Jefatura Superior de Policía puso en marcha un grupo de investigación especial, llamado Cronos, con la misión de investigar los casos que se dan en Madrid de este tipo de atracos. Las detenciones en estos meses han sido muchas y revelan el nivel de profesionalización de estos grupos criminales. La técnica del motochorro viene directamente de Venezuela y Colombia. Precisa, al menos, de tres personas. Una se encarga de vigilar en el entorno de las tiendas de lujo y restaurantes caros de distritos como Salamanca, Chamberí y Chamartín, que son los de mayor poder adquisitivo. Este ojeador va buscando a potenciales víctimas, a las que eligen por el tipo de reloj que lleven. Las marcas Roles y Patek Philippe son sus predilectas. Estos vigilantes llegan a entrar en los locales donde estén los dueños de estos complementos, que pueden costar desde decenas a cientos de miles de euros.

Una vez los seleccionan y estos salen a la calle, llaman por el móvil o hacen señas a los dos atracadores armados, que están apostados muy cerca. Entonces, los asaltantes, ocultos con casos y encima de una potente moto, se acercan a sus objetivos y les apuntan con el arma de fuego, generalmente el que va de paquete en el vehículo. Todo ocurre en muy pocos segundos; puede darse el caso, que ocurre más veces de lo que parece, en que la víctima opone resistencia, y es cuando estos delincuentes no dudan en golpearles con la culata del arma en la cabeza o llegan hasta a disparar.

Es lo que ocurrió el 30 de abril de 2023 sobre las dos y media de la tarde a Omar Obaid Al Shamsi, cuando caminaba con su esposa y su hija, menor, por la calle de Don Ramón de la Cruz (Salamanca). Se paró una moto con dos individuos y les encañonó. La mujer llevaba joyas y un reloj Rolex de 25.000 euros, que fue finalmente lo que se llevaron. Antes, el diplomático intentó evitar el atraco y salvaguardar la integridad de su familia, pero los malhechores no dudaron golpearle con la pistola y salir pitando en la moto.

Aunque esta técnica del motochorro viene de Suramérica, las bandas de napolitanos tampoco se quedan atrás cuando acuden a Madrid a hacer su temporada de robos. Un italiano de 34 años fue cazado después de entrar en La bien aparecida, un restaurante de la misma cadena que La Maruca y Cañadío, con cocina del chef Paco Quirós, en Jorge Juan, 8. Allí almorzaba una acaudalada mexicana de 58 años con su marido y un grupo de amigos cuando el sospechoso entró para 'marcar' a una posible víctima.

Preguntó a los camareros si contaban con una zona VIP y comenzó a grabar con el teléfono móvil hacia el interior. Se marchó, pero los empleados sospecharon de él y vieron cómo le daba más tarde un tirón en la calle a la mexicana, mientras que un consorte criminal se encaraba a la pareja de ella. La rápida llamada de esos testigos al 091 logró que la Policía Nacional engrilletara al napolitano en el cruce de la calle de Lagasca con la de Alcalá. Había robado un Rolex valorado en 35.000 euros, que fue recuperado.

En este tipo de asaltos, la procedencia de los criminales sí que condiciona el 'modus operandi', vista la casusística, que no es poca. Los marroquíes que conforman estas bandas también utilizan la violencia, aunque les va más el cuerpo a cuerpo. El mataleón (agarrar a sus víctimas por el cuello con el brazo y desde detrás, para que pierdan el sentido por asfixia) es una de las técnicas más utilizadas. Un ejemplo lo protagonizaron dos magrebíes de Parla que acudían al centro de Madrid para hacerse de oro con estos relojes.

El otro método es el del 'ronaldihno', que viene a consistir en ponerse delante y detrás del objetivo, al menos dos personas, y hacerle con las piernas un movimiento parecido al de un regate de fútbol. Es una manera de desestabilizar a la víctima y despistarla, cuando no la tiran al suelo, para quitarle el ansiado objeto. Esto se ve a la salida de algunas discotecas de ambiente más lujoso del barrio de Salamanca a jóvenes que van bebidos.

Finalmente, los rumanos tiran del robo 'amoroso' (abrazan o besan inopinadamente a sus víctimas) para quitarles lo que de valor lleven encima.