El renacer de una vieja cantera en La Pedriza
La Comunidad invierte 210.000 euros en un plan de restauración ambiental para el yacimiento de El Jaralón
Nico Agudo
Madrid
Las medidas de reparación ambiental aplicadas por la Comunidad de Madrid no paran este verano. La cantera de El Jaralón, situada en La Pedriza (Manzanares El Real), está siendo objeto de una restauración por valor de 210.000 euros, a través de la ... cual se pretende recuperar varios perfiles originales de la montaña, así como regenerar la cubierta vegetal de la misma y retirar diversos tipos de residuos que afectan gravemente al paisaje. Estos trabajos están englobados dentro del Plan de Actuaciones del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama (PNSG).
Las labores consisten principalmente en la demolición de casetas y muros, la retirada de escombros y la realización de movimientos de tierra para que el suelo vuelva a ser un terreno apto para la vegetación. Así, se ha adecuado una construcción donde habitaba una colonia de murciélagos y se ha procedido a la plantación de hasta 3.000 árboles y arbustos de varias especies. Concretamente trece especies de árboles, entre las que podemos encontrar ocho específicas de ribera: encinas, abedules, álamos o temblones, por ejemplo. Además, otras 24 de arbustos y matorrales, como lavandas, madreselvas o gayubas.
De los 210.000 euros destinados inicialmente, 119.000 se han invertido en el movimiento de tierras, 32.000 en el cercamiento y 21.000 en la primera fase de plantaciones. La cantidad restante se ha destinado a un nuevo proceso de revegetación.
Paloma Martín, consejera de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura, visitó ayer la zona restaurada. «Gracias a estas labores, hemos mejorado una zona enmarcada en un entorno protegido que recibe 2,5 millones de visitas y en el que la Comunidad invierte hasta 6.000.000 de euros anualmente», comentó en El Jaralón.
La cantera
El yacimiento de El Jaralón se abrió inicialmente para obtener un tipo de roca ígnea para la construcción. Sin embargo, fue abandonado alrededor de 1980, dado su alto estado de peligrosidad y deterioro en varias de sus zonas. Tras el final de la actividad, se sucedieron varios impactos paisajísticos o ambientales que empobrecían gravemente la experiencia de la visita y la calidad visual.
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Por ello, en el diseño de las intervenciones se han tenido en cuenta los condicionantes biológicos, hidrogeológicos y paisajísticos para garantizar que no se provoque ningún impacto negativo durante el transcurso de las mismas. Así se garantiza el renacimiento de un espacio geológico (y de sus especies y entornos autóctonos) tan importante como este y perteneciente a la sierra de Guadarrama, uno de los enclaves naturales más emblemáticos de la capital.
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