Rafael Amargo se presenta como víctima en su juicio por drogas: «Se están ocultando otras cosas. En mi casa no había nada»

La vista oral quedó suspendida al rechazar Eduardo de los Santos, el segundo acusado y mano derecha de Amargo, seguir con su abogado de oficio. Arguyó «pérdida de confianza» ante el plenario y la Sección 30ª de la Audiencia Provincial de Madrid, tras deliberar apenas diez minutos y con el apoyo del Ministerio Público, aprobó la suspensión y dio 24 horas a De los Santos para presentar a un nuevo letrado, que será el tercero con el que cuente desde que fue arrestado el 1 de diciembre de 2020.

A la salida de los juzgados, Amargo fue abordado por los periodistas y, durante cuatro minutos, hizo una defensa a ultranza de su inocencia, no sin cargar contra los investigadores y los medios de comunicación. Negó que en su casa de Malasaña (donde ya no vive y donde se le volvió a abrir una segunda pieza policial hace unos meses, adelantada por ABC, tras comprobarse que seguía vendiendo drogas, presuntamente, a toxicómanos que previamente contactaban con él) se traficara: «Se están ocultando otras cosas. Qué culpa tengo yo, que lo estoy haciendo todo correcto. Hay cizaña sin sentido. Esto le está costando la vida a mi padre, que está agonizando en un hospital. Pido humanidad porque no se puede estirar más y pido por favor a la fiscal que sea profesional».

Previamente, en la sala, su productor se quejó de «llevar casi tres años de maltrato y coacciones», en referencia a unas grabaciones («hechas por un camello gitano, de 21 años y huérfano», sin quedar claro por qué lo calificó de esa manera) que habrían preparado desde el Ministerio del Interior contra él, como si de una trampa se tratara, en las que se autoincriminaba.

Amargo apoyó esta suerte de teoría de la conspiración, ya fuera de la sala: «No voy a ir a prisión porque aquí no hay nada. Me hubiera gustado que se celebrara ya el juicio, porque llevo dos años y medio que no puedo trabajar porque no me han dejado el pasaporte; y ahora estoy esperando más tiempo y estoy cumpliendo con lo que se me pide. Estoy aquí dando la cara y lo único que están haciendo dilatándolo es hacer más daño. El proceso está viciado desde el principio. Cada uno sabe lo que tiene que hacer. Quien me conoce sabe que esto que estoy viviendo no me lo merezco. Todo el mundo está rellenando programas de televisión con esta caso. A mí me están haciendo pasar hambre porque me han arruinado, he tenido que vender un piso, no hay derecho. Yo también tengo hijos, tengo familia y mi padre está agonizando en un hospital por todo este tema, porque le están amenazando con cosas que también hay que ver«. El juicio está a la espera de nueva fecha.