El PSOE de Madrid acepta el control total del sanchismo en su congreso regional

El que se desvíe de la línea política marcada por Pedro Sánchez y el aparato de Ferraz sabe que quedará apartado del proyecto. Le pasó a Juan Lobato, forzado a dimitir como secretario general de los socialistas madrileños el pasado 28 de noviembre, y les puede pasar a todos los que le acompañaron en su proyecto desde que ganó las primarias en 2021, si no muestran su adhesión inquebrantable al nuevo secretario general. Óscar López lidera ahora el partido en la región no por primarias ni votación de nadie, sino por proclamación tras llegar avalado por Sánchez y quedar como único candidato, y lo primero que pidió a los diputados socialistas de la Asamblea fue ejercer una «izquierda valiente», más dureza contra Ayuso y más aplausos para Sánchez.

El PSOE de Madrid celebrará su congreso regional los próximos 1 y 2 de febrero. Será el momento en que el sanchismo tome el control total del partido, tras el primer aterrizaje de López, después de varios años en los que Lobato trató de marcar un perfil propio y diferenciado dentro de la línea oficial de Ferraz y La Moncloa, para tratar de conseguir lo que no habían logrado los socialistas en treinta años: ganar a la derecha y volver a gobernar en la Comunidad de Madrid. En el congreso se decidirá el equipo que acompañará a López en la nueva etapa, en la que toca cierre de filas con el sanchismo sin una sola fisura.

En el congreso regional las miradas estarán puestas en López, pero también en Lobato, quien mantiene su acta en la Asamblea de Madrid y en el Senado. El exsecretario general de los socialistas madrileños no tiene ninguna intención de plantar cara a su sucesor en el congreso. «No es el momento», subrayan fuentes del entorno del exportavoz en el Parlamento madrileño. Lobato cree que su partido está en una dinámica impuesta desde Ferraz y La Moncloa, en la que no cabe el debate interno ni perfiles diferenciados frente a la línea oficial. Y ahí no cabe él. «Juan Lobato es incompatible con Pedro Sánchez», sentencian fuentes socialistas.

En esa dinámica actual del partido, los lobatistas entienden que toca adaptarse, a la espera de que llegue una nueva etapa en el futuro. Por eso, Lobato tiene previsto dar su apoyo como militante al nuevo secretario general en Madrid y ponerse a su disposición. Y lo mismo harán los antiguos miembros de su equipo en la Asamblea y en el partido, incluidos los alcaldes que fueron 'lobatistas' y que siguen creyendo que es posible otra forma de hacer política. «Críticas, no habrá ni una. Está todo muy cerrado y se van a controlar los espacios para el debate».

Miembros de la antigua ejecutiva de Lobato están participando en la elaboración de las ponencias sectoriales del congreso regional, como muestra de colaboración y unidad interna. En ese terreno, en el de las políticas sectoriales relacionadas con la sanidad, la educación o la economía, los ex dirigentes del PSOE de Madrid han ofrecido su total apoyo.

Lobato ocupará, previsiblemente, un discreto segundo plano, como un militante más, aunque haya sido secretario general hasta noviembre. Su intención es mantener su acta de diputado en la Asamblea, donde se ha quedado sin funciones. En realidad es el medio para seguir siendo senador, que es lo que realmente le interesa ahora mismo. En la Comunidad de Madrid, para ser senador por designación autonómica, como es su caso, hay que ser diputado. El exportavoz socialista se ve confirmado en ese puesto en la Cámara Alta, ya que su partido le ha encomendado recientemente los temas relacionados con los fondos europeos y la financiación autonómica. Y su intención es seguir ahí, en el antiguo convento de la Plaza de la Marina Española, y acudir a los plenos de la Asamblea de Madrid los jueves para votar.

Mantener el acta de senador le da una proyección nacional que Lobato valora y que le sería muy útil en un futuro si cambia el viento de la política nacional y de su partido. Aunque ahora apoye a López porque esa es la «dinámica» del PSOE, como dicen fuentes socialistas, el exsecretario general en Madrid no renuncia a su proyecto. Según explica él mismo, no se basa en diferencias ideológicas ni en ser más o menos de izquierdas, algo para lo que no admite dudas, sino en una forma diferente de entender la política.

«Son las dos almas de siempre del PSOE, las que han existido a lo largo de la historia. En unas etapas ha dominado una, más jerarquizada, con menos participación y posibilidad interna, y en otras ha sido diferente, más horizontal», explican en su entorno. Lobato es más partidario del acercamiento entre los dos grandes bloques políticos, del diálogo, el entendimiento y el acuerdo, algo que buscó con Ayuso, con poco éxito la mayoría de las veces. Su proyecto no está muerto, subrayan los lobatistas, sino que ha quedado 'latente' a la espera de cambios en el futuro. «Ahora mismo no es eficaz. En este momento no hay cultura de debate, hay una línea de partido muy marcada y se decide desde arriba quién la ejecuta. Todo cuelga desde el secretario general y no caben otros liderazgos con personalidad propia». En esta etapa, insisten, «no caben los discursos críticos. »Pero habrá otras etapas«, auguran.

Mientras, en el Grupo parlamentario Socialista de la Asamblea de Madrid, los equilibrios de poder han cambiado de forma sustancial desde que dimitió Lobato y llegó López como nuevo jefe de filas. «Los que apoyaban a Juan se encuentran ahora en segundo plano y poco a poco van moviendo sus fichas buscando el apoyo del nuevo líder», comentan fuentes parlamentarias. «Los que se situaban en contra de Lobato están reforzados bajo el liderazgo de Oscar López».

Ahora bien, la nueva ejecutiva que salga del congreso regional «no va a dar para todos», advierten en el PSOE. Y a partir de ahí, será irremediable que el cónclave de febrero deje «damnificados», entre las personas que hoy por hoy están con Óscar López, pero cuando se vean apartadas «estarán contra él». El congreso será así de unidad, pero la etapa que se abra después no será muy diferente a la historia de siempre del Partido Socialista de Madrid, antigua Federación Socialista Madrileña. En el PSOE hay quien sostiene también que «el previsible enfrentamiento entre Reyes (Maroto) y Emma (López) por la secretaría general de Madrid» recrudecerá ese escenario.