El PSOE busca desacreditar y dar carpetazo a la Comisión Begoña y el PP se guarda una carta

Todo estaba perfectamente preparado en las filas socialistas, donde llevaban semanas en hilo directo con Ferraz para coordinar la estrategia ante la comparecencia, a petición del PP, de la esposa del presidente del Gobierno en el Parlamento regional madrileño. La presidenta de la comisión, Susana Pérez, ni siquiera se molestó en contestar a la portavoz socialista y la sesión continuó, entre llamadas al orden e interrupciones constantes de la izquierda en un ambiente tenso y muy alejado del talante institucional y respetuoso que suele defender el jefe de los socialistas madrileños, Juan Lobato.

El PSOE había guardado en secreto y con máximo celo su estrategia política en la comparecencia de Begoña Gómez. Lobato dio a entender que su partido «no participaría» en lo que consideraba un linchamiento a Sánchez y a su esposa. Pero lo que se vio en la sala Caserón de San Bernardo fue un Partido Socialista que trató de desacreditar desde el primer minuto a la comisión parlamentaria, con protestas e interrupciones continuas, que motivaron numerosas llamadas al orden y a la cuestión de la presidenta, y que se redondeó con su petición de que se cerrara la comisión de forma inmediata.

Esa forma de actuar es totalmente ajena a lo que se ha visto en Lobato y su equipo durante toda la legislatura. La primera protesta de Jesús Celada, mano derecha de Lobato, al inicio de la sesión para que se expulsara a los medios de comunicación que hacían su trabajo sorprendió a propios y extraños.

El PSOE quiso hacer ruido y muchos aspavientos para tratar de borrar cualquier atisbo de seriedad, credibilidad y rigor que pudiera atribuirse a una comisión de investigación a la que siempre se ha opuesto en la Asamblea. Como pudo comprobarse, se volcaron en hacer ver que la comisión no era más que un «circo» y un «show» de las fuerzas de la derecha contra Sánchez y su esposa, y su misión fue arropar y proteger a Gómez desde que entró por el garaje en un coche oficial de La Moncloa.

Unas horas después, Lobato volvió a pedir su cierre al haber 'pinchado' las «comparecencias estrella» del PP. El rector de la Complutense, Joaquín Goyache, defendió la legalidad de la cátedra extraordinaria de Gómez, si bien reconoció que el perfil de la esposa del presidente era peculiar y excepcional y él ni siquiera sabía que no era licenciada. Una contradicción que no fue relevante para el PSOE, que cree que el rector y la interventora «desmontaron en la cara» del PP sus sospechas contra Gómez.

«Para esto, mejor que disuelvan esta comisión y que pongan en marcha una sobre financiación y buen funcionamiento de la Universidad Pública, que eso sí que le hace falta a la gente y sí que sería útil», defendió Lobato.

Fuentes socialistas señalaron que el PSOE no va a pedir de manera formal el cierre anticipado de la comisión, aunque siga criticando su objetivo y considere que es un «circo» y un ataque «fallido» del PP. «El circo lo están montando los socialistas», replicó la portavoz del PP, Mercedes Zarzalejo, en ABC.

Este miércoles, día 20 se celebrará la segunda sesión. El PP, por su mayoría, podría haber convocado a los tres comparecientes que corresponden, pero renunció a dos y pasó el turno a Más Madrid, el segundo partido de la Cámara. Así, el PP citó solo al decano de Ciencias de la Información de la Complutense, mientras que Más Madrid llamó a los rectores de la Carlos III y la Autónoma, dentro de su objetivo de poner el foco en la situación de las universidades madrileñas.

Lobato interpretó esa renuncia del PP a quedarse con los tres comparecientes a que la comisión se ha desinflado y «aquí no hay nada irregular». «El PP ha visto claramente que esto, en vez de ayudarles en su estrategia política de enfrentar, de meter barro, lo que va es contra sus propios intereses. Y por eso creo que la estrategia ha cambiado radicalmente», comentó. «Se le ha desmoronado en 24 horas».

La realidad, sin embargo, es bastante diferente. Según el plan de trabajo, cada una de las seis sesiones de trabajo previstas está reservada para un grupo determinado de comparecientes, y todos son técnicos, salvo en la primera y en la última sesión. El reparto del total de 18 comparecientes dejaba 10 al PP, cuatro a Más Madrid, tres al PSOE y uno a Vox. Si el PP copa todos los comparecientes en las primeras sesiones, no tendría posibilidad de llamar a nadie en la última, prevista en febrero y abierta a citaciones de perfil político.

El PP se guarda su carta para esa última sesión, para no dejar bazas a la izquierda. Y no descarta en absoluto llamar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como confirmó la portavoz de los populares a ABC. Sánchez no tiene obligación de acudir, pero tampoco de faltar, y su 'no' sería utilizado por el PP de Ayuso. Sería el remate final de una comisión de investigación que deberá tener su dictamen final listo en el mes de marzo.