La propietaria de una casa okupada en Leganés, abatida ante su situación: «Mi marido ha pensado en suicidarse»

Es el caso de Jesús Jordán y Lyda Trujillo. Este matrimonio de Leganés, que lleva años luchando contra una inquiokupa en su inmueble en esta localidad madrileña. Esta misma semana, tal y como informó este periódico, el juez ha vuelto a suspender el desahucio de mujer que okupa su casa.

La pareja ha detallado la desesperación que sufren: «Mi marido ha pensado en suicidarse», ha sostenido este miércoles en televisión. Una situación por la que Jesús iniciará una huelga de hambre el próximo 5 de octubre.

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El conflicto con Mónica, su 'inquiokupa', se remonta a tiempo atrás hasta el punto de que ellos han llevado el caso a los tribunales. Hasta en cuatro ocasiones se ha cancelado el orden de desahucio solicitado, y todo argumentando a la vulnerabilidad que, de boca, argumenta que tiene la inquilina, que vive con dos hijos menores de edad.

«Tenemos dos sentencias a nuestro favor del juzgado de Leganés y de la Audiencia Provincial. El cuarto desahucio era el pasado 17 de julio, pero se suspendió porque iban a estudiar la vulnerabilidad de la okupa y fue cuando facilitaron una nómina de 1.500 euros por su trabajo de bibliotecaria en el Ayuntamiento», lamenta Lyda.

Lyda estima que la 'inquiokupa' les debe más de 16.500 euros y teme que la cantidad irá a más porque el conflicto parece más que estancado. Les cuesta entender, además, que sin documentación que lo acredite Servicios Sociales proteja de tal manera a la 'inquiokupa' y más, cuando tiene el sueldo mensual de unos 1.500 euros y otros ingresos extra como escritora «No ha cumplido nunca los requisitos de vulnerabilidad», aseguran los afectados.

«Estamos completamente desesperados económicamente y psicológicamente. Lo llevamos fatal, día y noche pensando en esta injusticia», detalla ella. La resolución vigente indica que el caso no se va a retomar hasta el próximo 31 de diciembre. «Estamos peor que nunca. Por eso mi marido está desesperado y le ha llevado a iniciar una huelga de hambre», explica ella. Así, el plan es que él estará en la entrada del portal de casa y ella le acompañará de día y noche, pero sin seguir la huelga de hambre.

«Es muy grande la rabia y la desesperación cuando te enfrentas a una injusticia tan grande y ves que la ley no te está protegiendo», se queja Lyda, que añade que «encima estás asumiendo unas responsabilidades que no te corresponden», porque tendría que ser de las administraciones.